Proliferan las conexiones clandestinas de luz en asentamientos irregulares

Lunes 29 de mayo de 2017
Casitas precarias, barro y muchas necesidades conforman el paisaje de los asentamientos irregulares.
El problema de la regularización de tierras es una constante en distintos municipios misioneros. La situación no sólo es grave por los conflictos que se suscitan entre las familias asentadas de forma irregular y los propietarios de los terrenos, o vecinos del lugar. Sino, que se vuelve aún más dificultosa al tener en cuenta que dichas familias persisten de manera precarizada, sin servicios y solamente intentando “engancharse” del agua o la luz.
La Nación dio un paso más y decidió realizar un relevamiento en los barrios populares de todo el país, a fin de identificar a los habitantes de las villas y otorgarles un certificado de vivienda, que les permita acceder a servicios básicos. Pero mientras tanto, y hasta que ello ocurra, en las comunas el problema continúa.
Eldorado y Puerto Iguazú representan dos de los municipios que más problemas tienen respecto de esta cuestión. En este último caso, sólo el 5 por ciento de los terrenos son legales. El enorme crecimiento poblacional, seguido de una falta de planificación a largo tiempo dieron como resultado una secuencia creciente de familias que toman terrenos de forma ilegal.
Las conexiones clandestinas proliferan en este tipo de asentamientos, y en la mayoría de los casos presentan un verdadero peligro por las precarias instalaciones, realizadas sin ningún tipo de precaución.

En Eldorado
Actualmente en la zona de la Capital del Trabajo se constituyeron catorce asentamientos ilegales de familias, casi en su totalidad ubicados en el Barrio Elena, 9 de Julio, Parque Schwelm entre otros, todos en la zona oeste.
En los sectores donde se produjo la ocupación ilegal, el problema suscita en la falta de luz y de agua potable.
El caso reciente es del barrio Santa Rosa (conocido como ex antena de LT 18) donde más de 72 familias usurparon un espacio privado. Allí las familias ocupantes del predio quisieron utilizar la energía eléctrica y el agua del quincho comunitario, lo que generó un grave conflicto con los vecinos del lugar. Este tipo de situaciones deriva en la conexión clandestina o la compra ilegal, tanto de las tierras como de los servicios.
“Acá compramos a un señor que tiene luz eléctrica, le pagamos entre 400 a 600 pesos mensuales, en total somos casi diez familias”, manifestó Gladys, quien ocupa un lugar cerca del barrio Las Carayás en el kilómetro 3.
Lo mismo sucede con el agua potable, “antes se instalaba una canilla pública, pero luego pinchaban las mangueras y eso creaba muchísimos problemas”, sostuvo Víctor, un lugareño que vive en el Parque Schwelm.
Sin embargo, y pese a los peligros, los intrusos buscan la manera de contar con estos servicios; “se prohíbe la conexión clandestinas, se los cortan pero luego al poco tiempo vuelven a conectarse”, manifestó Darío Aguirre, coordinador barrial.

Ciudad de la intrusión
La mayoría de los terrenos en Puerto Iguazú no cuenta con documentación dominial, por tal motivo los vecinos que intrusan esas tierras no pueden acceder a los servicios básicos, como la luz y el agua de forma legal.
Es allí donde se genera lo que se conoce como "enganchados". Los vecinos reconocen que no es lo mejor, ya que no cuentan con el auxilio de la empresa prestataria del servicio -puesto que legalmente no son usuarios-, sumado a que el voltaje nunca llega a los 220 voltios.
Asimismo, esos vecinos no cuentan con agua potable, aunque en algunos lugares el Instituto Misionero de Agua y Saneamiento (Imas) realizó -en conjunto con las comisiones barriales- pozos perforados, para abastecer los nuevos barrios.
De más está decir que la telefonía fija, internet y alumbrado público no figuran en la lista de servicios brindados a este tipo de asentamientos.
Hace algunos días el Concejo Deliberante de Iguazú aprobó una discutida ordenanza que pone punto final a esta problemática, constituyendo y brindando la herramienta necesaria al municipio para dar inicio al proceso de regularización de los terrenos.
Desde la dirección de tierras municipal, indicaron que en esta primera etapa se organizará y estudiará la forma en la que se procederá al trabajo de regularización de las tierras fiscales, con la aplicación de dicha ordenanza.


Eldorado: un problema histórico La intrusión en la ciudad de Eldorado comenzó a darse a mediados de los 80 y de forma masiva en los 90. Fue entonces cuando la Municipalidad comenzó un trabajo fuerte de regularización.
Sin embargo, a comienzos del año 2000, la invasión volvió a ser masiva.
Muchas familias provenientes de Paraguay y de otras localidades misioneras comenzaron a poblar la zona ribereña, como Santa Rosa de Lima (km 1), Elena, 9 de Julio, Parque Schwelm, que eran espacios verdes e históricos.
Todos comenzaron con la construcción de viviendas muy precarias: lonas, chapa cartón, pedazos de maderas y carpas.
Mediante una ordenanza, en 2010 la Municipalidad le otorgó de forma muy precaria la conexión a la energía eléctrica y al agua potable. Luego, se hizo lo mismo con los demás asentamientos, aunque en la actualidad ya no se permiten ese tipo de conexiones.