Estafó a más de 20 personas tras ganarse la confianza de sus víctimas

Jueves 21 de marzo de 2013
Dos Santos tenía un lavadero. | Muchos de sus clientes lo denunciaron por robo.
Cuando Ivo Javier Dos Santos inauguró el lavadero de autos, los vecinos de la cuadra fueron los primeros clientes. La atención era buena y sobre todo la ubicación del negocio, en pleno centro de Oberá, ayudaban al éxito.
Con el negocio como pantalla y valiéndose del buen concepto ganado, Dos Santos se aprovechó de la confianza de sus clientes y de los comerciantes de la Capital del Monte. Y fue así que, con cheques robados, logró estafar a más de 20 personas.
Con el tiempo, además, muchos de sus clientes lo denunciaron por robo. Incluso, Dos Santos fue acusado de hurtarle la chequera y el sello a un médico del Samic de Oberá, con el cual compró yerba mate por 1.850 pesos, ya que uno de sus proyectos era exportar el oro verde a todo el país.
En sus artilugios cayeron desde políticos hasta doctores. Incluso logró apropiarse del coche de un vecino cuando éste le dejó el auto en el lavadero con la documentación y un formulario 08 en blanco en la guantera (ver Dejó el coche...).
Consciente de que todas las pruebas lo ponían contra la pared, Ivo Dos Santos confesó haber estafado y robado a más de 20 comerciantes y vecinos de Oberá, Aristóbulo del Valle, Villa Bonita y Guaraní por lo que se acogió al beneficio del juicio abreviado y firmó una sentencia por 3 años de prisión de cumplimiento efectivo.
Finalmente, el Tribunal Penal I de Oberá, integrado por los jueces Amalia Lilia Avendaño, Francisco Aguirre y Juan Pablo Rivero, sentenció al hombre por el delito de “estafas reiteradas, hurto simple reiterado en cuatro hechos, defraudación y falsificación de documento privado, todo en concurso real”.

Los artilugios de Ivo
Dos Santos inició su fama como estafador en octubre de 2004 cuando se presentó en una empresa de calle 9 de Julio de Oberá y pidió para hablar con el gerente, Diego Z.
Allí comercializó dos cheques; uno por la suma de 1.800 pesos y otro del Banco Macro sucursal Capioví, correspondiente al comedor de la Escuela 93, por 1.960 pesos.
Sin embargo, cuando el gerente intentó cobrarlos, ambos tenían orden de no pagar por denuncia por robo.
Así se inició una cadena de estafas cometidas por Dos Santos, en cuyo expediente figuran más de 20 denuncias, cada una con su particularidad: las estafas oscilan entre 500, 1.700, 5.300, 9.000 y hasta 18.000 pesos, por motocicletas, neumáticos de camiones, muebles, materiales de construcción, electrodomésticos, combustible, hasta yerba mate y té (ver cronología).
Ante las numerosas denuncias, la Justicia inició una investigación extensa que arrojó pruebas contra Ivo Javier Dos Santos. La instrucción confirmó las sospechas y el caso fue elevado a juicio.
El debate, que tenía programado tres jornadas por la cantidad de testigos y principalmente, de damnificados, concluyó esta semana, tras firmarse un abreviado en el cual el imputado reconoció los hechos.

Motorizado
Ya en 2007, a Ivo Dos Santos, gran parte de los comerciantes de la ciudad de Oberá lo conocían por su fama de embaucador. Entonces, y para continuar con sus fechorías, se le ocurrió comprarse una moto.
El 27 de junio de 2008, Ivo fue hasta un local de la calle José Ingeniero de Oberá y adquirió una motocicleta Guerrero azul y plata modelo 2008.
Y, como para no perder la maña, entregó en parte de pago dos cheques; uno por 3.100 pesos y otro por 1.200 pesos. Pero, ninguno de esos valores fue cobrado, ya que tenían pedido de no pagar por robo.

El sello del médico
En marzo de 2009, a Dos Santos se le ocurrió iniciarse en el negocio de la yerba mate para exportarla a todo el país.
La idea ofrecía excelentes ganancias y Dos Santos no estaba dispuesto a perderse la oportunidad.
Sin embargo sabía que para comenzar el negocio necesitaba invertir un buen capital.
Fue así que el 19 de marzo se contactó con Jorge A., empleado de la Cooperativa Agrícola Limitada de Oberá (Calo) y adquirió yerba mate y té “Flor de Oberá” por 2.800 pesos. La mercadería, por supuesto, la pagó con dos cheques del Banco Nación.
Dos días después, el 21 de marzo, Dos Santos regresó a la Cooperativa, esta vez con un cheque del Banco Patagonia en cuyo dorso estaba el sello del médico Héctor G. del Samic de Oberá, por la suma de 1.800 pesos.
Un semana más tarde, cuando el empleado fue a cobrar el dinero, los cheques les fueron rechazados; había una orden de no pagar por robo.
Jorge A., al percatarse de que fue víctima de una estafa, no dudó, y se dirigió al consultorio del médico Héctor G. para preguntarle por los cheques que había recibido de parte de Ivo Dos Santos. El doctor, al verlos, negó la firma de los papeles.
Poco después, el galeno recordó que una vez llevó el auto al lavadero de Dos Santos.
Al mirar en la guantera del coche, se percató que le habían hurtado el sello. Además, le sacaron la rueda de auxilio y la chequera.


Dejó el coche en el lavadero del estafador y, cuando fue a retirarlo, ya lo había vendido por 13 mil pesos
El 9 de diciembre de 2008, Carlos A. dejó su Peugeot 206 en el lavadero de Ivo Dos Santos.
Confiado, porque se trataba de su vecino, dejó en el interior toda la documentación del coche, además de un formulario 08 en blanco.
Horas después, cuando fue a retirar el coche, Dos Santos le dijo que el 206 era de él. Sorprendido, Carlos insistió en retirar el rodado pero nada pudo hacer.
Al día siguiente, Ivo vendió el Peugeot como propio a Alberto Leonardo B. por la suma de 13 mil pesos. Leonardo, meses después, lo vendió a un tercero, José Roberto Y., por 18 mil pesos.
Sin embargo, cuando se lo iban a entregar, la Policía secuestró el rodado por denuncia de robo.


2005-2009
• Octubre de 2004.
Comercializó dos cheques; uno por 1.800 y otro por 1.960.
• Agosto de 2005. En Villa Bonita se contactó con Alberto N. y le cambió un cheque de 1.040 pesos por dinero en efectivo.
• Mayo del 2007. En una empresa de materiales de construcción realizó compras por 5.780. Pagó con tres cheques de cobro diferido, uno por 2.780, el otro por 2.100 y el tercero por 900. Todos fueron rechazados.
• Agosto de 2007. Ivo,  como propietario de un lavadero de autos ubicado en calle Chaco casi Sarmiento de Oberá, hurtó de un Chevrolet 4x4 vales de combustible de la empresa San Ramón S.R.L por 350 pesos. Los vendió por $ 250.
• Noviembre de 2007. Con falsa identidad se presentó en un local y compró dos baterías por 1.280 pesos, abonó con un cheque de $ 1.200. El cheque tenía denuncia por robo.
Febrero 2008. En una ferretería de Oberá, adquirió varios elementos, abonó con un cheque de 1.800. Días después, regresó al mismo negocio e intentó comprar materiales, por $ 2.284 pero el dueño rechazó el cheque.
Marzo de 2008. Realizó compra de lubricantes en la estación de servicio de Aristóbulo del Valle por 5.430 pesos, pagó con dos cheques; uno por 3.500 y otro por 1.930.
Junio de 2008. En un local de motos de Oberá compró un biciclo. Entregó dos cheques; por 3.100 y 1.200 pesos.
Julio 2008. En Guaraní, compró seis cubiertas de camión por 8.610 pesos, la operación fue abonada con cheques de distintos orígenes y endosados por Dos Santos.
Marzo 2008. En Oberá, adquirió un frezzer y pagó con un cheque de 1.710 y 240 pesos en efectivo. El cheque fue rechazado. Días después, volvió al negocio y pidió, con otro cheque, un televisor de 25' y una cafetera por la suma de 2.700. Pero, al verse frustrado el cobro del primer cheque, el dueño no aceptó los papeles.
Enero del 2009. Mauro C. llevó su Fiat Duna al lavadero de Ivo. Al ir a buscarlo le faltaba la rueda de auxilio.
 Agosto de 2009. En Oberá; compró un compresor profesional y abonó con un cheque que fue rechazado.
Octubre de 2009. Adquirió seis rollos de alambre, cuatro kilos de clavos. Pagó con un cheque de 3.700. Fue rechazado.