De San Juan a las islas del sur

Domingo 26 de octubre de 2014
El antecedente había ocurrido hacía 40 años; en enero de 1944 el terremoto de San Juan conmovió al país y rápidamente se organizó una gran colecta nacional. La solidaridad misionera se hizo presente entre las primeras, tal cual lo reflejaron las páginas de El Territorio durante 30 días. Del mismo modo, en 1982, la participación espontánea del pueblo de Misiones durante los sucesos por la recuperación de las Islas Malvinas estuvo a la altura de las circunstancias, con idéntica o mayor solidaridad puesta por los habitantes del sur del país, más cercanos a lo que dio en llamarse el Teatro de Operaciones.

Para Malvinas
La gobernación de Misiones, ejercida entonces por el general Bayón, alentó el fervor popular aprovechándose del momento político que se vivía, en las que resultarían ser las postrimerías del Proceso de Reorganización Nacional ya que por el resultado de la guerra se aceleró el retorno a la democracia. Los medios de comunicación de la época, oficiales y privados, contribuyeron con grandes espacios en sus abordajes, notas especiales y transmisiones en vivo para promocionar y recepcionar las contribuciones.
Las donaciones efectuadas por los misioneros, cuyo registro y custodia fue encargado por el Ministerio de Gobierno a la Dirección de Defensa Civil, constan en un documento de 82 carillas que brinda en algunos casos detalles del donador, y en otros los oculta a pedido de no figurar, bajo la denominación de "anónimos".
Para las donaciones en efectivo se había habilitado una  cuenta en el Banco Provincia de Misiones (número 8.000/8, a nombre del Fondo Patriótico Malvinas Argentinas) y sólo en Defensa Civil, se sumaron, en más de 100 donaciones depositadas a dicha cuenta, 452 millones de pesos del momento.
Según el detallado informe se calificó como Donaciones Especiales a los elementos entregados para venta y otras destinados para subastas (mercaderías varias, ropas, joyas, alimentos no perecederos, papeles, cartas, sobres y bolígrafos, entre otros).
Los metales, que se enviaron a Buenos Aires (a Fabricaciones Militares) por el ferrocarril Urquiza, pesaron casi dos mil kilos de plomo, 18.000  de bronce, diez mil de cobre, tres mil kilos de monedas, y hasta un frasco de medio kilo de mercurio.
Entre los productos netamente misioneros donados en la zona central de la provincia (además de yerba y té a granel) se destacan varios miles de pies de madera aserrada.
En las Municipalidades del interior se concentraban las donaciones que serían enviadas a Posadas junto al dinero en efectivo donado por empresas privadas y por su personal.
Al parecer, por no contarse con balanzas de precisión en Defensa Civil, no constan en el documento los gramos de las joyas, cadenas, monedas y otros objetos de oro y plata, pero debieron ser varios kilos a tenor de la sumatoria observada. Un ejemplo: (recibo número 490) "cuatro monedas de oro de 100 pesos chilenos, que luego su donador prefirió rescatarlas al valor de la cotización de la época, donando en su lugar los correspondientes 10.600.000 pesos ley 18.188". Téngase en cuenta que por la inflación imperante el mismo año se emitió el billete de un millón de pesos.
En materia numismática se destaca la donación de una medalla de oro del Centenario del Consejo Municipal por el capitán Marco Acuña, y una libra esterlina antigua y una moneda de cobre de 1890, donadas por el Sargento Ayudante de Gendarmería Nacional, Félix Vera.
Todas las instituciones misioneras (las congregaciones religiosas, cooperativas, asociaciones civiles, docentes, alumnos y padres de establecimientos educativos) participaron activamente de la campaña, al igual que las juntas municipales de Defensa Civil instaladas en distintas localidades del interior. 
En síntesis, desde 1944 no se recuerda una mayor participación popular como la que movilizó la gesta de Malvinas en 1982. En general las donaciones provinieron de todos los estratos sociales y comerciales, y a falta de dinero u objetos se destaca el voluntarismo: tanto ex militares como soldados de clases que ya habían sido dados de baja se presentaron a las unidades locales expresando su "heroico deseo de ofrecer su vida para ir a pelear por las Malvinas".

Por Javier Arguindegui
sociedad@elterritorio.com.ar


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