El Hércules, un club social al que no entraba nadie sin saco y corbata

Domingo 23 de agosto de 2015

La historia que relata la reconocida película argentina Luna de Avellaneda, que tiene como protagonista a Ricardo Darín, bien podría ser la del Club Atlético Hércules de San Javier, una entidad centenaria que a lo largo del tiempo fue el principal punto de encuentro para las familias de esa pequeña ciudad, situada al sudeste de la provincia.
Fiestas patrias, cumpleaños de 15 (en los que las niñas eran presentadas en sociedad por primera vez), los matinés y los famosos carnavales se celebraban en ese espacio que tiene una ubicación estratégica, ya que está situado en pleno centro de la ciudad.
Por estos días la concurrencia no es la misma que a mediados o fines del siglo pasado, pero el Hércules sigue de pie con la misma fortaleza que el héroe de la mitología griega que le dio su nombre.

El Club Atlético Hércules nació en el año 1914 como una idea de un maestro llamado Lisandro Ríos. Su primera comisión directiva estuvo conformada por Fernando Boschetti, Ramón Pacheco, Carlos Wade, Martín Ayala, Augusto Piaggio, Gregorio Esquivel y Juan Loreiro. A diferencia de otros clubes de la zona, el Hércules tuvo poca participación en el fútbol y en la faz deportiva en general, ya que sus principales actividades siempre fueron las reuniones sociales.
No obstante, el Hércules supo destacarse en el tenis, siendo protagonista de los torneos del Alto Uruguay durante muchos años. En 1944, y bajo la presidencia de José Augusto García, la entidad social consiguió ubicarse en el lugar en el cual se encuentra hoy, sobre las calles San Martín y Libertad. El 6 de agosto de ese año se inauguró el flamante y hermoso edificio del Club Hércules con una fiesta que contó con un gran baile de gala, al cual asistieron invitados de toda la provincia y del Brasil.
Por estos días el club se sostiene gracias al amor y al trabajo que le brindan los actuales dirigentes, quienes crecieron y se formaron en ese espacio que hoy les toca dirigir.
“Este club tiene una importancia cultural y social muy relevante. Cualquier tipo de reunión municipal o escolar se hace acá. Durante muchos años peleamos para que esto no desapareciera, porque acá está parte de nuestra historia”, aseguró su actual presidente, Ricardo Cabral.
Por su parte, José Héctor “Carioca” Allegrini, socio vitalicio y ex tenista, contó con cierta melancolía: “Yo pasé la mayor parte de mi vida en este club. Es como mi segunda casa. Tengo un afecto muy grande por mi club y por toda la gente que viene”.
Para los protagonistas de esta historia, “la clave para que el club se mantenga es el cariño que le tenemos cada uno de nosotros, porque acá está la historia de nuestras vidas, de nuestros abuelos, de nuestros padres”, argumentaron.
El Hércules fue declarado hace algunos años patrimonio histórico de San Javier, aunque en la actualidad la concurrencia de vecinos para realizar actividades deportivas es muy poca. “Hoy en día subsistimos con las canchas de padel y de fútbol cinco. Tuvimos que sacrificar una de las canchas de tenis para armar una de fútbol cinco y así recaudar fondos. Hay poca gente que viene a realizar actividades al club. Los chicos tienen otras prioridades”, reconoció Cabral.
De todos modos, el Hércules tiene entre sus cimientos el peso de su historia, un argumento más que válido para afirmar que, pese a tener que amoldarse a las circunstancias de cada época, seguirá siendo por mucho tiempo más un lugar fundamental para la vida de todos los vecinos de San Javier.


Un lugar creado por y para los inmigrantes
Montecarlo (corresponsalía). El Club Gimnasia Guatambú cumplió 83 años, funciona mediante el trabajo conjunto de los socios y la comunidad y es formador de deportistas que han llegado a ser parte de selecciones provinciales y nacionales, como es el caso de las hermanas Marianella y Karen König en el tenis de mesa.
El club nació el 21 de mayo de 1932 como un espacio recreativo y de integración de inmigrantes y hoy es una de las instituciones deportivas destacadas del Alto Paraná, con cerca de 300 socios.
“Como rezan las primeras actas, esta institución fue fundada para aglutinar a las familias de los inmigrantes, no sólo para recreación sino también para las cuestiones sociales; a partir de ahí se ha fortalecido el espacio, se ha obtenido el terreno, se ha ampliado la institución. Hoy tenemos una infraestructura importante", destacó su presidente, Víctor Baumgratz.
El club en la actualidad cuenta con un complejo deportivo compuesto por un salón gimnasio,  cantina, cancha de bowling, albergue con 36 camas, depósito, sanitarios y vestuarios, casa del cuidador, cancha de bochas, parrillas, campo de deportes y parque natural arbolado.
Las disciplinas deportivas que se practican son handball, bochas, bowling, faustaball, patín, tenis de mesa, vóley y maratón.
La entidad desarrolla distintas actividades, como bailes, servicios para casamientos, cumpleaños de 15, aniversarios, etcétera.
Año tras año está comprometida con la fiesta máxima de la comunidad, que es la Fiesta Nacional de la Orquídea y Provincial de la Flor. En ella explota un salón quincho comedor.
En la actualidad es el único espacio en Montecarlo en el que la gente tiene la posibilidad de disfrutar de un baile con actuación de bandas musicales.
“Hoy se trabaja fuertemente en cercar la institución para delimitar nuestros espacios, porque la colonia hoy se está poblando. Los fondos los obtenemos de la explotación del comedor en la Fiesta de la Orquídea todos los años. El trabajo fundamentalmente pasa por la fiesta aniversario, el comedor, el alquiler del salón para eventos sociales y los ingresos de las cuotas societarias”, detalló Baumgratz.
El club se hizo reconocido por las actuaciones de sus deportistas, que supieron llegar a formar parte de selecciones nacionales en faustball y tenis de mesa y ha sabido ser sede de mundiales, sudamericanos y otras instancias.