La detención de “los madereros” abrió una fuerte disputa territorial

Domingo 8 de noviembre de 2015

Hace casi cinco años, entre octubre de 2009 y septiembre de 2010, la zona centro sirvió de base de operaciones para una peligrosa organización narco, cuyos integrantes fueron detenidos luego de casi dos años de investigaciones y, cuatro años después (25 de marzo de 2014) fueron condenados en Posadas por haber acopiado y enviado marihuana desde los distintos aserraderos que alquilaban como pantalla laboral en las localidades de Campo Grande, Aristóbulo del Valle y Dos de Mayo.
Fueron descubiertos mediante un despechado miembro que, disconforme con las ganancias que se llevaba cada uno, pero sobre todo por diferencias con el organizador y financista del grupo, informó telefónicamente de manera anónima a la Dirección de Investigaciones (DDI) de la localidad de San Martín, provincia de Buenos Aires, cada vez que un camión salía cargado de la chacra.    
Fue uno de los casos más emblemáticos esclarecidos por la Justicia Federal, que de alguna manera marcó en el mapa del narcotráfico la importancia de esa zona para las operaciones ilegales ligadas al tráfico de drogas. La actividad en esa franja nunca se detuvo, ya que inmediatamente aparecieron otras estructuras similares para ocupar el lugar que quedó vacío, que a su vez, colabora en la propagación de otras células y así se va tejiendo la inmensa telaraña de las bandas que manejan amplios territorios.


El dueño de la zona centro
El capo de la peligrosa banda narco, que se encargaba de financiar la compra de grandes cantidades de marihuana y organizar los distintos envíos a Buenos Aires, se llama Martín Lorenzo López (41). Nació en la localidad de Campo Viera pero estaba domiciliado en el Lote 245 de la colonia Yerba Vieja de Campo Grande, siendo su profesión mecánico de autos y vendedor de vehículos y madera.
Fue condenado a doce años de prisión de cumplimiento efectivo como autor penalmente responsable del delito de “organización de actividades de narcotráfico, agravada por la intervención de tres o más personas, en forma organizada”. Introdujo al país 4.200 kilogramos de marihuana y una buena parte la mandó a Capital Federal.
Tras varios meses de investigación, se detectó que ostentaba un alto nivel de compromiso con las actividades del narcotráfico. Para la Justicia es autor y organizador de las acciones delictivas, teniendo como medio de vida la obtención, ingreso, guarda, envío y entrega de estupefacientes en grandes cantidades, organización que le requirió un permanente trabajo en equipo, coordinando acciones conexas destinadas al mismo fin, valiéndose para ello de un buen número de personas, lugares y modalidades, en procura de lograr despistar eventuales pesquisas.
Para todo ello debió contar con la colaboración de otros actores (también condenados) como choferes, estibadores, punteros, colaboradores de la más estricta confianza, que no se dejaran tentar por otros que pudieran desbaratar los planes cuidadosamente diseñados para perpetrar los delitos.
López no sólo comandaba y dirigía el grupo, sino que proporcionaba todos los medios económicos, es decir que financiaba la actividad ilícita y así no sólo obtenía vehículos de carga, pagaba un canon locativo, o adquiría vehículos mal habidos, sino que también proporcionaba teléfonos celulares a todos.

Su organización
López no actuó solo, ya que a su lado manejaba el negocio casi con la misma importancia Jorge Luis Butkowski (46), nacido y domiciliado en el Lote 173 de Campo Grande y cuya actividad laboral la desempeñaba en el rubro aserradero y carpintería. Se ocupaba de hacer las cunas de madera o diseñar otras modalidades.
También integraba la banda Cristian Iván De Lima (27), changarín, que aportaba mano de obra barata y era chofer de confianza de López; el camionero Irineo Urbano Schaffer (65), de Aristóbulo del Valle y quien poseía un emprendimiento maderero que hacía de pantalla a sus viajes; el empresario maderero Máximo Ricardo Rotta (32), de Campo Grande; Antonio Domingo Rodríguez (55), alias Antoñito, domiciliado en San Pedro, dueño de un aserradero; y el comerciante Ramón Cardozo (44), nacido en Puerto Iguazú pero con domicilio real en la localidad bonaerense de Tristán Suárez, donde estaba el galpón en el cual se acopiaba la droga en Buenos Aires.
La investigación permitió saber que López alquiló varios aserraderos de Dos de Mayo, Campo Grande y Aristóbulo del Valle, donde se preparaban las cargas de madera en las cuales iba oculta la droga. En esos sitios se comenzaban a cargar los camiones, que terminaban de completarse en otros aserraderos, por ejemplo, en el de “Antoñito” Rodríguez en sociedad con Cardozo, que también había sido montado pero no explotado ya que el negocio de ambos era solamente mandar droga.
La particularidad de los envíos, es que ubicaban el estupefaciente siempre en el mismo lugar del camión: “En el pecho del semi, bien abajo, o del lado del acompañante”, tal como se describió durante el debate oral. La desarticulación de la organización no significó un retroceso del narcotráfico en esas zonas, ya que actualmente existen otras bandas que se disputan el territorio que quedó descubierto. “La infraestructura quedó armada, como la que dejó Polus en Puerto Mado, por eso, inmediatamente aparecieron otros actores con mucho poder con ganas de continuar el negocio y lo siguen haciendo”, informó una fuente.

la droga de la organización de lópez

11 de octubre de 2009. Un llamado anónimo alertó que un camión saldría de Misiones repleto de marihuana oculta entre maderas y que la droga se había cargado en un aserradero de Dos de Mayo.
Seis días después un Mercedes Benz fue detenido en Campana.

9 de diciembre de 2009. Un segundo llamado advirtió que otro camión salió de Aristóbulo del Valle cargado con madera, pero llevando oculta marihuana que fue enviada por un tal “Antoñito”.

25 abril de 2010. Una patrulla de GNA sobre la ruta provincial 7 observó movimientos raros de una camioneta y un auto, que ingresaron a un camino vecinal. Los siguieron y encontraron la camioneta en un monte, pero el conductor cubrió su fuga a tiros. Incautaron 51 kilos de marihuana.

20 de julio de 2010. La GNA circulaba por la ruta nacional 14, en Campo Grande, y sobre un camino terrado observaron a un hombre al costado del camino. Cuando divisó que era un móvil oficial corrió hacia unas chacras. Sobre un yerbal, los gendarmes encontraron 2.665 kilogramos.

23 de septiembre de 2010. Un anónimo advirtió que cerca de Puerto Tigre, sobre el río Paraná, se intentaría el tráfico de estupefacientes. La Prefectura vigiló la zona. Dos hombres huyeron antes de cargar los 1.075 kilogramos de droga en una camioneta.