Minuto 105

Martes 4 de agosto de 2015
Muchos amigos no dormirán bien esta noche; mañana es el gran día de River, que disputará la ansiada final de la copa Libertadores con el Tigres de México, en el Monumental, y “ojalá lo cocinemos en los 90 minutos”, soñarán despiertos, para evitar infartantes soponcios de penales porque aún ronda en la cabeza de muchos el errado por Higuaín en Chile; y muy lejos en el almanaque el de Pavone frente a Olave, el verdugo secular. Y se sabe, de tanto pensar en eso, finalmente la realidad magnetizada termina siendo una profecía de esos temores. Al margen de esa instancia (cruzan los dedos los insomnes lectores riverplatenses a esta altura de la columna…) lo esencial, lo que concentrará todas las miradas,  como felinos, será el minuto 104, cuando el visitante ya transite el túnel después del entretiempo y encare la manga para jugar los segundos 45´, y enseguida el 105, porque imagino que será una postal en la mente de todos la posibilidad de un impuntual gas pimienta, invirtiendo la secuencia que hizo célebre al Panadero Napolitano. Una especie de venganza preanunciada. En el minuto 105 convergen además inevitablemente una larga serie de sucesos como declinando en un embudo, todo lo vivido hasta entonces se revivirá en esa exacta conjunción de las agujas del reloj; el trágico descenso al averno de la B, y su regreso; el campeonato de Ramón; la épica eliminación de Boca en la obtenida copa Sudamericana; la incertidumbre de la primera fase de la Libertadores; la milagrosa clasificación a octavos (gracias casualmente a este mismo Tigres), el gol de Sánchez a Boca en la ida y la evocada revancha inconclusa en la Bombonera; la angustiosa semifinal frente a los paraguayos, y el reciente empate de ida. Todos los ojos estarán en ese minuto en ese lugar; incluyendo los de los veedores, los organizadores, la seguridad y los de la íntima esperanza de los boquenses de que pruebe el archi-rival las mismas mieles del veneno que probaron ellos. Desde el 105 sólo se vislumbra el punto sin retorno, azar y temple.