Experiencia políglota en el monte

Miércoles 10 de septiembre de 2014

En medio del monte santanero, a 40 kilómetros de la capital misionera, existe un lugar donde los países se unen y las fronteras dejan de existir. Pil, la chica danesa, toma mate mientras charla en un spanglish con su compañero australiano, Marcel. A su lado, Ambar, la francesa, barre el patio junto a su novio Federico y sus otros amigos Octavio y Carlota, también oriundos de Francia. De fondo suena el reggae de Bob Marley mientras Mariano, el niño argentino de padres paraguayos, invita a bailar a los visitantes. Con una semana de convivencia, el grupo ya se define como una familia.
La escena se vive en El Monte de los Abuelos, un nuevo emprendimiento en Santa Ana, abierto a voluntarios y visitantes que llegan desde distintas partes del mundo para compartir una experiencia conectada a la naturaleza.
Es la primera vez que este grupo de cuatro franceses, un australiano y una danesa llegan a Misiones. Dejaron sus vidas y sus trabajos en sus lugares para viajar aprendiendo por Sudamérica. “Queremos ver otra cosa, para encontrar personas que hablen en castellano y descubrir lugares que no sean turísticos”, dice Carlota que junto a Octavio está realizando un viaje de un año.

Durante la mañana dedican tres horas a los trabajos en la chacra. Las actividades varían entre limpieza, cocina, pintura, construcción y plantación en la huerta orgánica. A la tarde es el momento libre para relajarse, leer y disfrutar en contacto con la naturaleza. También se organizan paseos por las cercanías donde hace días el grupo descubrió una cascada en medio del monte.
“Es muy bonito; el clima tropical nos encanta”, agrega Ambar, la traductora del grupo. En compañía de Federico ya recorrieron Bolivia y Perú. “En Argentina nos encontramos con gente muy simpática y nos tratan muy bien. Es un país muy genial. Nos interesa experimentar la cultura y hacer amigos”.
Ambar se convirtió en la profesora de español de Marcel. Mientras decoran unas latas de gaseosa recicladas, la francesa dice: “Somos una familia. Estamos todo el tiempo juntos. Marcel es como mi amigo a pesar de que lo conocí hace una semana”.
Desde Posadas, Facundo Sartori (30) y Julia González (29) fueron los impulsores del emprendimiento que hoy llevan adelante con la ayuda de la familia. La idea nació a partir de un viaje que realizaron a fines del año pasado. Durante tres meses recorrieron el Sudeste Asiático viviendo la experiencia de voluntariado en distintos espacios ecológicos.
El proyecto del Monte de los Abuelos promociona el turismo sustentable y el intercambio cultural. En febrero de este año, recibieron al primer grupo desde Estados Unidos. En total, ya pasaron 30 voluntarios, que se enteraron del lugar a través de una página de internet. Julia recordó la visita de una familia de Australia que venía viajando por el mundo con sus hijos de diez y once años.
En el lugar viven Lis Gregoria Quiñones y Hugo Ever Acevedo, quienes se encargan de asistir a los invitados. Lis ya fue catalogada como la mejor cocinera del mundo y Hugo es carpintero y constructor. Ambos son padres del pequeño Mariano que disfruta y juega con cada uno de los visitantes. “Me gusta este trabajo porque aprendo todos los días”, comenta Hugo que también enseña guaraní.

El monte
“La chacra siempre fue el cable a tierra de la familia”, comenta Facundo. La casa principal tiene 60 años. Está construida por madera de urunday, un árbol que aparece constantemente en el paisaje santanero. El abuelo de Facundo fue director de la escuela rural N° 166 en la década del 50 y 60. El Estado le entregó 25 hectáreas en el cerro que se transformó en el paraíso de los abuelos, por eso eligieron el nombre del lugar. En los últimos dos años. la chacra se ha convertido en una granja orgánica, plantando y cultivando frutas y verduras sin utilizar químicos o venenos.
Los voluntarios permanecen entre dos y tres semanas. “Es un turismo sustentable. Creo que este es uno de los turismos más sanos que hay, no solamente por  la calidad del trabajo y cómo viven sino por la identificación que genera el grupo, con la gente que vive acá, con nosotros, y uno termina conociendo la cultura”, explica Facundo.
Por su parte, Julia considera que se trata de una tendencia a lo ecológico y para salir del itinerario clásico del turismo. “La gente está tomando conciencia del impacto ecológico y cuando viaja busca tener interacción con la gente; no solamente sacar fotos, sino conocer profundamente, tener un contacto con lo cultural, hablar, comer las mismas comidas, escuchar las historias”.


DATOS
EL MONTE DE LOS ABUELOS
Para contactarse ingresar a la página: https://www.facebook.com/elmontedelosabuelos.
Además, recomiendan una página para conocer otras experiencias de voluntariados por el mundo: http://www.helpx.net/