Cartas de Lectores

Lunes 2 de marzo de 2015

Pobre los pobres: ¿habrá más deserción?

Todo supone que los abusos que viene cometiendo la empresa monopólica del transporte de pasajeros entre Posadas, Garupá y Candelaria, es lisa y llanamente por la evidente complicidad de los gobernantes actuales, tanto a nivel del Ejecutivo, Legislativo y de los respectivos municipios y donde, de alguna manera, bastante tiene que ver la oposición. Si no hay competencia desde el mástil hasta Candelaria, y sin control alguno, es lógico que cada vez los abusos sean más arbitrarios y hasta inhumanos. Por ejemplo, con la excusa de que por fin se realizan obras en la ruta 12, sin tan siquiera habilitar paradas provisorias, la empresa “castigó” a los indefensos usuarios a resignarse a tolerar casi 2.000 metros desde el casino pegado a la Rotonda hasta más allá del Zaimán, un comportamiento similar pero mayor a los 2.000 metros que deben soportar los vecinos de Villa Bonita y su entorno desde donde estaba la Garita hasta frente a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, sin disponer que se ocupe la colectora que hace tiempo ya está pavimentada y que, sin embargo, la utilizan todos los días otros vehículos, inclusive colectivos de larga distancia.
Para peor ejemplo de una suerte de maldad, no obstante la tremenda precariedad de ese tramo, la empresa advierte y castiga a los choferes que son solidarios con los ancianos y que en los días de lluvias torrenciales deciden facilitarles el descenso en lugares próximos a sus domicilios. En la supuesta “estación de transferencia, ya es insoportable ser cautivos del fabuloso negocio que usufructúa la empresa y donde, también sin control alguno, regula la entrada y salida de las unidades según su conveniencia y no la del usuario. Es ahí donde ocurre la pérdida de tiempo que, según la hora, los usuarios deben esperar 10, 15 y hasta 20 minutos para abordar el colectivo y donde, como ejemplo, entre las 8 y 9.30, llegan a ese lugar hasta 16 colectivos trayendo más o menos 800 pasajeros de todos los barrios de Miguel Lanús, Garupá y Candelaria al aguardo de los colectivos amarillos para transportarlos al centro, pero vienen de a uno y muy espaciados para no más de 200 usuarios. Para el mediodía ocurre al revés: vienen del centro uno tras otro los amarillos trayendo pasajeros que vuelven a sus hogares y que deben esperar con impaciencia que aparezcan los verdes para transportarlos como sardinas humanas. Lo mismo ocurre a la siesta y a la noche respectivamente. Y esta terrible maniobra sucede por permitir que esa supuesta transferencia no es para optar otro destino, sino para descender y esperar para cambiar de colectivo.
Y esta suerte de “estafa” ocurre con más del 95% de los pasajeros que van y vuelven del centro. Lo correcto y que debe exigir el Gobierno es que se cumpla sinceramente la transferencia y quienes van o vuelven del centro, que no desciendan en ese lugar para perder tiempo y tener que viajar parados. Y si la empresa monopólica no puede o no le interesa servir al pueblo, pues bien, que se llame a licitación y así lograr competencia como la mejor manera de mejorar el servicio, inclusive con rebaja de las tarifas y hasta con aire acondicionado.

Son muchos los privilegios que en esta “década ganada” también por la renovación misionera, cada vez ese monopolio se acrecienta más, a tal punto que, de haber sido Sistema Integrado Metropolitano, ya es Sistema Integrado Misionero, ya que se extendió con líneas propias a Cerro Corá, Santa Ana, San Ignacio, Cerro Azul, Leandro N. Alem, Oberá, 25 de Mayo, y si sigue Expreso Singer en su poder, a gran parte de la zona centro de Misiones. Además tiene el privilegio de servir en exclusividad a los grandes “dormitorios” de Posadas, desde Itaembé Miní hasta Ñu Porá, A-3-2, todo Garupá y todo Candelaria. Para colmo ya se autoadjudicó con la línea 26 Itaembé Guazú, donde se construirán 11.500 viviendas y, sin licitación, que no es legal, se le sumó el servicio ferroviario “internacional” Posadas-Encarnación, con extensión a Garupá.
Pero lo que más duele y llama la atención es cómo el Gobierno es cómplice en castigar con mayores tarifas a la gente que vive más lejos y que es más pobre y que desde la estación de transferencia, los barrios de Garupá y de Candelaria están muchos más cerca que desde ese lugar a Villa Cabello o a Itaembé Miní, con 8 pesos en todo Posadas, 10 pesos en Garupá y 12 pesos a Candelaria y, con la famosa Sube, 5,10 pesos, 6,60 pesos y 7,80 pesos, respectivamente. Lo justo debería ser el boleto único para toda el área “integrada”.
Justamente, ante el comienzo de las clases, es muy preocupante lo que puede suceder con las tarifas sin Sube para los escolares: 8 pesos de ida y 8 pesos de vuelta por escolar; total, 16 pesos, o sea 400 pesos por hijo y por mes, pero si son tres o cuatro hijos, esa demanda sería de 1.200 pesos y 1.600 pesos respectivamente para Posadas. Para Garupá, un hijo, de ida y vuelta, gastaría 500 pesos por mes, y 1.500 pesos tres hijos, y 2.000 pesos cuatro hijos. Y para Candelaria, 600 pesos por hijo y por mes, y 1.800 pesos y 2.400 pesos para tres y cuatro hijos. Como puede estimarse el ingreso que la mayoría de los hogares humildes, no alcanzan los 5.000 pesos por mes. Es grave esta situación, por lo que debe resolverse cuanto antes para evitar que siga creciendo la deserción en las escuelas.
No estaría de más que el gobernador Closs viaje de urgencia a Córdoba para informarse con su colega De la Sota cómo beneficia en toda la provincia el transporte gratuito para profesores, docentes, universitarios, estudiantes secundarios y escolares. Y el ex gobernador Carlos Rovira, que fue el que impuso el supuesto Sistema Integrado, viaje a Curitiba, donde hará más de 30 o 40 años se inventó esa magnífica manera de servir al pueblo y que por sus beneficios sociales ya funciona en varias ciudades del mundo. Allí, en Curitiba, se va a informar que en cada una y todas las paradas aparecen cada tres minutos los colectivos, llenos o vacíos, ya que allí impera el servicio público, para el pueblo, y no el pueblo para la empresa privilegiada.

Alberto Mónaca
Posadas. Correo electrónico