El testigo clave que tuvo miedo de señalar al sicario de Rothaermel

Domingo 4 de octubre de 2015
Juan Rothaermel, asesinado en 2002
El próximo mes se cumplirán trece años del asesinato de Juan Eugenio Rothaermel y, a pesar de los diversos trascendidos e hipótesis que se manejaron en su momento, hoy dista mucho de estar esclarecido el crimen, por el que ni siquiera hubo detenidos y parte de eso es consecuencia del miedo que existe en la comunidad.
La causa sigue reposando en el juzgado y algunos creen que jamás se resolverá, pero si bien está claro que fue un ajuste de cuentas y que alguien quería ver muerto al empresario, porque hubo dos intentos anteriores de asesinarlo, apareció un nuevo dato que hasta ahora no se conocía y en su momento pudo haber torcido el rumbo de la investigación: Rothaermel no estaba sólo cuando fue baleado.
Sentado enfrente suyo estaba un hombre que fue testigo directo del crimen, que no fue lastimado y tuvo la posibilidad de ver al sicario en todos sus movimientos, porque éste actuó a cara descubierta y con total sangre fría, pero cuando tuvo que aportar el dato a la Justicia negó tal afirmación.
Fuentes judiciales revelaron que el testigo fue llevado a una rueda de reconocimiento, donde estaba el sospechoso junto a otros acusados, pero no se animó a identificarlo, dándole la chance de que siga libre. “Por las características que nos dieron los vecinos de la zona, que vieron al sicario salir corriendo de la oficina céntrica del hombre, estamos muy seguros que lo atrapamos, pero el único que lo vio no se animó a confirmarlo y como no teníamos ningún otro elemento que lo vincule al hecho se lo liberó”, reveló una fuente confiable a El Territorio.

Tres ataques de muerte
La realidad indica que Rothaermel sufrió tres intentos de homicidio en pocos meses. En mayo de 2002, una persona lo encaró y lo nombró en dos ocasiones “Juan, Juan”, gatilló varias veces y sólo se escucho el “click” del tambor pero los proyectiles no se dispararon. Rothaermel quedó entumecido en la mesa de truco que compartía con sus amigos más cercanos.
El segundo intento se registró el 28 de julio. Su cuerpo recibió tres disparos cuando salía de la casa de unos amigos, sobre la calle Claudio Rodrigo al 209, después de participar de un asado. En total, fueron cinco disparos, pero no murió.
El día que finalmente cayó muerto, el asesino conocía bien sus movimientos y directamente se dirigió hasta la oficina del ex titular de la Ceel. Su camioneta Chevrolet D-20, en la cual se desplazaba durante el día, estaba estacionada al frente del negocio. Fue el 20 de noviembre del 2002.
El hecho ocurrió cerca de las 20. El asesino ingresó al local y le efectuó tres disparos con un revólver calibre 38. Los proyectiles impactaron en su cabeza, por lo que el empresario dejó de respirar en el acto.
A Raúl “Gusano” Menocchio se lo había relacionado en algún momento, ya que tenían diferencias comerciales, pero luego fue desvinculado del caso y el hecho nunca se esclareció.

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