La escuela y el atletismo encarrilaron el talento de Agustín

Domingo 30 de noviembre de 2014
Humildad ante todo. | El joven Da Silva. | Foto: Gentileza
Ya fue tarefero, vendió frutas y plantó pino. Conoce lo que es el hambre y el frío. Pero las adversidades que afrontó desde chiquito, además de la genética heredada, le otorgaron un físico privilegiado para correr y un corazón fuerte para resistir, requisitos imprescindibles para un buen atleta.
Agustín Da Silva (16) corrió desde que dio sus primeros pasos. Corrió de los peligros, de la marginalidad y la discriminación. Primero corría descalzo, desordenado y sin un plan.
Pero en un momento, gracias a un sistema que funciona -con baches y problemas, pero funciona- el talento de Agustín se fue encarrilando de manera natural a través de instituciones que trabajan de manera coordinada en la educación y formación de los jóvenes.
Primero su colegio, donde un profesor de Educación Física reconoció sus condiciones innatas y lo invitó a acercarse a la Escuela Municipal de Atletismo. Cuando llegó a la pista algunos profes se acordaban de Agus, que años antes vivió en la villa lindera al complejo deportivo. Después su familia se mudó al barrio Caballeriza, donde residen desde hace tres años. Su mamá es Margarita Da Silva (43), conocida como “La Limonera”, ya que siempre vendió frutas por las calles del pueblo.
La pobreza y las necesidades saltan a la vista en el lugar, pero Margarita trata de que sus hijos estudien y sean buenas personas. “En el barrio hay mucha droga y cosas malas, pero yo cuido a mi gurisada; les mezquino”, subrayó orgullosa de los trofeos que va acumulando el mayor de sus tres chicos.

Humildad y esfuerzo
Reconoció que los robos proliferan y por eso nunca deja sola su casa. Incluso, muchos vecinos de las mismas edades que sus hijos ya tuvieron problemas con la Justicia.
Pero el deporte es un espacio de contención incomparable, y la historia de Agustín lo corrobora. “Cuando tenía 13 dejé la escuela, en sexto grado, porque tenía que ir a tarefear. También plantaba pino y hacía de todo. Pero el año pasado terminé séptimo y este empecé la secundaria, y hasta ahora parece que no me llevo ninguna materia”, contó entusiasmado.
Hace unos cuatro meses comenzó a entrenar con el profesor Fabián Romaszczuk, un destacado ex atleta, y sorprendió por sus progresos.
“Además de sus condiciones, tiene una mezcla de humildad y timidez, y al mismo tiempo una actitud de mucha confianza al momento de competir y entrenar. Sus mejoras son notables, pero apenas tiene 16 años y se debe dosificar su entrenamiento respetando su crecimiento y desarrollo. También hay cuestiones de déficit en su infancia por su condición humilde, por lo que tal vez tenga deudas alimentarias de base, lo que requiere de una adaptación lenta del volumen de entrenamiento para evitar lesiones”, subrayó el profe.
Agustín tiene condiciones y no le escapa al entrenamiento, atributos necesarios para seguir avanzando. “Me gusta mucho correr. Tengo ganas de seguir, conocer lugares y mejorar mucho más”, subrayó quien viene de ganar las pruebas pedestres de Puerto Rico y Alberdi, en categoría menores, del calendario provincial. Antes de despedirse se calzó las mismas zapatillas que usa para ir al colegio, entrenar y competir. Nunca le sobró nada y ahora tampoco, salvo los sueños que nacen corriendo.

Por Daniel Villamea
interior@elterritorio.com.ar


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