Una semana

Domingo 25 de enero de 2015
Pasaba aquel 'cercano/lejano' fin de semana sin más sobresaltos que a los que ya nos fuimos acostumbrando sin darnos cuenta, inocuo cambalache que era un cúmulo de noticias en el que cada una bastaría para copar un titular en las tapas de los diarios: Francisco trajinaba tormentas en Filipinas y el canciller Timerman viajaba a Nueva York; los empresarios argentinos se reunían en Punta del Este para hacer sus pronósticos y diagnósticos del 2015 y el mundo comentaba incrédulo los atentados de Charlie Hebdo, los de Bélgica, Nigeria, Argelia, Mauritania y Pakistán, con el mismo asombro que había experimentado al enterarse de la muerte de 43 estudiantes en México o ante las proclamas de los mazorqueros de Isis y sus rehenes a degüello; un correntino moría en Villa Gesell por haber mezclado éxtasis y alcohol y en todo el país se sucedían por turno lluvias y calores; River había empatado sin pena ni gloria con Estudiantes, y Messi había logrado en su tierra otro triplete ante el Coruña. Era, dentro de todo y visto a la distancia, un apacible domingo típico, hace nomás siete días, y víspera de las apostillas de la anunciada denuncia del fiscal Nisman en el Congreso donde se debatía con el mismo calor aturdidor de siempre entre oficialistas y opositores si la cuestión debiera ventilarse públicamente o en forma privada, y no faltaron bravuconadas y tapones de punta, anunciando el fragor de la contienda del lunes, que finalmente no fue. Nisman muerto. No se habló mucho antes de aquel cercano/lejano domingo sobre la antigua infiltración de un agente secreto en el corazón de la mutual de la colectividad judía cuyo testimonio es esencial (la conjugación es correcta; 'es'; porque aún es testigo reservado, está vivito y coleando, y bastaría que hable para conocer la conexión local en el atentado del 94…). Pasó de todo esta semana que termina, y haciendo una proyección de estos asombros crecientes, uno se pregunta: ¿con qué nos desayunaremos mañana, lunes, además de los comentarios, las cargadas y los afiches del Superclásico?

Aguará-í