Ser emprendedor para expresar todo el potencial laboral

Domingo 28 de abril de 2013
Superarse. | El emprendedor se destaca por animarse a aprender, dice Terlizzi. | Foto: Gentileza
Miguel Terlizzi es director general de la consultora Hucap y especialista en temas de desarrollo profesional, management y gestión estratégica del capital humano en las empresas. Reciente autor del libro Método Rese, donde explica un modelo de gestión para obtener resultados extraordinarios y unir el capital humano con la estrategia de desarrollo del negocio, accedió a dialogar con El Territorio sobre el fenómeno de los emprendedores en el país. En la oportunidad destacó que los emprendedores no sólo se valoran por su éxito personal, sino que también en muchos casos aportan grandes cualidades a las empresas que se permiten tenerlos e incentivarlos. Recordó por otra parte como muchos argentinos a partir del 2001 rompieron con la pertenencia incondicional a las grandes empresas y comenzaron a dedicar más tiempo a desarrollar todas sus potencialidades, que llegado el momento pueden exhibirse a través del propio negocio. Un salto al que en forma creciente desde el 2001 destaca a la Argentina como tierra fértil de emprendimientos.

¿Cómo observa el avance de los casos de emprededores en el país?
En los contextos de crisis en los cuáles estamos acostumbrados a vivir en la Argentina, son valorados los casos de los emprendedores argentinos que, a pesar de las limitaciones en cuanto a capital de inversión, desarrollo empresario, son capaces de lograr verdaderas proezas. Creo que esto que no es nuevo,  y que se haya dado merece un nivel de reconocimiento de muchos directivos de empresas o personas comunes respecto a la cantidad de emprendedores que se están destacando. Otros países con muchos menos crisis o mucha más población, por supuesto tienen sus emprendedores,  pero el caso argentino es un ejemplo de orgullo porque tenemos una materia prima talentosa.
Esto si se remonta a historias de éxito abundan,  como abundan en todos los países, yo creo que están instalados para seguir profesionalizandose. En la Argentina muchos proyectos de emprendedores ahora ya cuentan con apoyos de fundaciones, con apoyos para su desarrollo más profesional, que de alguna manera va siendo una característica.
Con respecto a este tema, tal vez por nuestra división de reclutamiento de gente para empresas, estamos permanentemente viendo este potencial emprendedor. En algunos casos se da con mucha expresión de talento de jóvenes que tienen la adrenalina natural de querer desarrollar proyectos innovaciones, y no necesariamente son los que están cursando la facultad. Cualquier persona independimente de su nivel académico es un emprendedor en potencia. Después vemos un segmento muy fuerte de emprendedores, está en aquellos que comienzan a promediar su carrera profesional y comienzan a ver su horizonte de retiro. Otros son los que resaltan su perfil emprendedor una vez finalizada su relación laboral y ahí también vemos la brecha entre quienes tienen un espíritu emprendedor y lo potencian y quienes teniéndolo nunca lo logran desarrollar.

¿Hubo un cambio entre lo que significó ser emprendedor allá por el 2001 y lo que es ser un emprendedor en la actualidad?
En 2001 a todos nos tocó sufrir la crisis. Yo en ese momento era director de recursos humanos en una importante empresa (de venta de electrodomésticos) el proyecto se acababa y teníamos que pasar a despedir personas, era un trabajo que no me gustaba para nada tener que hacer. A mucha gente en ese momento lo obligaron a empezar un proyecto, muchas empresas se vieron obligadas a despedir gente y achicar estructuras. Esa gente (que fue despedida) sufrió mucho, los núcleos familiares sufrieron mucho. Y las nuevas generaciones que se las conoce como X, Y o Z, que son los más jóvenes que hoy están presentes en la fuerza de trabajo y eran hijos de la gente que por ahí sufrió el despido en momentos de crisis, vieron romper el sentido de pertenencia por el empleo por jubilarse. Eso hizo que algunos por necesidad, algunos por vocación como pudo haber sido mi caso, y otros porque vieron lo que les pasó a sus padres empezaron a apostar mucho a los emprendimientos propios, a los desarrollos y no confiar todo en forma exclusiva a una empresa.

Hay casos de personas que tienen un empleo muy bien pago, pero de igual forma destacan con su emprendimiento. En esos casos, los emprendedores ¿le pueden aportar un valor extra a las empresas donde trabajan?
Se habrá observado que en las empresas existe una división de tareas, donde  colocan a sillón vacío a las personas a realizar funciones específicas. Generalmente se busca a las personas que para esas tareas tenga las competencias más adecuadas. Pero lo que en realidad pasa es que las personas que tienen más capacidad de lo que el puesto requiere, o se aburren o no entregan todo su potencial. Y si lo entregan ocurre en una empresa que esté abierta a explotar este potencial que toda la gente tiene.
Dentro de las empresas hay firmas que ponen el énfasis en la tarea, donde a la gente se le paga para que realice una determinada  y no hay mayor espacio otorgado del que está delimitado para esas funciones. Después hay otros tipos de empresas, que están asociadas con el desarrollo con la innovación, con buscar alternativas y esas empresas sí fomentan mucho el espíritu emprendedor como un potencial latente.
Y muchas veces lo que se da, es que las personas pueden formar parte de un ambiente relativo saludable que propicia la innovación, la creatividad, las posibilidades, donde las personas propongan ideas, hay programas donde se fomenta que todos los empleados puedan participar con ideas innovadoras o creativas que ayuden a la empresas. O innovar en algún determinado problema donde la empresa y sus directivos no consiguen encontrar una solución. Estas empresas sí generan esos espacios muy propicios, pero para eso hacen falta líderes que son facilitadores de los recursos que tienen, que muchas veces no se aprovechan en la proporción que podrían si tuviesen estas herramientas. Y así hay directivos que muchas veces se dedican más al control, a los premios y a los castigos, entonces se genera un ambiente que va en contra de lo que es un ambiente emprendedor.
Lo interesante es que si las empresas apostaran a desarrollar ese potencial, las personas se quedarían a canalizar allí esas iniciativas.

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