Potente vendaval provocó destrozos y revivió temores en Cruce Caballero

Jueves 27 de abril de 2017

Un vendaval con lluvia y descargas se desató en la medianoche de ayer sobre el Paraje Cruce Caballero, a 15 kilómetros del casco urbano de San Pedro, y dejó en minutos medio centenar de casas destechadas, un aserradero destruido, árboles caídos y dos personas heridas: un niño con un corte en la cabeza y una mujer con golpes y raspones. 
Con la llegada del día, las autoridades provinciales pudieron establecer que las ráfagas que se levantaron hacia las 23.30 del martes superaron los 110 kilómetros por hora y que soplaron por diez minutos con esa intensidad. El fenómeno climático, con precipitaciones intensas y actividad eléctrica se extendió hasta las 2. El intendente de San Pedro, Miguel Dos Santos, y el equipo de Acción Social recorrieron la zona afectada desde la madrugada y durante toda la jornada de ayer censaron a las familias damnificadas para poder auxiliarlas. Además, la colonia se quedó sin luz por daños en la línea de media tensión que alimenta hasta Bernardo de Irigoyen.
En el poblado rural sobre ruta 14, los habitantes no tienen dudas, sobrevivieron a un tornado que atacó en forma de espiral, por la manera en que cayeron los árboles como en ronda y, además, las chapas de zinc quedaron como atadas a troncos de eucaliptos y araucarias a más de 40 y 50 metros de altura, argumentaron. A su paso sembró destrucción y miedo.

Así relataron los vecinos a El Territorio durante la mañana, mientras realizaban el remiendo de sus viviendas con lo que podían conseguir o salvar y se esperanzaban en que el municipio y la Provincia los asistan con colchones, frazadas y chapas, como requerimientos más urgentes.
“Pasó en segundos, era una oscuridad total, porque se había cortado la luz, fue un ruido y después el agua entrando por todos lados. Agarré mis hijos y nos refugiamos todos en la piecita a esperar que pase”, contó Marina Machado (38), madre de diez hijos.
Su casa estaba aún en obra, con piso de tierra y el techo de terciado y lonas, sólo un sector tenía chapas, fue justamente en esa dirección que pasó el ventarrón algo más atenuado, porque poco antes fustigó al aserradero Cruceca SA, que sufrió cuantiosos daños materiales por lo que la fábrica está paralizada de momento.
El aserradero, ubicado en la entrada del paraje, es motor económico del lugar, trabajan  30 personas en planta, más otros subcontratados que forman parte de la cadena de producción, flete y comercialización.
El encargado Bernardo Ayala detalló sobre la fuerza de la tormenta: “Fue cosa de segundos y casi no pudimos ver nada porque no había luz, llovía mucho con descargas eléctricas y todo el predio quedó peligroso para andar porque había árboles caídos. Árboles viejos e inmensos fueron arrancados, igual que las chapas, como si fueran papel”.
Se perdió totalmente el techo del galpón, se dañó la estructura del aserradero, se mojaron las máquinas y se perdieron 20 mil metros de machimbre y otras maderas que estaban listas para entregarse.

La sombra de Santa Rosa
La solidaridad entre vecinos ayudó a mitigar la pesadumbre que sucede a un drama.
“Gracias a Dios no hubo que lamentar ninguna víctima, porque pudo ser mucho peor que perder todo lo material, porque un colchón se recupera o se duerme en el suelo, lo irremediable hubiera sido una muerte”, aseveró Rosa Angélica Lorenzo, quien salió ilesa del tornado que castigó a Santa Rosa la noche del 7 de septiembre de 2009. Esa vez 11 personas fallecieron.
“Vivíamos en Santa Rosa en la chacra con mi marido, vimos la cola de ese tornado, sólo alcanzó a destruir un poco de nuestra casa, pero tengo en la memoria lo que pasó con los vecinos, cada vez que el cielo se pone negro empiezo a temblar, acá la gente tiene miedo del tornado o porque estuvo o perdió un familiar o porque le contaron”, recordó.   
La mujer de 59 años iba y venía entre la limpieza de su hogar y la colaboración con sus vecinos más cercanos.
“Así somos todos acá, nos ayudamos, vinieron mis vecinos, mis parientes consiguieron chapas y están arreglando el techo, todos somos pobres y estamos en la misma situación, por eso si alguien puede dar una mano, si tiene algo que a otro le falta,  lo da sin esperar nada a cambio”, resaltó Nilda Rivas, que se quedó con lo puesto, ya que el agua ingresó a su vivienda e inutilizó muebles, ropa y todas las pertenencias.
La familia de Isabel Rodríguez se escudó bajo la mesa, “rezamos para calmar los nervios y para que nadie salga lastimado, fue un viento como un espiral, que no se sabía de dónde venía y que dejó las chapas como arrolladas en los árboles”.

Se le cayó la ventana en la cabeza
Luis (11) estaba con sus hermanos y su madre Julia De Souza, todos dormidos cuando los sobresaltó el temporal. “Yo escuché ruidos y después vi que mi hijo estaba lastimado, esa fue mi preocupación, era todo oscuro y la frente de él que sangraba, la ventana de madera se abrió por el viento y le cayó en la cabeza, pero él no se quejaba nada, no quería asustarnos, después de que pasó lo peor de la tormenta, vino el intendente Dos Santos y le llevaron al hospital y ahí le hicieron tres puntos de sutura, ahora le están haciendo otros estudios para seguridad” (ver página 4).   
También una mujer tuvo que ser revisada por los médicos a causa de lastimaduras ocasionadas por la caída de ramas. El intendente Dos Santos explicó que sólo se registraron dos heridos leves.

Contención
En la Escuela 482 sobre la ruta 14 no hubo clases. “Vinieron tres chiquitos, pero la mayoría se quedó en casa, están muy asustados, la escuela abrió igual para dar el desayuno y la comida a los chicos o al que necesite”, contó la directora, Clara Quiroz.
Y advirtió: “Las secuelas del temporal van a estar por mucho tiempo y los docentes debemos prepararnos para poder contener a los niños y trabajar sobre los miedos y las heridas emocionales que dejó la tormenta”.

Por Silvia Edith Godoy
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