Chacras que siguen esperando por agua potable, electricidad y caminos

Domingo 17 de julio de 2011
(enviados especiales)  La electrificación rural y el asfaltado de rutas y caminos resultan un desafío permanente para mejorar la calidad de vida y el trabajo de los habitantes de muchas colonias y parajes misioneros. Allí donde el acceso es difícil por los caminos de tierra y las picadas tampoco la luz eléctrica tiene lugar y los colonos deben enfrentar  desafíos enormes, que en muchos casos han determinado el abandono del ámbito rural de numerosas familias. Ya que son servicios que  resultan esenciales para facilitar el asentamiento, la permanencia  y el buen desempeño y desarrollo de las actividades agropecuarias. En el paraje La Invernada, que pertenece al municipio de Itacaruaré, hay muchas familias que esperan por la electricidad, el agua potable  y caminos más transitables. El Territorio recorrió más de 20  kilómetros de picadas y cerros para hablar con los colonos dedicados al tabaco como único ingreso de dinero, cría de animales y cultivos para el autoconsumo. En La invernadita, paraje contiguo, son más de cinco familias que esperan hace más de 15 años por la electrificación, al igual que los postes, mudo reflejo del problema al que tienen que hacer frente en el día a día.
A medida que se va adentrando al paraje, son más  las historias que se repiten. Así, tanto en Picada Unión, La Arrocera, junto a la Invernada y la Invernadita hay algunas familias que esperan la electrificación, algunos más años que otros. Pero también, es limitado el acceso al agua potable y las picadas para entrar o salir con las producciones, “se vuelven un sufrimiento cada vez que llueve”.
A la Invernada, se puede llegar entrando por la ruta 4 al kilometro 26, o por la ruta costera 2 , entrando unos kilómetros antes del cruce con la ruta 4. Allí, son más de 10 kilómetros de camino de tierra, “el mejor acceso que se tiene”, según los colonos, hasta llegar al centro del paraje. De estos. Hasta los 6 kilómetros llegan los postes y cables, para luego continuar, ya en medio de la Invernada, donde se encuentra la escuela, la iglesia y los vecinos más cercanos.
 Allí, la mayoría ya cuenta con electrificación, el principal problema está en los caminos.
El primero de los colonos que contó su historia a El territorio fue Ramón Andrés de Sosa, que se dedica al tabaco para sacar adelante a su familia. “También hacemos maíz, soja y mandioca para los animales.  Lo más difícil es cuando llueve y tenemos que sacar el tabaco, hace años que vivimos esa situación. Tuvimos hace poco una semana de lluvia y no se podía salir ni entrar. Acá te salva un poco la moto”, dijo el productor.
En cuanto a la electrificación rural, “las familias más afectadas son aquellas que están más al fondo del paraje que están esperando hace mucho. También mi hermano está esperando la luz pero él acaba de comprarse hace unos cinco meses una chacra acá cerca y desde entonces espera por la luz”, contó De Sosa.
Adentrándose más en la Invernada, la próxima vecina es Silvina Alves, también productora tabacalera que llegó al paraje hace unos 12 años. “Yo tengo luz desde que llegué pero más arriba hay más de 4 familias que esperaban hace mucho tiempo y recién ahora tienen electricidad”, dijo Alves.
“Sé cómo es, vivimos mucho tiempo sin luz en Puerto Argentino de San Vicente. También hacíamos tabaco y era muy difícil trabajar así. No podíamos clasificar el producto de noche y nos atrasábamos con la entrega, es horrible vivir sin algo que es tan esencial, dependés de las lamparitas de querosén o las velas”.
El estado de los caminos los días de lluvia también es el principal reclamo. “Con cada lluvia es peor. Ahora está mejor porque salió el sol y se puede andar mejor pero hace unas semanas, en las elecciones incluso quedaron camiones, camionetas y autos que venían a buscar gente para votar”, recordó Alvez.
Los recién llegados en el paraje son los más perjudicados a la hora de contar con el servicio eléctrico. “Hace tres meses espero que me traigan la luz, compré hace poco la chacra y vine para estar más cerca de la escuela y los servicios básicos pero aún no tengo luz, ni agua”, contó Ariel De Sosa.
Añadió: “Ya fui muchas veces a reclamar y para bajarme la luz tengo que traer y comprar todo, necesito $6 mil pesos sólo para el transformador y no puedo costear algo así”. Se trata de otro de los frenos a la hora de contar con la electrificación, los altos costos que debe pagar el colono para traer los cables. La dificultad del acceso a los parajes es otro. “Necesito la electrificación para trabajar, producir y mantener mi familia”, pidió el productor.
Más adelante, a unos kilómetros del próximo paraje conocido como la Invernadita, Juan Rodríguez, contó su historia y la de sus vecinos. También tabacalero, cría chancho para la venta, además de los cultivos para autoconsumo. “También tuve problemas cuando llegué pero ahora todo marcha mejor. Puedo disponer de un freezer  para mantener la carne, tanto la que vendo como la de consumo propio”, destacó.
Rodríguez vive en la Invernadita y es uno de los pocos privilegiados que tiene luz eléctrica en ese Paraje., al cual El Territorio no pudo acceder por el mal estado de las picadas. Por lo que Rodríguez contó, sus vecinos esperan hace más de 15 años por la electrificación. “Son alrededor de 5 familias que están sin luz desde hace más de 15 años. Es muy triste ver los postes sin cables que esperan los mismos años que estas familias para que le bajen la luz”, se lamentó.
Según indicaron algunos colonos, otro de los inconvenientes a la hora de bajar la luz es el pedido del certificado de propiedad de los terrenos, que muy pocos lo tienen.  Y enumeró a sus vecinos más cercanos que no cuentan con el vital servicio: “Jesús Nacimiento; Rubén Dos Santo, Patricia Rodríguez y los Batistas son productores que realmente necesitan la luz y por eso no pueden ni siquiera comprar una heladera para mantener sus productos”.
Luego de recorres más de 20 kilómetros de picadas y cerros, y no poder avanzar hasta el paraje contiguo por el mal estado del camino de acceso, El Territorio dio la vuelta para emprender el regreso.

Cultivos lluvia-dependientes
Llegando a la escuela, donde se encuentra el tanque de agua, varias personas estaban cargando agua en grandes bidones azules.
“Hace más de ocho años que estamos esperando que el agua llegue a la chacra”, se quejó Gustavo Da Silva, que vive apenas unos tres kilómetros de la Escuela, en la misma Invernada.
Contó al diario que tienen el tanque y el pozo vacio y que en cada elección se le promete acercar la toma de agua pero todo sigue igual.  “Son unos 1600 litros que venimos a cargar cada 10 días y es solo para consumo propio. Los cultivos dependen de la lluvia en la mayoría de los casos y de algunos espejos de agua o arroyos cercano”.


Opiniones
“Hace tres meses que espero, pero para bajarme la luz necesito en principio $6 mil y no puedo costear así”
Ariel De Sosa
Vecino Paraje la Invernada


“Lo más dificil es cuando llueve y tenemos que sacar el tabaco, hace años que vivimos esa situación”
Ramón Andrés Sosa
Productor Paraje La Invernada


“Son alrededor de cinco familias que están sin luz desde hace más de 15 años. Es muy triste ver los postes sin cables, que esperan los mismos años que esas familias”
Juan Rodriguez
Vecino Paraje La invernadita


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