Construye sus fotografías a través de los sonidos

Domingo 2 de noviembre de 2014
Sentido. | Las cátedras de Fotografía e Introducción a la Semiótica, son sus preferidas. | Foto: Gentileza César Lasso

Al momento de captar una imagen fotográfica no necesita utilizar el mejor lente óptico, ya que ve con los ojos del alma.
Lucía Soledad Velázquez, oriunda del departamento de Capital Miranda de Itapúa (Paraguay), tiene 25 años y desde que nació le diagnosticaron discapacidad visual.
Sin embargo, su condición no fue una dificultad para incursionar por el mundo de la fotografia, en el que construye sus imágenes a partir de los sonidos.

Con un sólo disparo de su cámara o teléfono celular registra un momento, situación o el retrato de algún amigo. En este arte, su mayor reto lo halló en el tercer año de la Licenciatura en Comunicación Social de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (Unam), precisamente en la cátedra de Fotografía.
Para hacer las capturas de imágenes solicita a la persona que hable y por medio de la voz logra reconocer las distancias. “El sonido me guía para saber exactamente dónde enfocar el lente. Es una materia muy interesante, y no es tan tenebrosa como pensaba que iba hacer. Me gustó y me gusta mucho”, resaltó.
Lucía contó que cuando decidió seguir estudiando en la universidad algunas personas le dijeron que sería imposible, mientras que otros la animaron a que se arriesgue por sus sueños.
El apoyo de su familia y su convicción hicieron que dejará su ciudad para instalarse en Argentina y comenzar un nuevo camino. Recordó que su primer año no fue nada  fácil, “me costó adaptarme a la universidad porque no tenía compañeros de estudios y saber que había más materias visuales me desanimaba un poco, pero nunca pensé en abandonar”, contó la joven.
La falta de compañeros fue momentánea porque en su concurrencia a las aulas fue haciéndose de amigos.
Todo comenzó gracias a la solidaridad y el compañerismo de su compañera Mariana Fernández, ex alumna del Colegio Provincial Nº1 Martín de Moussy, “ella se acercó a mi banco y me dijo si quería ser su compañera de estudio. Para mí fue como un ángel que cayó del cielo. Desde ahí, nunca más nos separamos, siempre hacemos los trabajos prácticos juntas”, resaltó valorando mucho la actitud de su compañera y amiga.
Su llegada a la universidad estuvo intercedida por los estudios que realizó durante dos años en un instituto para ciegos antes de integrarse a la escuela secundaria convencional. Esos estudios le permitieron insertarse a la vida universitaria de una forma más “llevadera”. También estudió cuatro años inglés, tras ser becada por la embajada de Estados Unidos.
Como hobby hace piano y en algunas ocasiones cantó en espacios públicos música de folclore paraguayo y melódico. Al llegar a Posadas para seguir la universidad, empezó natación, deporte que practicó durante un lapso de seis meses.
Después de mencionar las diversas actividades de su interés, Lucía asegura que la falta de visión nunca fue un límite.
 “Cuando me anoté en la facultad sabía que iban a haber obstáculos, pero lo importante es saber que si te caés te levantás, porque siempre van a estar, pero hay que esquivarlos y pasar las barreras. Todos tenemos límites, seamos ciegos o no, pero con la ayuda, la bendición de Dios y el apoyo de la familia es más fácil seguir adelante”, reflexionó.

Estudiando el sentido
En varias cátedras para tomar apuntes en las clases, la joven utilizaba el sistema braille y también computadoras con procesadores de textos en Word y PDF, que funcionan con el programa Jaws. “En primer año cuando tenía que estudiar con las fotocopias y no tenía computadora sacaba de donde sea un lector, porque podía escanear las fotocopias para la computadora”, expresó.
Algo que Lucía comparte con algunos de los estudiantes de Comunicación Social es que le gusta escribir, escuchar radio, leer noticias y estar informada.
“Después de terminar el secundario busqué una carrera muy lejos de los números”, resaltó rescatando que es positivo saber que los profesores de la facultad hayan presentado un proyecto para habilitar talleres de fotografías para no videntes. “Es lindo saber que una persona ciega puede trabajar con imágenes a pesar de su condición visual”, enfatizó.
En ese sentido, valoró que en el proceso de adaptación el acompañamiento de los profesores y la solidaridad de sus compañeros fueron ejes para mejorar su rendimiento académico. Aunque, también expresó que hacen falta mejoras para una adecuada adaptación a la facultad.