Por la tranquilidad y amabilidad posadeña decidieron quedarse

Domingo 4 de diciembre de 2011
Madre e hija. | Lichin y Ángela frente al restaurante que funciona desde hace 25 años. | Foto: Facundo Correa
Hace más de 25 años que la familia Yechung trabaja en el restaurante King Dom ubicado en la esquina de las avenidas Corrientes y Mitre. Un lugar que ya es tradicional en la ciudad, por su exquisito menú, sus decorados típicos y los excéntricos peces que nadan en la gran pecera.
Lichin Yechung o la “señora Mari” es la que comanda la empresa familiar. Tiempo atrás, intentaron instalar el negocio en Encarnación, pero decidieron volver a Posadas. Su hija Ángela nació y se crió en Misiones. Ella también inauguró, hace algunos meses, su propio emprendimiento, una boutique al lado del restaurante.
Cuando Antonio Wu, su esposa e hijo llegaron a Argentina, no sabían ni una palabra en castellano. Fue hace diez años y hoy ya manejan con fluidez el idioma regional. Al principio decidieron quedarse en Buenos Aires, donde abrieron un supermercado en San Martín. Pero el miedo y la inseguridad de la gran capital provocaron que los Wu elijan Posadas para reiniciar sus vidas.
En marzo de este año, abrieron un nuevo supermercado sobre la avenida Alem casi Corrientes. Días previos a la apertura del local, Antonio visitó todas las casas del barrio para presentarse e invitar a los vecinos a conocer el espacio. “Acá tengo amigos, es más tranquilo. La gente nos trata muy bien, muy amables. En general la gente es buena y tranquila. Acá podés salir a sentarte afuera y tomar fresco y allá (en Buenos Aires) no”.
Este año su hijo cumplió 19 años y la familia tiene pensado echar raíces en Misiones. “A él le gusta el ambiente. Fue a la secundaria, pero no le gusta la escuela. Estamos trabajando bien, todo es en familia. Es lindo vivir acá”.
Cada dos años visitan a sus familiares de China. “Argentina es más grande, poca gente. Y allá, en China hay mucha gente, y también llegan de todo el mundo, Brasil, España o Estados Unidos. Acá llega menos gente”.

Desde Taiwán
Todo el que sale de su país hacia tierra desconocida y lejana, parte con una ilusión. Y no es pequeña, ya que tiene la fuerza para sostener viajes que cruzan océanos. A veces varios océanos.
Así partió ella de Taiwán hace casi 30 años. Unos parientes se habían asentado en la Argentina. Y regresaron a su país contando maravillas. “Dijo ‘Argentina muy lindo, Argentina grande’”. Se entusiasmaron. Ella sentía miedo, no tenía ni la menor idea de dónde quedaba ese país tan maravilloso como extraño. Pero partió con su marido y dos hijos pequeños. Era el año 1982. “Argentina era un país rico entonces”, recuerda.
Llegaron directo a Buenos Aires y desde allá siguieron hacia Misiones con un objetivo bien definido: dedicarse a plantar frutas en una chacra en Loreto. Aquí, en la tierra roja, habían comprado terrenos unos parientes de la familia.
No resultó fácil reunir el dinero para los cuatro pasajes, plantar este suelo nuevo y desconocido con frutos de la tierra originaria y descubrir con los primeros fríos que los cultivos no soportaban el invierno de estas latitudes. ¿Por qué no se volvieron entonces? “Y, habían sido cuatro pasajes de ida. Con un hijo más iban a ser cinco de vuelta. Mucho dinero, hay que vivir nomás”, explica con esa resignación oriental.
También vivieron en Santa Ana. Hasta radicarse en Posadas, donde se dedican a la gastronomía.
Hoy es argentina. Sus tres hijos y tres nietos también son argentinos. Y no duda al asegurar que los chicos ya no podrían acostumbrarse a vivir en Taiwán. Habla de Taiwán y no de China. Aunque China se empeñe en decir que Taiwán les pertenece.
A ella quizás le gustaría regresar. Contesta y se nota que la idea le sigue dando vueltas en la cabeza. “Ahora todavía no, hay que trabajar. Pero después, quizás sí”, admite. El suelo natal siempre se añora. Aunque ella hace un esfuerzo por no comparar ambas tierras. “Acá siempre más atrasado, pero más tranquilo”, dice después de pensar. No quiere criticar a los argentinos. Asegura que hay gente buena y gente mala en todas partes.
Y sin lugar a dudas, la barrera más difícil siempre fue el idioma. Ella aprendió sola, hablando con la gente, las palabras con las que se arregla para administrar el restaurante. Y si le faltan, apela a abundantes dosis de esa indescifrable sonrisa. Pero admite que se le complica cuando tiene que ir al médico. “Suelo ir acompañada de mi hijo o de algún empleado”, cuenta. Es que le resulta muy difícil encontrar las palabras para hacerse entender, cuando se trata de cuestiones más complejas. Con las mismas limitaciones explica que antes de partir de Taiwán, tramitaron la visa, ya con la idea de su futura vida de agricultores en Misiones. Y, a los tres meses de estar en la nueva tierra, obtuvieron la documentación.
Su marido también estudió por cuenta propia, pero con libros y diccionarios. Y hasta sabe leer en español. De todas formas, el chino está muy presente en la vida cotidiana.  Fiel a la discreción oriental, ella prefiere no decir su nombre.


Hay 55 pedidos para radicarse en Misiones

POSADAS. Según datos de la Dirección Nacional de Migraciones, en lo que va del año se realizaron 55 trámites de ciudadanos chinos que tienen intenciones de radicarse en Misiones.
“Antes no había tantos y ahora todas las semanas tenemos pedidos, la verdad es que es fenómeno”, indicó Miriam Bösch de Sartori, delegada nacional de Migraciones en Misiones.
En Oberá, la Federación de Colectividades todavía no tiene una colectividad china, pero, debido al avance que viene teniendo la comunidad, no descartan incluirla en las próximas ediciones de la Fiesta Nacional del Inmigrante.
La principal actividad de los chinos en Misiones está vinculada con la instalación de supermercados, tiendas de ropas o restaurantes. En Posadas hay registrados 17 supermercados, según los registros de la dirección de Comercio de la Municipalidad de Posadas. También avanzan en el interior: en Puerto Rico ya se instalaron dos y en Oberá empezaron a aparecer los primeros. Desde la Dirección de Comercio de la Municipalidad de Posadas destacaron la responsabilidad que tienen a la hora de habilitar un local. “Cumplen todo lo que se les pide y siempre mandan al contador, son muy buenos contribuyentes y están al día con todas las tasas”, destacaron.
Los primeros que se instalaron en Posadas datan del 2005, pero el 2011 fue el despegue de los súper en Posadas. En lo que va del año se instalaron 10 súper chinos.
Semanas atrás, se generó un momento de tensión discursivo entre los integrantes de la Cámara de Comercio e Industria de Posadas y la comunidad china.
El Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi) brindó una charla a fin de que los discursos de los representantes sean objetivos, que eviten caer en situaciones de discriminación y que no refuercen falsos estereotipos.
Según comentó el delegado Mariano Antón, la colectividad china y otras colectividades se desenvuelve con naturalidad  por Posadas.  “Hay que aprender a convivir con el otro de manera genuina a través del respeto y de reconocer la diversidad, porque la tensión sólo genera problemas”, advirtió Antón.

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