“A mi marido le tiraron a matar y él no es un traficante o un asaltante”

Jueves 31 de marzo de 2016
Las camionetas de la víctima y de la PNA siguen incautados.

“A mi marido le tiraron a matar y él no es un traficante o un asaltante”, dijo Rosa de la Cruz, esposa de Isidro Segovia (59), el hombre baleado durante un confuso episodio registrado el lunes a la noche en un barrio de San Javier.
Mientras el carpintero se recupera lentamente en el Hospital Madariaga, Rosa y Mabel -una de las hijas del matrimonio- hacen vigilia en la sala de espera y todavía no encuentran respuestas a la reacción de los efectivos de la Prefectura Naval Argentina (PNA) implicados.
“Todo fue una confusión. Eso es verdad. Él estaba ahí con una mujer y se asustó e intentó salir rápido porque tampoco pudo identificar que el otro auto era de la Prefectura. Tenía las luces apagadas y él nunca pensó que era la autoridad”, relató Rosa a El Territorio. 

“Ellos también se confundieron. Ellos pudieron haber sospechado de algo malo ahí, pero no podían tirar a matar como sí lo hicieron, desde atrás. Podían haber disparado a las ruedas o algo así para que no se escape, pero a mi marido le tiraron a matar y él no es un subversivo, un traficante o un delincuente”, agregó.
La mujer tampoco tuvo reparos a la hora de criticar el accionar posterior de los agentes implicados. Rosa señaló que en el hospital de San Javier estaban los prefecturianos implicados y que ninguno de ellos pidió disculpas por lo sucedido, ni tampoco se ofrecieron a colaborar en algo.
Por su parte, sí reconoció que autoridades de esa fuerza federal acompañaron a la familia ayer al mediodía, pero consideró que ese apoyo no fue suficiente. “Ellos nada más querían hablar con él y él ahora no está en condiciones de hablar. También criticaron que mi hijo estaba muy exaltado en San Javier, pero como no lo iba a estar. Ni preguntaron si yo tenía plata para poder seguir acá”, cuestionó.
Sobre el estado de salud de Isidro, la mujer expresó que su marido afortunadamente se está recuperando, aunque teme por las complicaciones que la lesión le puede provocar más adelante, teniendo en cuenta que el hombre es el sostén económico de la familia, que reside en un paraje ubicado en el kilómetro 4 de la ruta provincial 4.
Cabe recordar que según un examen del médico policial, Segovia sufrió un disparo que ingresó por el costado izquierdo de la cadera y salió por el ombligo. El proyectil le dañó varios órganos, entre ellos los intestinos grueso y delgado, además del páncreas.
El paciente fue operado y sus familiares dijeron que si bien todavía corre cierto riesgo, evoluciona bien y tendrá entre tres y seis meses de recuperación. “Yo ahora me tendré que poner las pilas con todo, voy a tener que dejar mi trabajo para trabajar en la carpintería chiquita que tenemos en Concepción para llegar a fin de mes y mantener a todos. Durante esos meses él no va a poder trabajar, y ¿quién se hace responsable de eso? Yo quiero que alguien responda eso. Ellos (por los efectivos de la PNA) se tenían que hacer presentes y ver cómo solucionar esto”, culminó Rosa.

Agentes investigados
En cuanto a la situación de los prefecturianos, identificados por la Policía como Miguel Ángel M. (ayudante de tercera), Víctor Manuel T. (cabo primero) y Omar Higinio M. (cabo primero). están en libertad, pero supeditados a la causa que investiga el Juzgado de Instrucción Cinco, a cargo de la magistrada Selva Raquel Zuetta.
Fuentes consultadas indicaron que hasta anoche no estaba del todo claro lo que sucedió luego de la balacera. El herido habría sido llevado al hospital por una ambulancia y recién ahí la Policía tomó conocimiento del caso.
Luego, la jueza interviniente se interiorizó del hecho y ordenó tanto la detención de los tres agentes como el secuestro de sus armas reglamentarias.
Este diario intentó hablar en reiteradas ocasiones con algún responsable de la delegación de la PNA en San Javier para obtener la palabra de algún representante, pero los intentos fueron en vano.
La balacera se registró el lunes, después de las 19.30 en una zona oscura del barrio Niño Jesús de San Javier. Un llamado anónimo denunció la presencia de una camioneta Chevrolet S10 en el lugar, por lo que una patrulla de la PNA intervino.
Al llegar, los prefecturianos encontraron el rodado, cuyo conductor intentó huir de la zona y desoyó la voz de alto de los efectivos, quienes ante la sospecha de que se estaba concretando un ilícito, decidieron abrir fuego contra la camioneta. Uno de esos disparos impactó en el conductor, quien estaba acompañado de Dorilde F. (41).
En realidad el hombre habría ingresado a esa zona para mantener un encuentro íntimo con su acompañante y fue confundido con un traficante.

Entre la responsabilidad y el exceso

No es la primera vez que ocurre en Misiones un caso de las características del registrado el lunes en San Javier, es decir, que las fuerzas de seguridad arremeten a tiros contra vehículos que circulan ante la presunción de que sus ocupantes son contrabandistas. Ocurrieron casos en los que los conductores o sus acompañantes terminaron muertos o gravemente heridos con secuelas de por vida, y los uniformados, condenados o exonerados de las fuerzas, por lo que el hecho de San Javier volvió a poner en escena el modo abusivo de proceder que tienen algunos efectivos.

• Baleado tras una cena familiar. Un ex empleado bancario, Víctor Fabián Andrich, a fines de enero de 2001 fue baleado junto a su familia por tres integrantes de la PNA cuando circulaban en un Chevrolet Corsa por un camino vecinal de Candelaria. Los uniformados -que operaban de civil- balearon en las piernas al hombre cuando volvía a Posadas después de una cena en la casa de un familiar.
Uno de los cuatro disparos le atravesó las dos piernas a Andrich, quien pese a ello siguió manejando ante la presunción de un asalto. El balazo le dejó como secuela una renguera permanente, además de la pérdida de sensibilidad en una de las extremidades. En cuanto a los tres integrantes de la Prefectura, fueron detenidos, después liberados y al final exonerados de la fuerza. Dos fueron juzgados y condenados por el delito de lesiones graves y abuso de armas. Se descubrió que a sus superiores les dijeron que sólo dispararon al aire, en señal intimidatoria.

• El caso aap. En enero de 1997, cinco gendarmes atacaron a balazos un Fiat 147 en el que se dirigían cuatro jóvenes a un cumpleaños, sobre la ruta 101, en Comandante Andresito. En el auto viajaban Carlos Aap, Lidia Viñuela, Cristina Balbuena y Patricia Aap, quienes sin previo aviso, comenzaron a recibir disparos de unos gendarmes que estaban vestidos de civil. Un proyectil de arma larga mató en el acto a Balbuena e hirió a Patricia Aap, cuyo deceso se produjo días después. Los testimonios y peritajes determinaron que los trece impactos que recibió el auto partieron de las armas de estos efectivos que -argumentaron- confundieron a las víctimas con una pareja de criminales que estaba siendo buscada luego de cometer un doble crimen de un empresario y su hijo en un hotel de Eldorado.
Los cinco gendarmes fueron separados de la fuerza, pero solamente dos de ellos llegaron a juicio, en el que recibieron 14 y 10 años de prisión.