Incluidos y marginados

Lunes 18 de mayo de 2015
Argentina se convirtió en la estrella educativa de América Latina en el último decenio, tras el retroceso en los años 90, por sus nuevas leyes para la enseñanza, el financiamiento y por la cobertura desde la primera infancia respecto a otros países de la región, aunque con algunos costos como la fuerte repitencia en el secundario, la sobreedad estudiantil y la marginación escolar de algunas provincias hacia niños y jóvenes de etnias originarias.
Hay niños y jóvenes de algunas escuelas argentinas, como en El Pintado, Chaco, que asisten a una EGB, están en cuarto grado y no saben leer ni escribir en un cuasi analfabetismo en pleno siglo XXI pero que no figuran en ningún mapa ni estadística nacional o internacional, a la hora de mostrar esta realidad educativa que también forma parte del país.
Como muestra de ello, Ernesto Cano, un maestro rural de 60 años, con vasta experiencia en este tipo de realidades, denunció que recibió presiones e invitaciones a dejar la escuela por las propias autoridades del establecimiento por haber presentado un fuerte informe acerca del estado de analfabetismo de alumnos de cuarto grado y su decisión de no promoverlos a quinto para brindarles el refuerzo necesario, que fue apoyado por los padres, muchos originarios wichí.
La educación argentina continúa en esta suerte de claroscuro, en el que por un lado según el último estudio Terce de Unesco, tiene la inversión más alta de América Latina en el PBI en la enseñanza, con el 6,4 por ciento promedio sugerido a los países en los años 90 pero por otro no puede alcanzar a sus pares de Brasil, Chile y Perú en pruebas internacionales de desempeño en asignaturas como Lengua y Comprensión Lectora.
También en el sistema argentino hay grandes dificultades para bajar la sobreedad de los alumnos, a diferencia de otros países latinoamericanos, que lo mejoraron como Brasil, y como también de reducir el grave ausentismo de los alumnos y combatir la fuerte repitencia, especialmente en el nivel secundario, dado que en primera logró reducirse en dos puntos.
Eso mismo es reconocido por el ministro de Educación, Alberto Sileoni, en cuanto tiene un micrófono cerca y admite que faltan muchas cosas que resolver. Sileoni no deja de exhibir los reconocimientos de las pruebas nacionales ONE- e internacionales Terce de Unesco, y el reciente estudio del Cippec y el Instituto Natura de Brasil, respecto a un ascenso de la franja de alumnos pobres de Argentina en los buenos resultados en las examinaciones en las cuatro asignaturas troncales matemáticas, lengua, ciencias sociales y ciencias naturales- que empardaron a alumnos de clases sociales pudientes.
Sin embargo, tener 17 o 18 años y no estar en el nivel correspondiente y estar cursando un tercer año secundario o tener que correrse tempranamente a un bachillerato de Adultos es también una falencia histórica y de matriz del sistema, que aún no tiene respuesta.
El Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) presentó en la Biblioteca Nacional, un estudio y libro América Latina después de Pisa. Lecciones aprendidas de la educación en siete países (2000-2015) , a cargo de su titular Axel Rivas, con coordinación de entrevistas e investigaciones de la pedagoga argentina Inés Dussel.
El estudio que compara a Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay, Chile, Perú y México - que participaron durante 12 años consecutivos en las pruebas internacionales Pisa y Serce y Terce de Unesco, establece entre otros insumos que Argentina fue, entre los siete países estudiados, el que más disminuyó la desigualdad en los resultados de las pruebas Pisa entre 2000 y 2012. La explicación radicó en que los alumnos de mayor nivel socioeconómico descendieron en sus resultados y hubo una leve mejora de los jóvenes de sectores de menor poder adquisitivo, que logró que ambos se dieran la mano. El estudio apuntó a la necesidad de no endiosar tanto los recursos económicos, las compras y las inversiones, y revisar un poco más cuánto se controla la trayectoria de los estudiantes, la formación y metodología pedagógica de los docentes y la currícula y contenidos con que aprenden niños y adolescentes.

Por Laura Hojman
Para DyN