La vuelta al mundo con doce kilos de equipaje

Domingo 7 de febrero de 2016
Marina escribe y comparte fotografías de sus andanzas en el blog www.adiccionporlosviajes.com.
“Vendí motos en una concesionaria, di clases de Derecho en la Universidad de Buenos Aires y me desempeñé como abogada en una compañía aseguradora, en estudios jurídicos y en un fideicomiso bancario. Siempre consideré al trabajo como un medio para hacer lo que más me gusta: viajar”. Este currículum le corresponde a la abogada Marina Bianco (28), la posadeña que este 23 de enero decidió dejar todo atrás. Renunció al trabajo, armó la mochila y se fue a cumplir su sueño y plasmar todas sus experiencias en un blog: adiccionporlosviajes.com.
No es que ya no lo haya hecho con anterioridad mientras trabajaba, ya que visitó países de América, Asia, Europa y además las provincias argentinas. Lo que quería realmente era “viajar por el mundo sin límite de tiempo ni destino fijo”.
El momento de revelación ocurrió en 2014 cuando decidió viajar sola por tres semanas a Brasil. Al regresar tuvo el impulso de renunciar a todo pero tenía obligaciones que cumplir, deudas que pagar y una gran cuota de miedo.
“Creo que en ese momento hice el click, porque comencé a cancelar mis deudas de a poquito y a reducir notablemente mis gastos: dejé de salir a bares y boliches, no me tomé más taxis, me olvidé lo que era comprarme ropa y fui muy cuidadosa con mis compras en el supermercado. Cuando me di cuenta lo que había empezado como un mero deseo se convirtió en una realidad”, contó Marina, en el trayecto en colectivo que la llevaba de unos de los pueblos de la Quebrada de Humahuaca a Bolivia.
La aventura viajera arrancó este 23 de enero y Marina no se enfrentó aún a ningún inconveniente más que al peso de su propia mochila de 16 kilos donde además de ropa lleva su infaltable cámara de fotos, lentes y la notebook. No obstante, al segundo día se dio cuenta de que si la meta era dar la vuelta al mundo y tenga que tener en cuenta los climas de los lugares a los que vaya, debe aprender a viajar más ligero, a desapegarse de lo material y a vivir de una manera simple. El próximo objetivo es disminuir a doce kilos el peso de la mochila.

Ser feliz, un deber moral
La decisión de abandonar la rutina y llevar el cuerpo y la mente a otras latitudes provoca reacciones de todo tipo en personas que no logran entender esta manera de vivir. Aunque la mentalidad de la sociedad está cambiando aún se piensa que estos individuos de alma libre fracasaron a nivel personal o laboral.
“Respecto de las mujeres que, como yo, pisamos los 30, los prejuicios son mayores, porque se supone que ya tenemos que estar pensando en casarnos y en tener hijos. Yo anhelo tener una familia y un trabajo estable, pero no a costa de cualquier precio. Quiero vivir de lo que me gusta y encontrar un compañero de vida que también esté feliz con lo que hace para poder criar a mis hijos en el amor, el respeto y la libertad”, consideró la abogada trotamundos que cuenta con el apoyo de su familia.
Marina invita a que todos se animen a hacer lo que les gusta porque considera que es “un deber moral para con uno mismo y también para con la sociedad, que pide a gritos más personas felices, apasionadas de lo que hacen”. Sobre este punto reflexionó: “No me refiero sólo a viajar. Todavía hay padres que les inculcan a sus hijos que estudiar arte es desperdiciar sus vidas y personas que les dicen a sus amigos que no renuncien a sus trabajos para emprender algo propio porque es muy riesgoso”.

Hoja de ruta
Marina trabajó incansablemente y ahorró cada centavo para la travesía. Con ese dinero se viene manejando por estos días en los cuales recorrió el norte argentino con la idea de viajar por Sudamérica: Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia son los próximos destinos, luego seguirán Europa y Asia.
“Además de viajar, escribo un blog y saco fotos que publico en mi cuenta de Instagram con la esperanza de que me surjan algunas posibilidades laborales cuando se acaben mis ahorros. Si eso no sucede, buscaré trabajos temporales en los países que visite o, en el peor de los casos, volveré a casa para empezar de nuevo con la satisfacción del deber cumplido”, señaló.
La posadeña percibe un cambio de mentalidad por parte de esta generación de jóvenes que viene aparejado con una mayor consciencia sobre la necesidad de alimentarse bien, hacer ejercicio, generar formas de trabajo comunitarias y cuidar el medio ambiente.
“Los más grandes piensan que no queremos asumir responsabilidades o que no sabemos nada sobre el sacrificio, yo creo que todo lo contrario: salir de los esquemas sociales para ser artífices de nuestras propias vidas conlleva una gran responsabilidad e implica enfrentarse con prejuicios, relegar comodidades y seguridad”, opinó al respecto, y agregó: “Aunque decida volver mañana a casa, creo que tomé la mejor decisión de mi vida. La tranquilidad y la satisfacción de haberme arriesgado por lo que quería no me la quita nada ni nadie”.

Por María Elena Hipólito
sociedad@elterritorio.com.ar


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