Naufragio de la memoria

Martes 6 de octubre de 2015

Más difícil que conseguir algo suele ser conservarlo. Esto resulta especialmente cierto cuando se trata de patrimonio cultural.
Incluso cuando hay consenso por parte de una comunidad respecto de cuáles son los bienes que se debe y quiere proteger, resulta difícil conseguir los fondos y los mecanismos para garantizar su cuidado.
Un ejemplo de esas complejidades, que de tan evidente resulta inexplicable, son los centenarios ferrys Ezequiel Ramos Mejía y Roque Sáenz Peña que se hunden a pesar de tantos intentos y proyectos para preservarlos (Página 4).

Tras dejar de prestar servicios entre las dos orillas, con la llegada del puente internacional, las embarcaciones permanecieron por años frente las costas de Posadas. Fueron museo, lugar de paseo e incluso restaurante. Finalmente fueron trasladados a Nemesio Parma, para protegerlos. Pero los resultados dejan a la vista que el paso del tiempo va ganando la batalla.
Las embarcaciones sufrieron serios daños tras las lluvias de la semana pasada, según se explicó. A pesar de los trabajos de drenaje y los intentos por repararlos, hasta el momento, la pérdida del Ramos Mejía parece inevitable. De seguir así, anclados en Nemesio Parma, parece claro que les queda poco tiempo de vida. 
Es cierto que el uso desgasta, pero de lo que está en desuso no se ocupa nadie. La mejor forma de preservar el patrimonio es darle un destino, tomando las previsiones del caso, para evitar su pérdida.

Por María Marta Fierro
Prosecretaria de Redacción
mfierro@elterritorio.com.ar