Para Luchemos por la Vida es clave educar y fiscalizar

Domingo 21 de enero de 2018
“No hay base de datos oficial”
Misiones registra en los últimos cinco años la mayor cantidad de muertes por siniestros viales del NEA y encabeza el ranking de provincias donde muere más gente como consecuencia de este tipo de accidentes.
A esa conclusión se llega después de observar las estadísticas de muertes que todos los años elabora la organización Luchemos por la Vida, en la que muestra un mapa de Argentina con la cantidad de decesos anuales ocurridos en cada provincia.
Según esas mediciones, Misiones es a nivel regional la provincia donde mayor cantidad de muertos se produjeron en el último lustro, es decir, más que en Corrientes, Formosa y Chaco. 
Según sus números, durante todo 2017, en Misiones perdieron la vida 354 personas. Significa que casi todos los días del año pasado una persona murió en un camino misionero. En Corrientes se reportaron 272 casos, en Chaco 206 y en Formosa 135.
Pero la supremacía de Misiones excede la comparación regional porque también presenta mayor estadística de muerte por causas viales que el resto de las provincias argentinas, muchas de las cuales son hasta cuatro veces más grandes que la superficie de la tierra colorada y que sin embargo registran menos muertes en sus calles y rutas. También triplica el número de muertes ocurrido en cada año a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba), el lugar con mayor tránsito del país.

Pérdidas millonarias
De las estadísticas de la ONG se desprende que cada año mueren en nuestro país, a causa de los accidentes de tránsito, más de 7.000 individuos y otros 120.000 terminan heridos, con el agregado de grandes pérdidas materiales, estimadas en 10.000 millones de dólares.
Es necesario destacar que cada vez que se mencionan estadísticas de muertes hay que saber que detrás de números hay personas de carne y hueso que perdieron lo más preciado que es la vida. Familias que quedaron huérfanas de hijos o padres. Barrios que perdieron vecinos. Historias de vida que murieron por falta de educación y conciencia vial.
El capacitador de Luchemos por la Vida, Alberto Gasparini, explicó a El Territorio que esa organización no gubernamental empezó a hacer estadísticas sobre esta problemática  ante la falta de datos oficiales. “Lamentablemente en nuestro país no hay ninguna base de datos oficial sobre este drama en el que mueren 20 personas todos los días a nivel nacional, porque no hay una política de estado que organice la cultura vial” señaló.   

Manejar borracho
“Cuando un individuo conduce un vehículo con alcohol en sangre y mata a otra persona, el único que lo puede defender es el abogado a quien se le pague por hacerlo. Porque es una situación totalmente indefendible desde todo punto de vista”, expresó Gasparini.
Seguidamente, advirtió que “nadie que tome alcohol y después se siente al volante puede decir que creía que estaba bien para manejar, porque hay suficiente evidencia científica sobre las alteraciones que produce el alcohol y otras sustancias en los sentidos de las personas, por lo tanto es un tema que no admite defensa posible”.
En ese sentido, se mostró a favor de que los casos de muertes por accidentes de tránsito dejen de ser tratados como contravenciones y se incluyan como delitos al Código Penal  argentino. “Porque la pena debe existir para quien mató a otro por conducir ebrio. De lo contrario no estamos velando por el valor supremo de la vida como lo merecemos” añadió.
Cabe destacar que, en marzo de este año, el presidente Mauricio Macri enviará un proyecto de ley al Congreso de la Nación con modificaciones al Código Penal, que incluye, entre otras novedades, la idea de que manejar alcoholizado, bajo efecto de drogas o a velocidades que superen la permitida sean considerados delitos contra la seguridad pública con pena de prisión efectiva,  aunque no generen daño a otra persona. 

“Educar, concientizar y fiscalizar”
Según Gasparini, “las estadísticas que hacemos muestran que en los últimos 20 años seguimos teniendo la misma cantidad de muertos por año. Esto es un dato objetivo que nos gustaría que hubiese descendido. Pero el lado positivo es que durante ese tiempo se duplicó la cantidad de vehículos, se incorporaron cerca de 6 millones de motos y frente a ello la cantidad de muertos no se disparó en la misma proporción.”.
Además, explicó que “es evidente que las mayores campañas de concientización y los controles más rigurosos sobre la importancia de usar cinturón de seguridad, no manejar si se consumió alcohol, tener en cuenta las velocidades máximas y respetar la convivencia vial, van dando algunos resultados”.
Destacó también los avances en este sentido. “Hace 20 años los autos que se fabricaban en nuestro país no venían con sus respectivos cinturones de seguridad. Ahora si.  La gente que circulaba con moto ni por asomo usaba casco. Ahora muchos lo hacen. Todavía falta muchísimo pero en algunos aspectos se avanzó”. 
En la lista de tareas por hacer, Gasparini ponderó que “es necesario brindar educación vial en las escuelas desde el nivel inicial, concientizar a la población sobre lo que implica ser un conductor responsable y fiscalizar que se cumplan las normas en vigencia”.
Al finalizar la entrevista, el especialista describió el perfil del buen conductor con la regla de las cinco ‘A’, que son acatar la ley, atención a lo que hacen los demás, anticiparse a las maniobras, adecuar la velocidad y al final, avisar los movimientos. 

Una modificación penal necesaria
Como se dejó en claro en este informe, las campañas de prevención y concientización se realizan asiduamente, aunque sin mucho éxito y pareciera que todo forma parte de un necesario gran cambio cultural que los especialistas consideran a largo plazo.
Al margen de los fríos números estadísticos, lo que más golpea a la sociedad son los hechos en los que hubo imprudencia y alcohol en los conductores que protagonizaron los siniestros. Ese combo letal abrió hace rato un fuerte debate que cada vez cobra más impulso, y especialistas coinciden en proponer la incorporación de nuevas figuras penales y de fomentar de una forma más dura conductas responsable al volante.
Al respecto, el abogado Horacio Botta Bernaus, con más de 30 años trabajando en derecho de tránsito, seguridad y educación vial, aseguró que “actualmente es difícil que un juez pruebe con requisitos técnicos la intencionalidad en un conductor que chocó y mató, por eso salen en libertad rápidamente” pero reconoció que “desde hace varios años estamos tratando de que se incorporen figuras penales para darles a los jueces herramientas que permitan condenar a esos conductores sin ningún tipo de respeto por los demás”.
“La solución técnica correcta es que si el conductor mata y está alcoholizado con más de un gramo en sangre, la pena se agrave. No se discute la intencionalidad del homicida, sino que habiéndose alcoholizado a ese nivel cometió un hecho doloso y por eso se le aumenta la pena. Eso debe ser así. La pena tiene que ser en prisión” puntualizó en diálogo con este medio.

Por Daniela Cortes
fojacero@elterritorio.com.ar