Por su naturaleza, paz y cercanía, posadeños veranean en Profundidad

Para escapar de forma rápida del ruido de la ciudad, respirar aire puro, disfrutar de la naturaleza y el agua refrescante, familias posadeñas y cercanos a la zona veranean en el Parque Provincial Arroyo Cañadón de Profundidad, ubicado sobre la ruta provincial Nº 204. A sólo doce kilómetros de la localidad de Candelaria y a 30 minutos de la capital provincial.
Desde horas tempranas familias enteras se aproximan al parque que en 1997 tuvo su inauguración oficial con obras de infraestructura y equipamiento. Los bañistas llegan acompañados de conservadoras, silletas, hamacas paraguayas, salvavidas y con el único propósito de disfrutar, compartir y reír aseguraron a El Territorio, que visitó el lugar.
En el cerro, como los lugareños llaman al parque, abunda el verde selvático y predomina el sonido del fluir del arroyo y el salto de 12 metros de altura. La extensión y seguridad del parque permite que niños corran y jueguen a orillas del arroyo, mientras sus padres comparten rondas de tereré, mate u otras bebidas.
La distensión y la tranquilidad pintan el paisaje perfecto entre las familias que conversan de manera amistosa y escuchan música brasileña.
Los fines de semana cerca de 200 personas visitan el sitio que cuenta con guardaparques todos los días.
“Este lugar es un área protegida, es el pulmón natural de la zona sur. Un ecotono, porque tiene una transición de diferentes ecosistemas. Uno selvático y otro de campos de malezas”, explicó Elida Aban, guardaparque. Debido a las características de la fauna del parque, en el sitio habitan acutí, coatí, venados, mono caí y tucanes.
“Los visitantes están en pleno contacto con lo natural. Es un lugar recreativo”, resaltó Aban.
El bajo caudal de agua del arroyo permite que los bañistas instalen sus silletas sobre las piedras.
En rondas de cinco o seis personas comparten viejas anécdotas y chistes.

Los servicios del lugar
Las instalaciones del parque ofrecen al visitante ocho quinchos con parrillas y también puestos de ventas de alimentos. Para los citadinos aventureros existen dos senderos, Ombú y Guabiyú, donde pueden realizar caminatas por el monte bordeando el arroyo.
Lilian Gamón quien visitaba por primera vez la cascada del Cañadón, alegre y observando caer el agua frente a sus ojos, contó: “Es un lugar hermoso. Nosotros vinimos a pasar el día, siempre escuchábamos hablar de este parque y quisimos venir a conocer. Es espectacular estar acá”. En cambio, César Politano expresó que descubrió el parque hace tres años y que el sitio “es fantástico. Cuando tiene agua podés ubicarte con tu silleta sobre las piedras y estar tranquilo. Es una belleza, siempre venimos con mi familia”.
En ese sentido, Ceno Scheneider agregó: “Acá podes sentir la naturaleza, el aire puro, te alimentás de la naturaleza y recargás energías para volver a empezar. Es el lugar ideal para venir con la familia, porque el arroyo no es peligroso”.

Productos de feriantes
A pocos metros del parque, hay feriantes que venden productos artesanales como mermeladas, pickles y pan dulce, con buena demanda de los visitantes. “Hace unos meses empezamos a ofrecer nuestros productos en la entrada del parque, porque notamos que los fines de semana vienen muchos visitantes. Primero, empezamos a traer frutas y verduras, ahora ya nos organizamos mejor y traemos productos caseros”, contó Lidia Cura.