Apóstoles, la ciudad del ejemplo a seguir

Domingo 14 de septiembre de 2014

Los lunes, miércoles y viernes, los apostoleños deben sacar lo más temprano posible las bolsas con basura orgánica. Las cáscaras de frutas, la yerba usada, restos de carnes y grasas de animales, vegetales, huesos, cáscaras de huevo y restos de comida y hasta pelos, pueden ser parte de lo que se saca a la calle y se debe colocar en los cestos obligatorios para que desde las 6 de la mañana, se dé inicio a la cadena de tratamiento y disposición final de la basura que se genera a diario en la ciudad, reconocida como una de las más limpias de la provincia.
En Apóstoles, con 43.000 habitantes y 13.048 viviendas, se generan 10.000 kilogramos de basura por día y se estima que cada uno de los apostoleños produce entre 400 y 500 gramos de desechos diariamente.
Esa cantidad aproximada de residuos domiciliarios termina en la Planta de Tratamiento de Residuos, ubicada unos 4 kilómetros al Sur del casco urbano de la localidad, donde se completa el trabajo que realizan los vecinos en sus casas, el de separar la basura orgánica de la inorgánica, la que sacan a las veredas los martes, jueves y sábados.

En la planta de tratamiento, los operarios se dedican exclusivamente a separar los materiales recuperables para compactarlos y venderlos con el único objetivo de recuperar el costo del sistema, que empezó a operar de manera efectiva en el año 2008.
“No tengo una cifra exacta de lo que se gana con la venta de los materiales recuperables, pero por ahora se logra generar una ganancia suficiente para mantener la planta, pagar a los empleados, pero sin dudas que nuestro trabajo deberá seguir creciendo y mejorando”, aseguró Gustavo Carballo,  director de Medio Ambiente de la Municipalidad de Apóstoles.
Carballo fue uno de los funcionarios de la provincia que estuvo presente y como disertante en el Primer Congreso Internacional y el IV Congreso Nacional sobre Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos, que se realizó en el pasado mes de agosto en la ciudad de San Juan.
“Tuvimos la oportunidad de contar y mostrar cómo es nuestro trabajo, que fue reconocido en el año 2009 y 2011 con los premios de oro y plata”, apuntó orgulloso Carballo, especialmente por la tarea realizada por los vecinos, que rápidamente entendieron que debían cumplir para lograr los reconocimientos de la International Solid Weste Association, con los respectivos Escoba de Oro y Plata apenas unos años después de empezado el sistema de recuperación de los residuos domiciliarios.
Apóstoles cuenta desde entonces con el programa de gestión “Nosotros clasificamos”, que tiene como objetivos específicos la implementación de la Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (Girsu), la revalorización y reutilización de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU), la eliminación de basurales a cielo abierto, la implementación de programas de educación ambiental y la comunicación y participación ciudadana.
Junto a la ordenanza que da lugar a “Nosotros clasificamos” se pusieron en vigencia las normas de Aceras Limpias, de Colocación de Cestos y el Código de Saneamiento Ambiental, lo que promovió que cada vecino sí o sí cuente con un cesto en la vereda, y la prohibición de quema de residuos teniendo en cuenta la contaminación del aire y la peligrosidad de generar incendios.

En la planta
Una vez que los camiones recolectores de basura ingresan a la planta de tratamiento, se dividen rápidamente las tareas. Pero primero los camiones descargan los materiales para inmediatamente volcarlos en la tolva de ingreso. Así empieza el proceso de separación en las cintas transportadoras, donde trabajan aproximadamente diez personas, para la reclasificación de los materiales.
El tratamiento de los residuos orgánicos empieza con el compostaje final tras la reclasificación a mano por los operarios, y esos materiales húmedos (restos de cáscaras, carnes, verduras, yerba), son vertidos en el proceso para la producción de lombricompuesto en varias denominadas cunas, que están  instaladas en la propia tierra y bajo un ambiente controlado. Como primer paso fundamental, se concreta el trabajo de colocar lombrices en el compostaje, mezcla que durante semanas se mantiene a una humedad del 80 por ciento, logro conseguido gracias al constante riego del compuesto donde las lombrices empiezan a hacer su trabajo. “Los deshechos de las lombrices hacen el resto”, dijo a modo de explicación rápida el director de Medio Ambiente de Apóstoles.
Así, finalmente, tras la producción del compostaje y lombricompuesto, el siguiente paso se desarrolla en la planta de secado, zaranda y acopio, que da lugar al producto final, que es el fertilizante orgánico natural que se comercializa o se lo entrega gratuitamente a los vecinos como premio al cumplimiento de las normas municipales.

Con lo inorgánico, lo seco...
En el proceso de separación de la basura, tras dejar de lado lo orgánico y a metros de distancia de las cunas del proceso de lombricompuesto, otros operarios se dedican a reciclar los cartones, los papeles, los vidrios, los plásticos, los metales, las tapas de gaseosas, corchos y telas.
Según se explicó en la planta de tratamiento, hay variedad dentro de cada una de las categorías que se separan y se reciclan, como por ejemplo, los vidrios según los colores, los plásticos según su grosor, y hasta las botellas de lavandina tienen su diferenciación.
A pesar de que las ganancias no son por ahora importantes, se detalló que los vidrios recuperados se venden a una industria de Rosario, y el plástico obtenido tras la selección y clasificación es enviado a la localidad de Monte Caseros, en la provincia de Corrientes.
De manera no muy precisa, se detalló que por la venta de los vidrios (que cada vez hay menos) se obtienen unos 8 mil pesos al mes, y por la venta de los papeles, unos 10 mil en el mismo período.
Lo sobrante de los residuos orgánicos y los inorgánicos, es decir lo irrecuperable, termina  siendo depositado en la estación de transferencia para luego ser trasladado al relleno sanitario ubicado en la localidad de Fachinal.
En Apóstoles aún están estudiando qué hacer con las podas y cómo organizarse, tanto desde la acción de los vecinos hasta las obligaciones del municipio. Se estudia hacerlo en un período de cuatro meses, aunque todavía no saben bien cuáles y si sería durante la época invernal.