Una tradición en base a los conocimientos de la abuela

Domingo 22 de octubre de 2017
Al momento de ampliar los conocimientos sobre recetas, muchos recurren a internet mientras que otros tienen el privilegio de que en sus mesas se sirvan comidas deliciosas, cuyas recetas las aprendieron de la abuela y así mantienen vivas tradiciones que superan siglos.
Las fiestas son un momento muy especial para los cuales se buscan menúes que tengan grandes significados para las familias y mantengan viva las costumbres de los ancestros. Lejos de los asados en la mesa de Nochebuena, el trigo con miel, niño envuelto y el destacado pierogi es lo que degusta la familia Rikaczevski antes de que el reloj indique la llegada de la Navidad.
Los festejos de años anteriores en el campo estaban marcados por contar con alimentos orgánicos producidos por las familias, eran escasos los productos que debían comprar. El tiempo pasa, las tradiciones se van modificando y muchas personas quedan en el recuerdo y son rememorados por haber dejado un legado que no muere con el tiempo. “Hoy ya quedan pocos de mis familiares, tengo un hijo vivo solamente. Y a mis nietos y bisnietos siempre les enseñé lo que me enseñó mi mamá, y así, viendo como el otro cocinaba aprendimos. Era otra la realidad, vivíamos en la chacra y desde chica tuve que salir a trabajar en el campo para ayudar y poder comprar harina porque lo demás producíamos todo en la chacra, de ahí obteníamos los ingredientes para todas las comidas”, indicó Miguelina Jakubow, nacida en Arroyo del Medio hace 85 años, dueña de una memoria envidiable y recuerdos que erizan la piel.
Al ser una familia proveniente de Alemania consumen platos típicos de aquella región del mundo, que pasan y se mantienen entre los integrantes de la nueva generación y se disfrutan en fechas especiales. “El pierogi es nuestra comida preferida de los domingos junto a una gallina y ensaladas”, comentó a El Territorio doña Miguelina.
“Nosotros en Noche Buena comemos primero trigo, después pierogi y niño envuelto, nada otra cosa. Antes lo hacíamos todos los fines de semana porque, como siempre tenía mucho trabajo en la chacra, entre semana no podía hacerlo porque demanda mucho tiempo la preparación”, añadió la matriarca de la familia, quien hasta hace un año se encargaba de cuidar a los animales en su chacra y mantener todo en perfecto estado.

De generación en generación
Con lujo de detalles doña Miguelina fue plasmando cómo se armaba la especial mesa de Navidad en su niñez. Algo que hasta hoy lo siguen conservando y logró transmitírselo a sus nietos.
Al momento de servir la mesa se la preparaba de manera especial. Y además de los alimentos tenía la eucaristía consagrada, se armaba ese día el arbolito, la vela y siete comidas. Cuando aparecía la primera estrella en el firmamento sonaban los cohetes. La familia se reunía alrededor de la mesa repleta, el jefe de la casa realizaba una oración para bendecir las dichas y continuando la celebración se servía primeramente el trigo dulce y luego los demás platos. Los comensales debían tener un gran cuidado de que ningún utensilio se cayera al piso, al finalizar se dejaba todo sobre la mesa. Lo que sobraba se consumía en el desayuno.
Así también la abuela Miguelina supo enseñar hasta los mínimos detalles para lograr el éxito con cada una de sus preparaciones. “Son comidas muy ricas y fáciles de hacer; lo que más hacíamos eran los pierogi. Primero la masa, armaba con la mano las formitas, aparte el relleno que tradicionalmente es ricota, pero también se puede poner papa, chicharrón con batata o repollo. Hasta con poroto la gente hacia, luego armar los pasteles y hervirlos en agua con sal y aceite, cuando flotan están listos”, señaló. En este punto el secreto está en el relleno, para lograr que los pierogi no se abran durante la cocción el relleno no debe contener líquido sino más bien estar suelto y seco.
Según relató Doña Miguelina, los ingredientes para la masa son: harina, sal y agua. “Solo con eso, se hace la masa y se deja descansar un rato, mientras tanto preparamos el relleno con ricota y sal, y si queremos podemos triturar bien chicharrón con batata, mezclarlo bien, armamos los pierogi, cerramos bien y en agua con sal ya hirviendo los cocinamos”, reveló.
Hace diez años que Miguelina vive en San Pedro para poder estar cerca de su hijo, nietos y más de diez bisnietos. “Antes era muy distinto el valor que se le daba a las fiestas y a las comidas. Hoy todo cambio mucho, pero siempre uno trata de mantener lo bueno de aquella época, pero los hijos ya con sus familias que también tienen costumbres, hacen que algunas cosas se vayan perdiendo. Sin embargo, lo más significativo y la unión permanecen muy firmes y tenerla a mamá con nosotros tan lucida, es una gran alegría”, dijo Carlos Rikaczevski, hijo de Miguelina.
Durante su fructífera vida ella supo superar con esfuerzo y mucho trabajo diferentes situaciones pregonando los valores entre los suyos y ver en ellos el reflejo de sus enseñanzas tiene un valor primordial para la mujer. “Poder continuar con algunas costumbres y que ellos lo hayan aprendido es todo para mí, es mi vida”, valoró la abuela entre emoción, mate y risas que alegran el alma.


Cómo hacer el pierogiPara la masa
500 g de harina; 180 cc de agua; 4 cucharadas de aceite
10 g de sal

Para el relleno
500 g de papas; 200 g de ricota
1 cebolla mediana; sal y pimienta

Varios
Cebolla frita y crema

Preparación
Amasar la harina con el agua, el aceite y la sal hasta obtener una pasta homogénea. Dejar descansar. Cocinar las papas en agua hirviendo con sal, colarlas y pisarlas hasta lograr un puré liso. Rehogar la cebolla cortada en pequeños cubitos y agregarla al puré. Añadir la ricota y salpimentar.
Estirar la masa hasta dejarla de 1 mm de espesor. Cortar círculos de 5 o 6 cm de diámetro y colocar en el centro una cucharadita del relleno ya frío. Doblar al medio y cerrar como una empanada. Dejar descansar una hora.
Blanquear los pierogi en agua hirviendo hasta que floten. Colar

Presentación
Servir los pierogi con cebolla frita y/o un chorro de crema líquida.


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