Inmigración e hipocresía

Martes 21 de abril de 2015

Debemos hacer algo rápido, con urgencia.  Estas palabras fueron pronunciadas ayer por la representante para política exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, tras el naufragio el domingo de un barco en el Mediterráneo y la muerte de más de 700 inmigrantes, a lo que se sumó ayer una nueva tragedia (página 17). La frase, aunque esperanzadora de cara a que de una vez por todas se haga algo para frenar este recurrente drama humanitario, es también patética. Porque hablar ahora de actuar rápido y con urgencia constituye una hipocresía por parte de altas autoridades como la mencionada Mogherini, que saben a la perfección que esta terrible situación se registra desde hace años, y poco o nada hicieron por frenarla. Hasta ahora, las acciones no estuvieron encaminadas a evitar las muertes, sino a impedir que los inmigrantes irregulares puedan vivir en territorio europeo. Prueba de ello es que desde el 1 noviembre de 2014 se implementó la llamada operación Tritón, que tiene como objetivo el control de las fronteras, no el rescate de inmigrantes .Y muchas de las cerca de 5.500 muertes registradas en el Mediterráneo durante el año pasado y lo que va del actual se produjeron por naufragios causados por las fuerzas de seguridad que iban a interceptar los barcos con inmigrantes en altamar para que no lleguen a Europa. Fue necesario que el problema les terminara de estallar en la cara para que, de una vez por todas, Europa dé la impresión de que comienza a tomarse el tema con cierta seriedad. Hoy la UE habla de establecer cuotas en cada país para recibir a inmigrantes y de intentar ayudarlos en sus países, de los que quieren escapar porque pasan hambre o están en riesgo sus vidas. En definitiva, la UE trata ahora de mostrar una cara humanitaria, pero lo hace muy tardíamente y además, cuesta creerle.

Carlos Serenelli

Editor de El país y el mundo
cserenelli@yahoo.es