Con ADN de la tierra roja

Domingo 30 de agosto de 2009
(Enviados especiales). Siete esperanzas, siete sueños y siete historias de lucha persiguiendo el sueño olímpico desde el Centro de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), fueron contadas a El Territorio en primera persona por  Paulina Abregó (triatlón), Alberto Olivera (atletismo), Vanesa Karg (salto en largo), Georgina Hahn (heptatlón), Argentino Demetrio (lanzamiento de bala), Facundo Sanabria (lucha libre) y Micaela Barrios (lanzamiento de bala y disco) los misioneros que llevan una vida de deportistas de elite lejos de casa pero con la mente puesta para ser los nuevos protagonistas del deporte nacional.
Una de las primeras en desembarcar en el barrio bonaerense de Núñez, hace tres años, fue la triatleta eldoradense Paulina Abregó, quien tomó la parada del grupo y señaló que se sienten “bendecidos de estar acá; muchos sueñan con estar en el lugar en el que estamos nosotros y, si bien se hace difícil a veces, es la única oportunidad de crecer en este nivel, ya que no tenemos las condiciones económicas de vivir acá alquilando, y a su vez poder estudiar y entrenar”, destacó.
La historia de la Colo no es distinta a la de los otros seis, nacidos en diferentes localidades misioneras, de origen humilde, que se destacaron por sus condiciones físicas ya sea en torneos nacionales como en los Juegos Escolares Evita, y al ser vistos fueron convocados para desarrollar su carrera deportiva en representación del país.
“Para mí fue una sorpresa, no sabía qué era el Cenard, me dijeron que tenía condiciones, una contextura grande para mi edad, y ahí fue el comienzo de todo”, señaló el obereño Tino Demetrio, que al igual que Karg, oriunda de Colonia Alberdi, tuvo su crianza en la chacra y llegar al Cenard le abrió las puertas a un mundo nuevo.
Demetrio tuvo su infancia en la Aldea SOS, lugar donde viven chicos que fueron derivados por un juzgado, víctimas de abusos o violencia familiar, pero que él, a sus 15 años, confirma que se puede salir delante de la mano del deporte, en su caso tras los Juegos Nacionales Evita.
“Escuché en Oberá lo que era lanzamiento de bala y un día el profesor de educación física me invitó a los juegos escolares, así que fui y gané todas las etapas y empecé a entrenar a diario. Después de eso me llegó la beca y acá estoy, creciendo día a día”, resaltó Tino.
Y, al igual que el resto, comparte la idea de ser un “deportista bastante reconocido en el país y llegar a un Juego Olímpico”.
Además de Tino, hay otros tres atletas que cursan la escuela secundaria en el predio del Cenard e intercalan con su doble turno de entrenamiento. Entre ellos está el posadeño Facundo Sanabria, que con sus 17 años ostenta el título de campeón nacional en lucha libre, así como Georgina Hahn,   de Puerto Rico, una rubia alta y simpática que está en tercer año, en el mismo curso que Argentino y Micaela Barrios, otra obereña que se destaca en los lanzamientos.
“Ingresé el año pasado, era todo nuevo, hermoso, y no se extrañaba. Este año ya costó un poquito más, porque no hay muchas cosas nuevas y se extraña mucho, pero estoy bien, es normal que pase esto”, señaló Hahn, que por sus características inigualables en altura y contextura este año comenzó a perfeccionarse en heptatlón, una competición del atletismo actual que consta de siete pruebas, realizadas en dos días consecutivos y por el mismo atleta.
En este caso los 100 metros con vallas, 200 libres, salto en alto, en largo, lanzamiento de bala y jabalina y 800 libres.
“En Misiones comencé en salto en largo, después fui a los Evita con Tino; ahí  salí tercera y tanto a mí como a él nos ofrecieron las becas y las aceptamos. Acá me siento muy bien, estamos en el proyecto desde el año pasado, somos 40 chicos de todo el país y nos contenemos entre todos”, dijo Hahn.
Casualmente estos cuatro adolescentes son los más grandes físicamente y se suman a la nueva camada de atletas nacionales que se destacan por su fuerza en los lanzamientos, aunque en el caso de Sanabria su temple en la colchoneta de lucha libre le dio esta beca deportiva.
“Tino, Micaela Barrios y yo (Hahn) surgimos por nuestras caractarísticas genéticas y acá nos están ayudando a pulir la técnica”, indicó la puertorriqueña.
Es que para los tres sus objetivos más cercanos en el camino a un juego olímpico es clasificar al  Sudamericano y al Mundial Juvenil que se hace realizará en Singapur, en el 2010.
“Vamos paso a paso, primero queremos que nos vaya bien en Menores, y claro que pensamos en un Mundial mayor y un Juego, pero falta mucho todavía. Las condiciones están, aunque hay que ver qué pasa más adelante”, resaltó Hahn acompañada en sus palabras por Tino, su par de la Capital del Monte.

Carrera, estudio y nostalgias
En el caso de Karg, Olivera y Abregó, los tres múltiples campeones argentinos en sus respectivas disciplinas, las cosas se tornan más difíciles aún porque los tres cursan la facultad, crecen sus responsabilidades deportivas y educativas en una edad -que va entre los 18 y los 24- en que están en su plenitud física y además se suma las ganas de ver a sus familias.
"Nosotros vamos a la facultad y estamos todo el día a full con entrenamientos y no tenemos casi tiempo libre y eso por ahí nos ayuda a no extrañar tanto porque cuando uno tiempo ahí es cuando comienza a pensar en todo lo de allá", señalaron al unísono.
Es que estando lejos de casa se extrañan desde los aromas, las comidas y hasta el color de la tierra roja, donde dieron sus primeros pasos e imaginaron sus sueños que hoy están más cerca de hacerlos realidad.
“Hacemos muchos sacrificios por crecer día a día, no sólo en la parte física y deportiva sino en la intelectual de ir a estudiar a la facultad y volver cansados, pero todo tiene su premio al tener los resultados y sentir la palmada en la espalda”, resaltó Paulina.
Ellos tres son concientes que ya pasaron la adrenalina de llegar al lugar soñado por los deportistas del “interior” y ahora aconsejan a los más chicos a esperar con calma los premios, y también fracasos, que hay en la vida de un deportista de Elite.
“Nosotros dejamos cosas importantes, como la familia, los amigos y la gente que siempre va a estar y nos acompaña porque saben que hacemos lo que nos gusta y vamos tras nuestro sueño y eso es básicamente lo que mantiene viva a una persona”, resaltó Abregó.

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