La Pasión en la cima

Sábado 19 de abril de 2014
El Cerro Monje volvió a ser uno de los epicentros espirituales de Misiones por el Viernes Santo, el día en que se recuerda la Pasión y Muerte de Jesucristo. Aunque esta vez contó con mucha menos presencia de feligreses. Las primeras informaciones indicaban que aproximadamente 2000 personas arribaron al cerro situado en San Javier, La Dulce. La Policía contabilizaba ayer menos de 10 mil devotos. Ediciones anteriores, su registro indicaba entre 15 y 18 mil personas.
Se estima que por el mal clima de la jornada y los días previos muchos de los devotos desistieron en trasladarse al cerro, para el que hay que atravesar kilómetros de vía terrada, hasta incluso el ascenso, adonde se encuentra la capilla con vista al río Uruguay.
No obstante, para esta edición se abrió un nuevo acceso y se remozó el ingreso. Hasta incluyó un estacionamiento para los visitantes.  Escasas lluvias en San Javier no complicaron el estado del camino. Insólito fue además que se cobrara el ingreso de los transportes, entre 5 y 15 pesos, dinero que aseguraban, en la entrada, sería destinado a la parroquia de San Javier.
La escasa concurrencia de ayer dejó a los comerciantes sorprendidos. Situaron sus mesitas en la base del cerro, debido a que la congregación católica de la localidad solicitó exclusividad en los alrededores a la capilla y el tinglado, frente al cual tuvo lugar el Vía Crucis viviente.
Tres hombres que vendían caburé al paso lamentaban que, siendo mediodía, habían vendido sólo 150 unidades de su producto, cuando en el 2013 la cifra alcanzó los 1.500. Criticaban además que el espacio no contara con sanitarios.
En lo alto del cerro, la cantina vendía pescado de río con pan a los devotos que en los Viernes Santo, como manda la costumbre religiosa, ya que no se debe comer carne roja.
La celebración de la palabra fue presidida por el obispo Damián Bittar, al mediodía, después del Vía Crucis viviente. Fue interpretado por un grupo de jóvenes de San Javier, con muy buena musicalización en vivo, integrada por una banda y cinco coristas.
La atmósfera, con vista al serpenteante río, significó un profundo recogimiento espiritual. Oscar Avellaneda se arrodilló ante la cruz de madera y así, avanzó hasta el interior de la capilla, a unos veinte metros. “Estoy pagando una promesa. Hace varios años que varias promesas me cumple”, contó Oscar. Hace trabajos manuales para la Municipalidad. Es notable por sus manos ajadas, con cicatrices de cortes. En su puño llevaba una cinta roja, en parte trenzada. La trajo de la capillita. “Es para mostrarle a mi señora que vine hasta acá, como siempre”, confesó.
Pasa una niña llevando una remera de Violeta, la ídola infantil. En su frente lleva atada una vincha que dice “Cerro Monje”.  Aquí, comprar un paquetito con rosario y estampitas puede costar unos 25 pesos. Hay puestos donde se ven obras casi pop. Son remeras de colores fuertes y con la estampa de Jesús. “Les invito a contemplar”, recomienda el obispo Bitar, después de elogiar el Vía Crucis.
La contemplación es tal cual el concepto de la tarde. Detrás de Bitar el paisaje otorga una vista tridimensional de la realidad, con distintos planos para apreciar, como si fuera una obra pictórica.
Colectivos desde Dos de Mayo, Campo Grande y otras localidades misioneras arribaron al templo religioso de San Javier. “Tenemos mucha fe, la que nos ayuda todos los años”, afirma Dominga Portillo, que vino en familia y para agradecer por la salud de Altino Ruiz Da Silva, que caminó con ellos hasta la base del cerro y aguardaban por un taxi para arribar a la cima.
No todos los feligreses son de Misiones. La familia Lasari es de Santa Rosa, Brasil. Hace más de medio siglo la costumbre dicta visitar el Cerro Monje.
Ramón Alberto Viera es portero en un edificio de Posadas. Dejó su bicicleta recostada en un árbol. Hace 14 años consecutivos, sea el clima que fuere, llega pedaleando al espacio religioso de San Javier.
Es para cumplir una promesa por su hijo, Sergio Ezequiel, que “tenía problemas en un ojo y principio de asma. Hice la promesa y el mejoró. Así que vendré hasta que no pueda andar más en bicicleta”, asegura Ramón Alberto. Su hijo ahora tiene 16 años y goza de buena salud, según confía.
Fabián y Daniel Beltrán también hicieron el recorrido en bicicleta, pero desde Oberá, a más de 60 kilómetros de distancia de San Javier. Hace 17 años pedalean en agradecimiento a todo lo que Dios hace por sus familias. Ambos tienen previsto hacer una travesía parecida a Luján en febrero próximo.

Sábado Santo
Durante la mañana y la tarde de hoy la cristiandad permanece junto al sepulcro de Jesús, meditando su pasión y su muerte. No hay ningún oficio ni culto público.
La celebración se realiza por la noche, por eso se llama Sábado de la Vigilia Pascual. Cerca de la medianoche los cristianos viven la alegría de la Resurrección de Cristo, la alegría pascual que se extenderá a lo largo de cincuenta días.