Misiones como centro operativo NARCO

Domingo 8 de noviembre de 2015 | 21:00hs.

Misiones dejó de ser una provincia de acopio y paso de grandes cargamentos de droga para transformarse en una de las preferidas de las bandas organizadas dedicadas al tráfico de estupefacientes, cuyos líderes, seducidos por los frágiles kilómetros de frontera que le otorgan seguridad e inmediatez en la importación de droga a través del río, como también una alta posibilidad de fuga ante cualquier imprevisto, se instalan y administran desde acá sus acciones delictivas.
No tienen impedimentos económicos para comprar propiedades y voluntades, todas las veces que sea necesario, y desde hace un tiempo a esta parte comenzaron a dividirse en grupos de trabajos independientes, pero con tareas bien específicas, para operar y no ser descubiertos fácilmente por los investigadores.
Esa modalidad, diseñada por la delincuencia organizada que opera con mucha fuerza en suelo misionero, le permite también, en caso de ser detenidos, reponer fácilmente “el eslabón perdido”, y si cae el jefe, puede seguir manejando tranquilamente los hilos de la banda desde la cárcel. Por eso, hasta que el capo recupera la libertad, la organización nunca deja de operar y sigue intacta como desde el principio.

Prueba de que eso funciona es el dato concreto de que el 90 por ciento de los detenidos son pequeños comerciantes de droga o transportistas, custodios en los lugares de acopio o los canoeros que traen marihuana o cocaína de Paraguay, pero pocas veces la Justicia llega a los líderes, o peor aún, rara vez atrapan a los financistas para desarticular completamente estas organizaciones que ganan millones de pesos.

Fachadas en las chacras
De acuerdo a los datos aportados por las fuentes judiciales que fueron consultados por El Territorio, sobre todo en el Norte y Centro de Misiones asientan sus bases este tipo de organizaciones para poder operar con mayor facilidad en el acopio y traslado de la droga. Es más, la escasez de controles en esa amplia franja permite lavar el dinero que se obtiene con mayor facilidad (adquiriendo bienes) sin despertar sospechas por el rápido crecimiento económico.
El entramado es complejo y si bien el flujo de dinero que entra a las arcas de la banda es enorme, millonarios también son los gastos que tienen, ya que las bandas alquilan chacras, establecimientos y últimamente aserraderos, para concretar su actividad ilegal bajo el manto de un negocio supuestamente real, pero la realidad es que operan dos o tres veces y se van a otro sitio del mismo pueblo. No están asentados en un solo lugar, sino que se van moviendo de base constantemente, mutando la modalidad de transporte y corrompiendo actores que asumen responsabilidades especificas y eso, justamente, les da el status de organización bien ensamblada y escurridiza, difícil de detectar.
En ese punto se desprende el hecho de que las nuevas estructuras narco están más organizadas y operan de modo semejante al que lo hace una empresa familiar con un objeto lícito, puesto que involucra a casi todos sus integrantes y cada uno cumple un rol determinado.
Es decir, dividen las grandes cargas de estupefacientes en varias de menor cantidad para facilitar su ocultamiento y sus miembros se reparten las tareas, lo que significa que un grupo compra la droga, otro se encarga de cruzarla a través del río en canoas o como sea, otro lo almacena en galpones, chacras o tinglados alejados de las zonas urbanas y acondiciona los paquetes (cunas o chiqueros, en el caso de las madereras) y otro grupo se encarga de cargarlo al camión, entre madera, mandioca o lo que fuera, y luego la transporta al destino.
Tantos eslabones dificultan las tareas de investigación, pero cuando llegan a ellos los embargos para anular sus movimientos rara vez se ejecutan porque no tienen nada a su nombre, y si son condenados, las multas económicas que le imponen son irrisorias, tanto que son una burla: en el 90 por ciento de los casos, la multa es de 225 pesos.


Rodeados de marihuana, aflora la comercialización de cocaína
POSADAS. Misiones es una de las provincias que más droga recibe desde el vecino Paraguay, tanta que a falta de poco más de un mes para que se termine el año hay una diferencia de tres toneladas para igualar la cantidad incautada por las fuerzas de seguridad durante todo el año pasado, que fue de 52 mil kilos (ver Más de 50 toneladas en 2014).
De esa cantidad, según relevamientos propios en base a los informes oficiales, alrededor de un 70 por ciento fue descubierta en pleno transporte, o sea, en camiones y con custodia de los denominados “punteros”, lo que claramente marca una estructura detrás que, ante el pacto de silencio de los detenidos, cuesta mucho desbaratar.
Lo más preocupante en base a esos datos -según las mismas fuentes- es que se estima que una organización narco bien aceitada llega a mover entre diez y doce toneladas anuales de marihuana hacia los grandes centros de consumo y redistribución (Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos), lo que se cree que en Misiones actualmente estarían operando por lo menos cinco o seis estructuras narco de envergadura, o sea, con cabecillas y soldados instalados y manejando el negocio desde esta provincia.
Este escenario fue advertido varias veces por los fiscales Federales de Misiones, quienes llegaron con un informe de situación anual hasta la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, para alertar sobre el avance del narcotráfico fronteras adentro, catalogando de “alarmante” el tráfico de marihuana, pero también de cocaína, que a lo largo de 2015 está a punto de superar a las estadísticas del año pasado en cuanto al nivel de incautaciones.
En ese documento, la fiscal General ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Posadas, Vivian Barbosa, aseguró que “se han incrementado de manera alarmante las cantidades de droga secuestrada en procedimientos que logran impedir que sean llevadas a su destino final de consumo” y en ese punto, aclaró que pese al esfuerzo que hacen “la extensión fluvial que nos separa de Brasil y Paraguay deviene en un obstáculo importante en el efectivo control por las fuerzas de seguridad”.
En ese mismo contexto, los representantes misioneros graficaron que de todos los delitos elevados a juicio, son mayoría las causas por tráfico de drogas y más allá de ese detalle advierten que la venta de estupefacientes creció considerablemente también en zonas donde antes no tenía lugar, es decir, pueblos chicos y alejados de las grandes ciudades.

Complicidad preventora
Otro punto preocupante que refieren e indican como un grave problema que crece, es la presunción de participación de integrantes de las fuerzas de seguridad en actividades de narcotráfico, ya sea con participación activa o liberando zonas a tal función, lo que permite a los narcotraficantes operar con mayor facilidad. En esa línea, el titular de la Fiscalía Federal de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional de Posadas, Pablo Ricardo Di Loreto, denunció que al incremento de los delitos vinculados con el narcotráfico se suma que las bandas van adoptando nuevas e ingeniosas modalidades para su consumación.
Se dejó sentado que la zona centro es la que mayor auge de narcotráfico presentó en este último año y en ese orden de ideas, resulta particularmente preocupante el hallazgo de varios cargamentos de clorhidrato de cocaína o de su pasta base, que también ingresan desde el vecino país con destino local y a otros países.
Oberá, Campo Grande, Dos de Mayo, Aristóbulo del Valle, San Vicente, El Soberbio, entre otras localidades pequeñas del centro provincial, aparecen en el mapa rojo del narcotráfico y requieren una mayor actividad de las fuerzas preventoras.

Más de 50 mil kilos en 2014

El paso de droga por Misiones creció notoriamente en 2014 con relación al año anterior. Las estadísticas basadas en informes oficiales indican que el nivel de incautación de marihuana fue 33 por ciento mayor al detectado por las fuerzas federales en todo el 2013 y en cuanto a la cocaína, se elevó un 25 por ciento por encima de lo incautado en ese mismo período. Durante el 2013, se impidió el paso de 39 mil kilos de marihuana, cifra que se eleva a las 52 toneladas durante el 2014. Por el lado de la cocaína, de los 1.200 kilos sacados de circulación en 2013, se detectó una tonelada y media en 2014.