“El sistema educativo debe revisar su tradición autoritaria”

Domingo 5 de agosto de 2012
En diálogo con El Territorio, docentes con amplia trayectoria admitieron que la escolaridad formal transita un deterioro desde hace décadas y que deberían plantearse cambios estructurales en relación a la realidad del alumno, pero igualmente siguen apostando a la educación en los establecimientos educativos, donde los niños y las niñas aprenden a convivir en la diferencia y se preparan para un mundo adulto mucho más complejo.
Analía Esther Daniel trabajó 20 años en escuela primaria, es profesora de lengua desde el 2006, en este momento ejerce en el nivel medio, y está a punto de culminar su tesis para la licenciatura en educación de la Unam.
Contó que en el nivel primario se enfrentó con otras situaciones: “Me chocaba mucho el autoritarismo con que se manejaba la escuela primaria, me movía y me dolía como docente hacia los niños. Ese sistema militarizado en la escuela, que continúa, porque hay cosas en nuestra escuela que son muy difíciles de cambiar. Es una forma de organizar, pero también es disciplinamiento. Para nuestra escuela, en su origen, uno de los pilares para la formación del sujeto cultural era la disciplina. Ahí está la raíz, y a pesar de que pasó un siglo y un poco más, la escuela lo sigue sosteniendo. La disciplina se aprende en la escuela, no es negativa, los primeros disciplinadores son los padres”.
Para la profesora, la escuela como institución sigue siendo fundamental en la formación del sujeto. “La escuela todavía a pesar de sus falencias brinda un entramado de situaciones que colaboran en la formación de este sujeto cultural”.
La institución escolar ofrece una riqueza de relaciones sociales insustituible, sostiene Daniel: “el chico en ese pequeño universo escolar, no solo aprende conocimientos de la ciencia en general, sino que aprende a interactuar, a interrelacionarse, se nutre de un bagaje de valores y aprende el mundo del adulto, en otro contexto. Comienza a ver qué se entiende por autoridad, qué es obedecer una norma, seguir una regla, se encuentra con otros sistemas de reglas que lo van formando, por ejemplo el sistema de asistencia”.
Sobre la modalidad de aprender y enseñar en las casas, la docente advirtió: “creo que de lo institucional no se van a poder evadir, necesitan la validación a nivel institucional estatal de los estudios que hicieron sus hijos”.
Y luego rescató: “Hay una riqueza afectiva y emocional que le va a brindar la escuela, y eso se le privaría a estos chicos que van a recibir esta educación casi individual. Se aprende mucho en la escuela, mucho más de lo que se pone en palabras, mucho más de lo que uno demuestra después en su vida profesional, se aprende mucho del otro, y eso supongo que se le va a privar a estos chicos. Un niño que va a la escuela conoce en ese pequeño ámbito escolar, 20 o 30 niños de distintas historias o formaciones familiares”.
Sin embargo, también reconoció que en los últimos cuarenta años, “todo lo que es educación se viene deteriorando. La educación sigue siendo una decisión política, y  el deterioro que estamos viviendo es fruto de las cosas que hicimos… El concepto de educación que tenían nuestros padres, que heredé yo incluso, a estos niños nuestros ya no se puede aplicar”.
Daniel también admite que la escuela debe rever la postura del docente frente a sus alumnos. “Tal vez tenemos que sentarnos con los chicos y preguntarles qué le interesa a ellos. De hecho los chicos tienen una necesidad de conocer cosas. Aún así el rol del docente sigue siendo fundamental, sigue siendo el adulto el que tiene la responsabilidad de seguir orientando los aprendizajes, pero necesitamos escuchar más a los chicos”.
Entonces, ¿cuál sería la escuela ideal? preguntó El Territorio. “Enmarcar normas o establecer reglas es básico, pero hacerlo desde un lugar que se comprenda que el niño está aprendiendo a convivir, y entender que convivir es respetarse a uno mismo, y respetar al otro. Desde ahí se tendría que encarar lo que se entiende por educación”.
Omar José de San Martín Antonio, ex director de Asuntos Jurídicos del Consejo General de Educación, con amplia trayectoria en el ámbito de la educación, detalló que como defensor de la escuela pública, “creo firmemente que sí hay opciones para explotar las potencialidades de los niños. Obviamente hay que buscarlas. No se puede pretender que estas instituciones se encuentren cerca de la casa, pero existen escuelas con inclinaciones a las artes, la música, las ciencias, la historia, entre otras. Las opciones están, hay que acercarse”.
Opinó que “la escuela primaria es obligatoria, y quienes no envían a sus niños al colegio deben ser judicializados, siempre y cuando no indiquen excepciones de trabajo de los padres o problemas motrices, lo cual tampoco es un impedimento porque hay escuelas para todos”
“Si los padres ven que la escuela no explota todas las potencialidades del alumno, deberían buscar a contra turno, instituciones donde los niños satisfagan estas curiosidades”.

“Fracasa el sistema educativo”
Para la profesora Gloria Fernández, coordinadora del Instituto de Formación Docente de la Escuela Normal Estados Unidos del Brasil y docente de la Unam, la apuesta en educación debe ser recuperar la confianza de los padres.
“Los que tienen poder adquisitivo pueden emprender la educación de los hijos, contratan docentes particulares y hacen mucho hincapié en la enseñanza del idioma, es una tendencia que ya está presente en Buenos Aires, en nuestra provincia se ve que es todo muy reciente. Esta experiencia avanza cuando las familias ven que pueden proporcionar a los chicos conocimientos que supuestamente deben tener y las escuelas no les están dando”, explicó sobre la nueva tendencia de formación fuera de la escuela.
“Esto está empezando, puede ser una moda o puede ser un fenómeno duradero, lo que sí es cierto, es que no es masivo, pero lo que nos está planteando es que la escuela no está respondiendo a la demanda de la sociedad”.
La docente e investigadora dijo que “yo no veo que sea algo masivo y en todo caso los chicos están recibiendo educación, pero como docentes no podemos dejar de preocuparnos porque es un fracaso del sistema educativo, y al mismo tiempo la escuela no está preparada para un fenómeno como este”
Asimismo, apuntó que “la escuela ya no es un lugar seguro, la violencia social entró a la escuela, hay padres en los barrios de Posadas que dejan de mandar a sus hijos a la escuela porque hay muchos peligros por el camino, porque hay violencia en la escuela, son problemas complejos y de muy difícil solución”.
Entendió que la existencia de estos nuevos movimientos en educación, “son demandas que cuestionan a la escuela, que piden respuestas. Pero la escuela todavía no se cuestiona estos temas, digo escuela como política educativa”, explicó.
“Las autoridades de Educación no se plantean que los chicos dejan de ir a la escuela porque los padres temen por su seguridad, no se plantean que hay un elevado ausentismo por este motivo y que esta pérdida de confianza en la escuela tiene que ver con estos nuevos fenómenos que promueven que hay otros espacios donde circulan conocimientos. La escuela debe dejar de lado su tradición autoritaria y escuchar a las familias”.
En este contexto analizó: “Una escuela que responda estos desafíos necesariamente plantea la revisión del rol docente y las condiciones de trabajo, que son muy precarias”.


Los números
99
Por ciento de los chicos de 6 a 11 años asisten a la escuela primaria, según el último censo nacional.
68,7%
De los niños que cursan la primaria completan el nivel de enseñanza.  
6,2%
Es el porcentaje de repitencia de primaria, según cifras oficiales.
57,4
De los alumnos que ingresan al secundario, terminan el nivel que es obligatorio, por la Ley de Educación Nacional.

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