El homicidio de Manhardt encendió la última alarma

Domingo 4 de octubre de 2015
Carlos Manhardt, asesinado a tiros.
El último asesinato con tintes mafiosos perpetrado en la provincia ocurrió el martes 21 de abril, cerca de las 21, en esta localidad. Carlos Alfredo Manhardt (41), dueño de una flota de remises de alta gama, fue ultimado por un silencioso asesino a sueldo con tres disparos en la cabeza.
El hecho estremeció a toda la comunidad y volvió a poner en tapete los sangrientos crímenes vinculados a la mafia narco en la provincia y el accionar de puntillosos sicarios, que por pocos pesos deciden sobre la vida de otros.
Manhardt había salido a caminar junto a su novia, Susana Laurenzo, por la avenida Del Fundador. Al final de la rutina se dirigieron a la casa de la mujer, ubicada sobre calle La Paz, en el kilómetro diez, y cuando se disponían a tomar un mate, el desconocido llegó caminando lentamente por la galería del inmueble y sin vacilar, abrió fuego contra el empresario.
Dos balazos le impactaron en la cara a Manhardt, que estaba sentando en una silla y cayó abatido. Para asegurar su trabajo, el sicario volvió a gatillar y le asestó un tiro final en la nuca, aunque el hombre ya estaba muerto.
La mujer fue testigo de semejante asesinato y llegó a ver como el atacante se volvió a retirar de la propiedad caminando, y cuando llegó a la vereda se subió a una motocicleta que era conducida por un cómplice. Ambos huyeron a toda velocidad y hasta ahora, seis meses después del hecho, no hay pistas sobre ellos.

Dudas y sospechas
Manhardt era dueño de una flota de automóviles utilizados como remises, para el transporte exclusivo de empleados y autoridades de la empresa Alto Paraná, en Puerto Piray. Pero al parecer este servicio no sería suficiente para el crecimiento adquisitivo que demostró en los últimos años, de acuerdo a lo que informaron las fuentes.
Por esta razón, los investigadores ahora intentan establecer si la empresa de remises pudo haber estado vinculada a algún tipo de actividad relacionada con el narcotráfico, más aún teniendo en cuenta que la hipótesis de que el crimen guarde relación con su entorno esta descartada.
El caso trajo al recuerdo otros sangrientos asesinatos a sueldo que fueron perpetrados en la provincia. Entre ellos, más allá del de Cabañas, se destacan las historias del empresario maderero Oscar Alberto Griss en Puerto Rico, en 1998; del también maderero Juan Eugenio Rothaermel, en 2002; y del remisero Miguel Ángel Rojas, en Colonia Mado, en 2012, donde el sindicado capo narco Thierry Polus fue acusado de haber ordenado el crimen, algo que nunca se pudo probar. En la lista también aparece el narcopiloto de aviones Guillermo Ramírez, que fue acribillado en enero de este año, también en Montecarlo. Casualmente, todos los crímenes fueron ejecutados en una de las zonas más calientes del tráfico fronterizo.

:: Notas relacionadas
Tierra de sicarios
El supuesto instigador del crimen de Cabañas espera el juicio en libertad
El testigo clave que tuvo miedo de señalar al sicario de Rothaermel
Una víctima asegura que tienen mucha protección
Popeye, la historia del sicario del cártel de Pablo Escobar
“El sicario paraguayo es más efectivo”