Lleva preso 21 años y para los psicólogos sigue siendo un peligro

Domingo 29 de mayo de 2016
El primer crimen ocurrió en octubre de 1984, en Cerro Azul. | Foto: Natalia Guerrero
Cuando corrió la noticia de que lo habían atrapado, allá por mayo de 1995, vecinos del pueblo y de las colonias de San Vicente se movilizaron hasta frente a la comisaría local con la intención de lincharlo.
La convocatoria fue tal, que las autoridades policiales se vieron obligadas a reforzar la seguridad exterior de la dependencia para evitar que la enardecida multitud haga justicia por mano propia.
Es que los crímenes perpetrados entonces por Domingo Jesús Penteado, hoy de 61 años y de alias 'la bestia misionera', no tienen parangón en la historia criminal de la provincia.
Primero mató a su propia madre con un hacha y arrojó el cadáver a un pozo. Ocurrió en octubre de 1984 en la localidad de Cerro Azul, de donde es oriundo.
Por ese hecho fue condenado y encerrado en la cárcel de Loreto, ya que los peritos de entonces establecieron que no comprendía la criminalidad de sus actos y era inimputable. Estuvo preso menos de dos años y una junta médica lo declaró enfermo mental, por lo que la Justicia ordenó su libertad. Evidentemente los responsables de tal decisión cometieron un terrible error.
Menos de diez años después, violó y asesinó Norma Esther Sequeira, de sólo 16 años, una joven que residía con sus padres en Colonia Río Victoria, localidad de San Vicente.
Los detalles del homicidio son horrendos. La víctima presentaba desgarro vaginal y anal; fue degollada y tenía múltiples puñaladas por todo el cuerpo, incluso en las manos, evidencia de que luchó por su vida.
Durante la búsqueda de la menor, los vecinos de la colonia encontraron restos los óseos de otra criatura. Si bien nunca se estableció su identidad, desde un primer momento se especuló que podría tratarse de una nena que había desaparecido años atrás, justo cuando la bestia fue vista por primera vez en la zona.

La curandera
El 19 de abril de 1995, Norma Esther Sequeira salió de su casa en Colonia Río Victoria para visitar y pasar el fin de semana con su hermana mayor, Isabel.
Esa mañana se levantó contenta, lavó ropa, cocinó para sus padres y preparó pan casero para sus sobrinos. Culminadas sus labores, a eso de las 17, se despidió de la familia y salió hacía la casa de Isabel, quien residía a unos dos mil metros, distancia que estaba acostumbrada a recorrer a pie.
Dos días más tarde, su papá Zacarías Sequeira se encontró con Isabel y le preguntó si Norma estaba bien, pero la chica le respondió que su hermana nunca apareció por su casa, como habían quedado.
Desesperado, el hombre comenzó a buscarla y un grupo de vecinos colaboró en el rastrillaje. Ese mismo día, el 22 de abril, hallaron el cuerpo en una zona de montes próxima a un camino vecinal distante a unos 18 kilómetros del centro de San Vicente.
El juez de Instrucción Dos de Oberá, Horacio Alarcón, concurrió a la escena del crimen. El actual jefe de la Policía de Misiones, comisario general retirado Manuel Céspedes, era entonces comisario y estuvo a cargo de la búsqueda del asesino.
En ese lapso quedó claro que Penteado no era tan “loco”, ya que había falsificado varios DNI y se hacía pasar por José Francisco Balbuena o José Francisco Batista.
Los primeros días la búsqueda resultó infructuosa. El homicida conocía muy bien los montes de la zona y logró esquivar a los pesquisas.
Mientras tanto, crecía la inquietud comunitaria y la Policía -recordó uno de los investigadores de entonces- recurrió a una conocida curandera de San Vicente para tratar de conseguir algún dato del evadido.
“Le van agarrar a esa bestia. Anda cerca de un arroyo grande”, avizoró la señora y no se equivocó. Fue detenido el 8 de mayo de 1995, cuando caminaba por la banquina de la ruta provincial 213 en El Soberbio, cerca del río Uruguay.
En el allanamiento del lugar donde vivía encontraron un puñal y una frazada con sangre. Penteado era peón de una chacra vecina a la propiedad de la familia de la víctima.


No está arrepentido Transcurridos 21 años del macabro hecho, 'la bestia misionera' continúa recluido en la Unidad Penal II de Oberá. Actualmente se desempeña en la cocina del penal, aunque sus labores al aire libre se vieron limitadas por las sucesivas negativas de los psicólogos de otorgarle salidas transitorias.
Posee 9 de conducta, lo máximo en la cárcel, y es el más longevo. Penteado no sabe leer ni escribir y sus únicas visitas se reducen a los allegados de otros internos, ya que sus propios familiares no quieren tener ningún tipo de relación con él.
Fuentes judiciales precisaron que, si bien por el tiempo transcurrido estaría en condiciones de gozar de salidas transitorias, los profesionales en salud mental indican que no muestra arrepentimiento y constituye un riesgo para terceros. Como contrapartida, su conducta interna es ejemplar.
Hace más de tres décadas la bestia misionera cometió el peor de los delitos, asesinó a su madre. A pesar de todo tuvo una segunda oportunidad, pero volvió a matar. Por eso, es poco probable que algún día pueda volver caminar como un hombre libre.


Por Daniel Villamea
fojacero@elterritorio.com.ar


:: Notas relacionadas
Páginas del horror
Los Asesinos de Itaembé Miní: el dúo criminal más temible de los 80
El mayor homicida de la historia obereña goza de salidas transitorias
El perverso plan para matar a la suegra que salió a la luz en Guaraní