König: "Me costó la decisión de dejar, no fue de un día para otro"

Domingo 28 de junio de 2015
"En un futuro quisiera enseñar tenis de mesa", dijo König. | Foto: Graciela González
La situación económica, la facultad y la falta de tiempo hicieron que Marianella König deje de competir en el tenis de mesa en 2010. Hoy, con 22 años, sueña con poner una escuelita de tenis de mesa, pero practicar deportes es parte de su vida diaria. En los últimos años, tuvo gran crecimiento en el padle junto a su hermana Karen (24), aunque practica vóley y piensa retomar la actividad de faustball, disciplina que la convocó para la selección Argentina ese mismo año.
La vida diaria de esta ex deportista de alto rendimiento, lejos de los torneos nacionales e internacionales, es trabajar de lunes a sábado por la mañana, a la siesta entrenar padle con su hermana y luego la facultad (estudia administración de empresas). Y los domingos se acerca al Club Guatambú para jugar al vóley y dedicarle un rato al tenis de mesa.
Respecto a su decisión de alejarse de las competencias, contó que "en 2010 terminé 5º año, en 2011 comencé la facultad, vi que se me complicaban las cosas, por cuestiones de tiempo me incliné al faustball y de a poco fui desplazando al ping pong".
"Otro tema fue el económico; no tenía sentido seguir entrenando y no viajar para competir porque no había competencia cerca, ahora hay una Federación Misionera que se armó este año. Por ahí participo en los torneos que se hacen en Montecarlo y que permiten ayudar a mi papá, pero no estoy abocada", reconoció.
Marianella y Karen decidieron dejar el tenis de mesa al mismo tiempo, porque se dieron cuenta que su padre estaba invirtiendo mucho dinero para que ellas pudieran participar en las convocatorias y competencias internacionales y no contaban con otro apoyo más que el familiar.
“Me costó mucho la decisión de dejar, no fue de un día para otro; en este deporte no podés ser amateur, tenés que dedicarle mucho tiempo y estado físico, y los reflejos se van perdiendo, es a todo o nada, es mucha dedicación", agregó.
"Mi hermana y yo dejamos al mismo tiempo, más que nada por lo económico, ya era casi imposible, todo era gastos dobles y mi papá nos acompañaba y era pasaje, comida, alojamiento y prácticamente mi papá trabajaba sólo para eso, hasta que nos dimos cuenta y creímos que no era justo que haga ese gran esfuerzo. Obviamente a él le dolió mucho, más que a nosotras cuando decidimos dejar las competencias, estamos más que agradecidas por todo lo que nos acompañó y apostó por nosotras, porque él también ama a este deporte", dijo Marianella.
La joven montecarlense, una vez que culmine sus estudios universitarios, entiende que podría tener más tiempo y dedicarse a crear un semillero “En un futuro quisiera enseñar tenis de mesa, pero tengo que capacitarme. Agradezco a este deporte, porque me ayudó en mi formación personal, conocí mucha gente, aprendí mucho. Me quedaron muchas cosas en el tintero, no fueron tantos años de carrera (su primera competencia internacional en el 2006)”.
Además, destacó que “extraño mucho los viajes, la gente que pude conocer, las experiencias de los partidos, los torneos, esa tensión, esa garra que se ponía al jugar, esa hinchada que te aplaudía, eso es lo que más se extraña".

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