Buscan tener su propia firma

Domingo 28 de abril de 2013
Con cada pincelada, el artista logra que la obra cobre vida. El potencial de las formas y los trazos unen la creatividad, el esfuerzo y la dedicación del intérprete. Aunque todos puedan hacer arte, sólo algunos se aventuran a volverlo realidad. Tal vez sean los sueños, la pasión o la necesidad de tener un empleo, por ejemplo.
Algunos dibujan, otros pintan y también están los que construyen. Cada uno con una particularidad distinta, recorren un mismo camino: el de poder crear y vivir de aquello que les gusta hacer. Así, corren los riesgos sin miedos, pero sí con incertidumbres, las que integran Zaapinta, un micro  emprendimiento de pintura sobre zapatillas de telas.
Un martes por la tarde del mes de septiembre de 2012, de la mano de Isaura Regina Falance, de Posadas, y con 22 años y Camila Talavera, de la localidad de Montecarlo, con 23, surge la Zaapinta. Las jóvenes emprendedoras tuvieron ese día el punto inicial de su negocio: pintar zapatillas sobre tela con diseños personalizados.
Ambas son estudiantes de la carrera de Licenciatura en Turismo de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Según contó Isaura, todo comenzó “mirando las vidrieras de los locales de ropa, me acuerdo que ví este tipo de zapas y me compré tres de colores y también una en blanco. Esa fue la primera que pinté, porque quería darle un poco de onda. Cuando empecé a usar las zapatillas, mis conocidos me preguntaban en dónde me había comprado, hasta que un día se acercó una chica de danza y me pidió una. Y ahí, empieza la historia...”, relató con entusiasmo Isaura.
Las ganas de poder viajar a Brasil más la necesidad de juntar el monto del dinero, hicieron que  preparen varias zapas para llevar a vender en la tierra de la caipirinha y el carnaval.
“Queríamos viajar, entonces armamos algunas zapatillas, fueron más o menos 10 pares. Cuando llegamos a Posadas, otras personas fueron viendo el producto y haciendo los pedidos por facebook”, expresó Camila.
Sin embargo, como paradoja en el país de la alegría, solamente pudieron vender 6 pares, con aquellas que se quedaron regalaron a sus amigos. Luego de un tiempo mostraron los diseños al personal del bar Absurdo, quienes le abrieron las puertas para que expongan sus productos.
Gracias a esa extraña oportunidad en un bar, las chicas accedieron a poder mostrar sus productos en un local de ropa, en donde sus dueños pagaron por sus zapatillas pintadas.
La confianza y la ayuda de sus seres más cercanos, hicieron que se animaran a ampliar el negocio a terceros.
“De un día para el otro empezamos a pintar para personas que no conocíamos, creamos la página de facebook (Zaapinta) y nos empezaron a agregar. Nos pedían diseños personalizados y fue ahí cuando empezamos a trabajar a full con los pedidos”, resaltaron con alegría.
Sus primeros pasos los dieron con el simple objetivo de darle más onda y simpatía a sus zapatillas, sin embargo, esa idea sencilla hoy se expande al interior de Misiones.
“Con un amigo estamos preparando catálogos con fotografías para promocionar las zapas en en el interior, como Oberá, Eldorado, Puerto Rico, Iguazú, Montecarlo y otros lugares más”, señalaron, y confesaron:
“Estamos buscando alguien que nos ayude a diseñar nuestro propio logo, porque aún no tenemos uno”. También entre otro de sus proyectos resuena la idea de tener su propio local, “y que al ingresar esté lleno de zaapintas”, lo dijeron entre risas.
Cada Zaapinta significa un trabajo de 2 a 3 horas aproximadamente, eso dependiendo de las sombras y las formas del dibujo. “Hay diseños que son más difíciles porque tienen muchos detalles o sombras, y es un trabajo minucioso. Por eso siempre cobramos las zapas en función al trabajo que nos lleve, pero los precios giran en torno a los 120 a 150 pesos”.
El nombre de la marca “Zaapinta”, esconde en el Zaa una conjugación muy utilizada la juventud, “y Zaapinta es como decir: ezaa onda, buena onda, y pinta hace referencia a pintura al pintar”, explicó Isaura.
Además, contó que desde hace un tiempo se encarga de realizar trabajos de pinturas en el pelotero donde trabaja. “Pintaba los rostros de los niños que asistían al lugar”. Mientras, Camila también comentó que en la escuela primaria siempre realizaba carteles con letras y dibujos coloridos.
“Es difícil estudiar y trabajar a la vez, porque te queda poco tiempo para  leer”, lo dijeron como aceptando el desafío y que después de todo, no son ni serán las únicas.
El tiempo es un factor fundamental y lo optimizan al máximo, trabajan cuando les queda tiempo libre, y aseguraron: “Esta re-bueno trabajar de lo que te gusta porque además podés compartir con tus amigos a la vez. Es un trabajo que te relaja”. Las redes sociales son un medio muy importante para el negocio.“Nos facilita mucho para vender los productos. Sólo una vez nos dejaron colgadas con las zapatillas”, recordaron las Zaapintas.

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