En Oberá, con maderitas cambió su rumbo laboral y comercial

Domingo 28 de abril de 2013
Pablo. | Creativa más profesionalidad.
Cuántas veces los niños dejan de lado sofisticados juguetes y pasan horas inventando mundos con unas simples maderitas. Se transforman en constructores, astronautas, policías o bandidos. Es que poco importa el medio cuando la imaginación remonta vuelo con las alas de la inocencia.
Pero fabricar juguetes es un trabajo muy serio, al menos para quienes lo hacen con vocación y sano criterio.
Pablo Gargano, de 40 años, es diseñador gráfico y durante varios años fue madurando la idea de crear juguetes de madera, hasta que en el 2011 se animó a la aventura.
Arrancó con recursos propios, sin ningún tipo de subsidio. Su padre era médico y aficionado a la carpintería, pero falleció y entonces Pablo heredó algunas máquinas que luego le sirvieron de base para iniciar su taller artesanal. Fabrica autitos, tractores y juegos de bloques.
En diálogo con El Territorio reconoció que empezó “como para ver qué pasaba”, se fue perfeccionando, abriendo nuevos horizontes y aumentando la producción, al punto que hoy le dedica más tiempo a la fabricación de juguetes que a su profesión de diseñador gráfico.
“Todo lo que estamos produciendo ahora ya está vendido. Todavía conviven un poco el diseño gráfico y la carpintería, pero me parece que los juguetes de madera son mi futuro”.
“Por ahora sigo con algo de diseño porque me gusta y para cumplir con un par de clientes, pero no estoy tomando más trabajo”, remarcó.
Pablo reconoció que no fue sencillo decidir un cambio en su rumbo laboral, pero desde el comienzo contó con el imprescindible respaldo familiar.

Crecer jugando
“Maderitas” es un emprendimiento artesanal y comercial que en poco más de un año mostró un importante crecimiento, con internet y algunas ferias como principales canales de promoción.

“Pensé en algo fácil...”
“Pensé en hacer algo fácil y pensé en juguetes, pero descubrí que no es tan fácil fabricar juguetes”, señaló.
Por ello, asumió la tarea con responsabilidad, se capacitó y leyó sobre psicología infantil. Asistió a un curso de carpintería y se inscribió en la carrera de Diseño Industrial en la Facultad de Artes.
“Son cosas que me ayudaron un montón para trabajar de manera un poco más industrializada. Al principio trabajaba con retazos pero después comencé a comprar madera para mejorar la calidad”, explicó.
Sus productos fueron certificados por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti). Trabaja con pinturas sin plomo ni solventes y con madera tratata sin pentacloro, según los parámetros de control de calidad.
Integra la Red de Emprendedores de Misiones (Redem) y tiene como clientes al Estado nacional y provincial. “El año pasado estuvimos en la Fiesta Nacional del Inmigrante y tuvimos mucho contacto con gente y organismos. Como también la feria municipal de fin de año”, enumeró.
Realiza donaciones a escuelas y luego hace un seguimiento para evaluar cuestiones como la pintura, durabilidad y aceptación. Sus juguetes están diseñados para chicos de entre los 6 y 7 años, y ponderó el éxito de los modelos que permiten trabajar en grupo e interactuar, como los bloques para armar.

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