La pasión por el rugby sigue intacta

Domingo 28 de junio de 2015
Llegó a Rowing cuando tenía 14 años y se retiró a los 39. | Foto: Gentileza: Marcelo Rodríguez
Luego de 25 años jugando al rugby y en un partido entre Capri y Lomas, Gustavo Verón sintió que era el momento de colgar los botines, de ponerle fin a una carrera que lo llevó a jugar en la selección argentina de rugby (Los Pumas) cuando tenía 23 años y que lo vio goleador del Regional del NEA en cuatro temporadas.
Un tackle de costado lo lesionó durante el partido y al otro día lo hizo orinar sangre; fue ahí cuando se dio cuenta que sus días como jugador de Primera habían terminado. A punto de cumplir 39 años, y después de casi un cuarto de siglo dentro de las canchas, llegó el doloroso momento del adiós.
Sin embargo, para Gustavo, el hecho de ponerle punto final a esa etapa fue algo que asumió con naturalidad y de inmediato se puso a trabajar del otro lado de la línea de cal. Al poco tiempo de su retiro, se convirtió en entrenador de sus ex compañeros en Capri y también se hizo cargo de la selección misionera de rugby.
A raíz de esto, su rutina continuó siendo la misma que realizaba cuando era jugador y el traspaso de roles fue tan sólo un detalle. "Venía jugando regalado; hoy el promedio de edad para retirarse en el rugby es entre los 31 y 33 años, y yo con 38-39 años ya estaba jugando regalado".
"(Seguía jugando) más que nada por la patada (kick) que era necesaria para el equipo, porque no teníamos pateadores. Mi final fue un día que jugamos contra Lomas; me hicieron un tackle de costado y al otro día oriné sangre; ahí dije 'no, ya está', recordó Gustavo Verón en una de las tribunas del Rowing, ese club al que llegó junto con sus amigos de Villa Cabello cuando tenía catorce años.

Borrón y cuenta nueva
Pero lejos de ponerse nostálgico por las épocas pasadas, Gustavo Verón tiene la mira puesta en el futuro y en eso se puso a trabajar una vez fuera de las canchas.
"Desde que me retiré, lo que trato de hacer es transmitir lo que aprendí durante 25 años jugando al rugby a los chicos del club. Para mí nunca fue un esfuerzo venir a un entrenamiento, siempre fue algo natural, y con los jugadores de mi camada queremos inculcarle eso a los chicos; por eso ahora estamos trabajando con las divisiones menores", señaló.
"Les inculcamos los valores del rugby para que primero sean buenas personas y luego buenos jugadores. Eso nos satisface y eso es lo que nos alimenta cada día”, reflexionó acerca de sus actividades de cada semana en el club.
Transmitir todo lo que aprendió y disfrutó dentro de la cancha fue la excusa que encontró Gustavo para seguir en contacto permanente con sus días como jugador.
“Yo soy una persona que no tiene enemigos en el rugby, sólo me quedan amistades. Acá y en muchas partes. Mi trabajo lo conseguí gracias al rugby y a los amigos que me dejó”, valoró.
Para finalizar, y consultado sobre qué cambió desde que se tuvo que retirar, el actual entrenador de las divisiones menores de Capri fue contundente. “Lo único que cambió es que no estoy jugando. Mi vida sigue siendo la misma. Vengo la misma cantidad de días y le dedico el mismo tiempo al club y al rugby como cuando jugaba. Yo no podría hacer otra cosa, no me imagino haciendo otra cosa”, cerró.

Por Facundo Alzaga
deportes@elterritorio.com.ar


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