Torres y Fortunato a la cabeza de la toma

Domingo 8 de febrero de 2015
Banco Nación. | Los brasileños participaron motivados por dinero y venganza. | Foto: Sixto Fariña
Informes confidenciales de la Embajada Brasileña en Buenos Aires daban cuenta que el 14° Regimiento de Sao Borja –cuyo jefe era Benjamín Vargas- estaba preparando una acción conjunta con dirigentes de la Unión Cívica Radical. Planeaban atacar desde Sao Borja, Itaquí y Uruguayana varias ciudades argentinas (Santo Tomé, Alvear y Paso de los Libres). Se armaba por entonces una revolución, a fin de recuperar el gobierno perdido tres años antes a manos de Félix Uriburu.
El embajador argentino en Brasil, Ramón Cárcano, informó personalmente a Getúlio Vargas que los servicios de inteligencia de Argentina habían detectado la connivencia de fuerzas militares brasileñas destacadas en Río Grande do Sul, con militares prófugos de Argentina. Se trataba de los coroneles simpatizantes del partido radical Roberto Bosch y Gregorio Pomar. Esto podía significar sólo una cosa: que la colaboración brasileña no sólo sería en armas, sino también en hombres.
Al enterarse esto, Getúlio le dijo a su hermano que ya estaba enterado de que los coroneles Bosch y Pomar contaban con alrededor de 200 hombres, muy bien armados, próximos a Sao Borja. Se encontraban en un paraje denominado Florida, con el propósito de cruzar a la provincia de Corrientes y alterar el orden en el comienzo de una acción revolucionaria.
Por ello, Getúlio le aconsejó a su hermano Benjamín que se desvinculara prontamente de todo aquello, para no crear conflictos diplomáticos con Argentina. Además amenazó con ordenar la detención de todos aquellos involucrados en la acción conspirativa.
“Fica tranquilo...” (quédese tranquilo) le respondió Benjamín a su hermano Presidente en un telegrama, aclarando que los mencionados coroneles no se encontraban en Florida. En realidad Bosch y Pomar hacía más de un año recorrían el territorio, a fin de entrenar militarmente a peones reclutados en las estancias riograndenses, situación que se daba por descontada estaba en conocimiento de Benjamín Vargas.
Pero aquí cobra interesante protagonismo otro “comandante” radical. Don Pedro Lucas Torres, un viejo contrabandista de armas y muy amigo de los hermanos Vargas, quien escribiría al respecto. Fue Don Lucas quien proveyó de armamento – carabinas Máuser – al Regimiento 14° de Sao Borja, comandado por Benjamín Vargas, cuando marcharon en 1932 a luchar contra el levantamiento Paulista (conflicto que duró más de seis meses y en el que murieron miles de hombres), señalan crónicas de la época.
Un año después, don Lucas esperaba de Benjamín el pago de la deuda política.

Los planes
Los planes iniciales ordenaban que el asalto final fuera el último día de 1933 a medianoche. Sería entonces el momento en que la jefatura de la tropa saldría de Sao Borja para tomar Santo Tomé.
La tarea le fue confiada al Mayor Domingo Aguirre. Por su parte, los soldados del 14° Regimiento del Teniente Coronel Vargas estaban empeñados en brindar apoyo táctico al movimiento argentino.
La acción se completaba con el pasaje de canoas cargadas de armas desde el margen brasileño a la Argentina.
De acuerdo al plan, una vez realizado dicho desembarco, un grupo de guerrilleros argentinos marcharía sobre el destacamento Guardia Marina del puerto de Santo Tomé y otro grupo tomaría la comisaría local.
La comunicación entre ambas cuadrillas sería mediante señales luminosas que pasarían desapercibidas por la presencia de los fuegos artificiales de fin de año.

Comando del Litoral
Quienes actuaron en los márgenes del Uruguay constituyeron el llamado “Comando del Litoral” bajo la dirección del Coronel Roberto Bosch. De esta manera aquellos revolucionarios que se encontraban en el exilio pudieron reorganizarse para producir nuevas acciones. Este Comando del Litoral estaba representado en el Sector Norte por grupos de misioneros y correntinos que actuaban en Santo Tomé‚ y zonas de influencia.
El mando de este sector correspondía al Mayor Aguirre y como segundo Pedro Lucas Torres. El objetivo inmediato del Comando del Litoral era la toma de la localidad de Santo Tomé‚ por parte de los hombres del Sector Norte y la toma de Paso de los Libres por los hombres comandados por el Coronel Bosch.
La red de comunicaciones entre quienes estaban apostados frente a Santo Tomé‚ y frente a Paso de los Libres funcionaba con bastante eficacia pero, entre las localidades brasileñas de San Borja y Puerto Xavier existían dificultades; razón por la cual se había solicitado que con varios días de anticipación se anunciara el día previsto para la invasión.
El 28 de diciembre se recibió la orden de avanzar en la madrugada del 29.
El corto tiempo con que disponían para avisar a quienes se encontraban apostados en distintos puntos tanto del sector brasileño como del argentino; llevaron al Mayor Aguirre y Lucas Torres a aplazar la invasión a Santo Tomé‚ hasta la madrugada del día 30 de diciembre.
Por tal motivo primeramente se produjo en la madrugada del 29 el avance hacia Paso de los Libres del Comando del Litoral al mando del coronel Bosch. Este accionar no quedó más que en un intento al ser derrotados por los efectivos militares allí apostados. En el enfrentamiento de Paso de los Libres dos jóvenes misioneros dieron su vida por la revolución: Adolfo Pomar y Nicolás Behmetiuk.

El 30 de diciembre
Las informaciones recibidas sobre los acontecimientos de Paso de los Libres y la captura de varios dirigentes revolucionarios en Santo Tomé los pone en la difícil situación de decidir los pasos a seguir. Al no haber recibido ninguna contraorden de sus superiores deciden continuar con lo previsto y es así que en la madrugada del 30 de diciembre cruzan el río Uruguay.
Además de gran número de argentinos y algunos brasileños voluntarios se encontraban entre otros: Leonardo y Mario Losada, Claudio Arrechea, Luis García, Francisco Lavalle, Osvaldo de Braun. También entró en acción el abogado y hacendado correntino Roberto Billinghurst.
El Coronel guerrillero Domingo Aguirre decidió no esperar a la noche de Año Nuevo como estaba planeado y ordenó la ofensiva sobre Santo Tomé. Los hombres del Regimiento 14°, con los emblemas arrancados del uniforme, acompañaron en la batalla comandados por Gregorio Fortunato. El primero en entrar en contacto con los invasores fue el oficial –en patrulla avanzada– Armando López Ramírez que ante la superioridad en hombres, fuego y armamento del “enemigo” ordenó la retirada. La ofensiva era apoyada desde el río por un continuo fuego de ametralladoras a cargo de Joao Falkemback, un capanga de Benjamín Vargas.
Se trataba de un ataque intimidatorio, para evitar que López Ramírez se reagrupe y permita el desembarco de más de 200 hombres, lo que ocurrió en la barra del Itacuá, al norte de Santo Tomé.

En la ciudad
Al entrar a la ciudad, Fortunato dividió las fuerzas en dos grupos, uno conducido por Falkemback y otro, por el propio Fortunato. El alemán se propuso llegar al Hotel París, en cuyo techo estaba instalada una ametralladora. El otro grupo se disponía llegar a la comisaria por el flanco opuesto.
Dominados los puestos de seguridad, el coronel rebelde Domingo Aguirre estableció que la postura de comando de las fuerzas invasoras sería en la Escuela Normal, ubicada en el centro de la ciudad.
Los invasores eran más de 500 hombres contra no más de 20, entre policías y prefecturianos.
Pese a su inferioridad militar, el comisario Ramón Corrales ordenó resistir el asalto atrincherándose en la comisaría. El tiroteo duró toda la noche hasta que la defensa agotó la munición.
Ante tal circunstancia, el Coronel Aguirre le ordenó a Corrales que se rindieran en 20 minutos, de lo contrario atacaría y procedería a su fusilamiento. Corrales no se rindió, por lo que Aguirre tomó la comisaría y resolvió apresar al comisario antes que fusilarlo.

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