Violencia familiar: piden centros de emergencia en cada municipio

La Dirección de Violencia Familiar y de Género iniciará el mes próximo una serie de talleres en barrios y escuelas de la capital provincial, y prevé para los próximos meses una recorrida por toda la provincia y plantea como objetivo a mediano plazo establecer centros de emergencia en cada municipio de Misiones.
Se trata de lugares en los que las víctimas puedan recibir contención profesional de psicólogos y trabajadores sociales, a fin de garantizar su integridad.
La Línea telefónica 102, precursora del organismo provincial, celebrará este viernes sus 20 años de funcionamiento (ver Dos décadas...).

“Desde hace dos semanas brindamos asesoramiento jurídico gratuito, era una de las demandas más fuertes. Somos la segunda parte de lo que hace la Línea 137 (de Atención de Víctimas de Violencia Doméstica), que atiende las emergencias y acompaña a las víctimas al proceso de obtener las medidas cautelares, y ahí comenzamos nosotros”, contó Carolina Caspary, titular de la dirección.
Con un equipo interdisciplinario integrado por licenciados en Psicología y en Trabajo Social, junto con pasantes de la carrera de Abogacía, se aborda “uno de los trabajos más arduos, porque para que la víctima pueda salir del círculo de la violencia necesita sí o sí de un acompañamiento interdisciplinario, es un proceso lento, no se sale rápidamente y tampoco se sale solo”.

Salir a los barrios
La Línea 102, junto con la ONG Alto a la Trata, ideó un refugio para víctimas de violencia de género en la capital provincial, pero se busca avanzar más allá del imprescindible acompañamiento a los afectados.
“Uno de los desafíos más fuertes va a comenzar en septiembre en los barrios. Capacitaciones, talleres o jornadas del tema de violencia, la idea es tratar con la prevención, la culturización, la concientización. Apostamos a que ayude a empezar a visibilizar a qué grado llegó”, detalló Caspary.
Las tareas se realizarán en escuelas y barrios de Posadas, y con organizaciones no gubernamentales que pidieron capacitación.
Se integra también el Progen, grupo que trabaja en la promoción de los derechos de la mujer y su empoderamiento.
También se anunció desde la Dirección de Violencia Familiar y de Género una serie de jornadas junto a la Línea 137 en todo Misiones, de la cual, se espera, surjan los centros de emergencia.
“La violencia no es un enfermedad, son conductas aprendidas, estamos en una sociedad netamente patriarcal en la que se naturaliza la violencia, aparecen los correctivos, los castigos que también perjudican el crecimiento del niño. Eso es lo que tenemos que transformar. Es un proceso largo, por eso si bien trabajamos las emergencias y el acompañamiento, apostamos a la prevención”, expuso Caspary.
Y advirtió: “Si bien el Estado aporta herramientas, falta que la sociedad se involucre, que se entere, tome conciencia, que no mire a un costado; si no se anima a denunciar, que por lo menos ponga en conocimiento que vio una situación de violencia. La violencia es un delito y si uno no la denuncia, está siendo cómplice”.
Citó asimismo a Eva Giberti, coordinadora del programa Las Víctimas contra las Violencias: “Hay una sociedad que recomponer”.

Animarse
En lo que va del año, ya se trataron tres mil casos, entre los derivados por la Justicia, los trasladados por la 137 y los espontáneos, de toda la provincia.
“La violencia física es una de las últimas que aparece, la psicológica es la primera y es la que más daño deja en una persona. También están la violencia económica, la simbólica, la gestual, antes de la física, que es con la que se animan a denunciar, por lo que llegan en un estado de aislamiento, de autoestima muy baja, han perdido a su entorno familiar, de amigos, laboral, incluso presentan condiciones psicológicas contradictorias, por un rato quieren sostener la denuncia, por otro rato quieren retirarla, hay muchos que trabajar, están devastadas, en vulnerabilidad extrema”, manifestó la funcionaria.
Señaló también que ese ‘click’ para denunciar se produce cuando se llega a la violencia física o cuando ésta se empieza a extender hacia los hijos.
Pero, aunque en menor medida, también reciben llamadas de mujeres que no esperaron a ese punto: “Ver que están siendo sometidas por ejemplo al aislamiento, los controles permanentes, el celular, el maquillaje, cómo te vestís, por qué salís, por qué venís a esta hora, la ayuda a tomar conciencia de que están siendo víctimas de violencia y piden ayuda antes de llegar a la física”.
Aclaró por último Caspary que pese a que en ocasiones también hay atención psicoterapéutica para el agresor, en ningún caso se realiza en conjunto con las víctimas -incluso si es terapia familiar- ni con el mismo profesional.