Cuando el arroyo suena

Domingo 30 de octubre de 2016
Hace 96 años, Juan Szychowski construyó en Apóstoles una represa sobre el arroyo Chimiray, límite entre las provincias de Misiones y Corrientes. Fue en la década del 20, cuando logró desviar ese curso de agua y, mediante un canal artificial, puso en movimiento una rueda de más de seis metros de diámetro y con ello logró dotar de energía eléctrica a sus molinos. Tal experimento llamó la atención e interesó a Raúl “Rulo” Sánchez, quien hace 53 años, en 1963, instalaba en Wanda la primera usina hidroeléctrica en Misiones.
Ambos casos no sólo representaban una auténtica novedad en la época, sino que marcarían la visión de entonces de valorar uno de los más preciados tesoros que tuvo y tiene Misiones, como son los arroyos, que mediante adecuados aprovechamientos pueden generar suficiente energía. De hecho, hace cinco décadas, la idea de Sánchez no sólo le permitió iluminar y poner en marcha el establecimiento yerbatero de su propiedad, sino que además, el excedente posibilitó mantener el alumbrado público de Wanda, al menos durante dos años.
A su vez, tras aquel impulso dado por Sánchez en embalsar las aguas del río Tupicuá, hasta convertir en un lago artificial para generar energía surgirían otros proyectos y un impulso muy importante durante la gestión de  Ricardo Barrios Arrechea. En el período que este dirigente radical fue gobernador de Misiones (11 de diciembre de 1983 al 17 de septiembre de 1987), no sólo valoró la importancia de las microturbinas instaladas en pequeños arroyos, sino que avanzó con la Nación y puso en marcha once proyectos en total.
Por dar un ejemplo, las obras de aprovechamiento hidroeléctrico del arroyo Urugua-í comenzaron en junio de 1985 y finalizaron en 1990. Se logró aprovechar este gran salto de agua en uno de los arroyos más caudalosos, donde se instaló la represa Norberto Velozo (más conocido como Urugua-í), pero muchos proyectos fueron abandonados de manera caprichosa e inentendible por un gobernador justicialista como lo fue Julio Humada (1987 a 1991).
Sobre los proyectos encarados hace tres décadas, el gobernador cué (de antes), como se presenta Cacho Barrios Arrechea, recordó que aquellas pequeñas turbinas -que no contaminan ni usan combustibles- eran construidas enteramente en la Facultad de Ingeniería Electromecánica de Oberá por el ingeniero Eric Barney, a quien también El Territorio consultó por las experiencias que supo liderar.
Así como en la década de los 80 el principal problema a resolver era la energía -porque entonces el servicio eléctrico no llegaba al 50% de la población-, del mismo modo, hoy ante el crecimiento de una población muy joven, el desafío es responder a la demanda actual y futura.

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De esta manera, la fuerza del agua de los arroyos nuevamente está en el centro de estudio para la obtención de energía.
Esta vez, estará lejos de aquellos esfuerzos aislados y se pretende convertir en una política de Estado, como desde hace tiempo viene remarcando el gobernador Hugo Passalacqua. Desde el Gobierno de la provincia, se están gestionando fuertes inversiones en ese sentido. Lo había lanzado en mayo como uno de los desafíos de gestión, en el primer discurso desarrollado y durante la apertura de las sesiones en la Cámara de Diputados de Misiones. Un mes más tarde, en junio, los legisladores de la provincia comenzaron a evaluar algunos proyectos, a fin de optimizar el sistema eléctrico provincial.
Con ese mismo fin, el mandatario provincial creó y puso en funciones al actual secretario de Energía, Sergio Lanziani, quien detalló los proyectos que se están analizando y adelantó a este matutino que, una vez transformados en proyectos firmes, se consultará al pueblo misionero para hacer un uso sustentable de los arroyos.
Del mismo modo, desechó megaobras como Garabí por no contar aún con un proyecto formal y haber sido rechazado por la ciudadanía.

Los desafíos
Invitado por los legisladores, Lanziani había planteado los desafíos para generar energía y señaló que en la Argentina se debe duplicar la matriz energética con miras al 2030. Desde entonces, se comenzó a profundizar sobre la importancia de avanzar hacia el impulso de fuentes renovables como las hidroeléctricas, eólicas, solares y biomasa. Entonces se lanzó un dato clave: la necesidad de duplicar en diez años la producción de energía en Misiones.
Estimando el crecimiento demográfico y, en consecuencia, la demanda de energía de los misioneros, en una década se necesitarían catorce Urugua-í, dando cuenta de la producción de esta represa ubicada sobre la ruta nacional 12 en el municipio de Puerto Libertad.
La producción actual promedio es de unos 350 gigavatios por hora por año y llega hasta los 500 gigavatios en temporada de mucha precipitación. En tanto, el consumo promedio en Misiones se eleva a los 2.500 gigavatios, demanda que en una década se duplicaría. Los 2.500 megavatios por hora de consumo es lo que registró la provincia en el 2015. Siendo el módulo anual de Yacyretá de 20 mil gigavatios.
Por ello, se insiste en la importancia -como ocurre ahora- de avanzar en un inventario hidroenergético y determinar el potencial de los arroyos misioneros, para planificar una nueva matriz energética.
Passalacqua, hace dos semanas, al expresar interés en la generación de fuentes de energía que sean amigables con el ambiente, remarcó el potencial de Misiones en cuanto a los arroyos que surcan su territorio.
Fue en el momento de promover el desarrollo de energía limpia a partir del uso de microturbinas en arroyos de la provincia, sin necesidad de embalsamiento y, en consecuencia, bajo impacto ambiental.
Inversores chinos llegaron a la provincia y se mostraron interesados en la posibilidad de desarrollar microturbinas en arroyos de la provincia y, para ese fin, comprometieron enviar a sus expertos en hidrología para evaluar una posible inversión en energía limpia.
Misiones está rodeadas de ríos y arroyos y esa riqueza natural está disponible. Depende de la responsabilidad de todos, de hacer buen uso del principal motor de desarrollo que tiene la provincia, mediante la generación de energías renovables. De eso se trata este informe (páginas 4 a 12).


Buscando una fuente de energía Juan Szychowski, un inmigrante de origen polaco y fundador de la empresa La Cachuera, a fines de la década del 20, construyó una represa sobre el arroyo Chimiray, límite entre las provincias de Misiones y Corrientes, desviando parte del mismo a través de un canal artificial de 700 metros, obra hidráulica con la que dotó de energía eléctrica a La Cachuera. Lo hizo primero poniendo en movimiento una rueda de más de seis metros de diámetro, la que posteriormente sustituyó por una turbina tipo Kepler que mueve la dínamo, generando la energía necesaria para los molinos. Dicho emprendimiento tuvo la aprobación del Senado de la Nación.


Los arroyos de Misiones En uno de los informes dominicales publicado el 26 de enero de 2014, El Terriorio dio cuenta del origen de los nombres de los arroyos. Allí se explicó las denominaciones que llevan estos cursos de agua y, en muchos casos, hacen honor desde los más pequeños insectos como ñatiú, polvorín y mbarigüí, pasando por los más diversos animales -chanchos, tigres, león, coatí, venado, saracura, tatú, gatos-, sumado al estado o la vegetación existente en el lugar como capuera o yuquerí, dan nombre a varios de los 800 arroyos de Misiones (muchos de cursos de agua se secaron y desaparecieron). Se analiza el potencial de alrededor de 250 arroyos en la actualidad.
Bonito y Bonita son los de mayor cantidad, 23 en total, y llevan esa denominación los arroyos existentes en numerosos departamentos. Les supera Itá (piedras), con unas 27 denominaciones, pero con palabras compuestas como Itahú (piedra negra). Lo mismo sucede si en sus inmediaciones la piedra es delgada (Itapirú) o grande (Itaguazú). Hay quince con el nombre de León y otros catorce con el de Barrero, Barrerito o Barreriño. Sucede lo mismo para dimensionar el caudal, donde guazú (grande) o miní (chico) es uno de los más utilizados o, identificar las tragedias de los obrajeros con “arroyo Los Muertos”, o reconocer la presencia del “mensú”, y hasta si es “pelado” “papudo”, “pesado” o si provoca “susto” trae “suerte” o “yeta”, este último afluente del arroyo Tacuara, en el municipio de Leandro N. Alem. Hay un arroyo denominado Bizarro, en el departamento Concepción, municipio de Santa María. Entre otros nombres llamativos se encuentran los arroyos Bicudo y Bayo Troncho.

Por Antonio Villalba
avillalba@elterritorio.com.ar


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