El Papa pronosticó que tendrá un reinado breve

Jueves 21 de abril de 2005
El papa Benedicto XVI pronosticó que tendrá un "reinado breve", en comentarios a los cardenales después de su elección, y su hermano, Georg Ratzinger, dijo ayer que temía las consecuencias del estrés para el pontífice de 78 años.
Joseph Ratzinger ha sufrido, entre otros males, un derrame cerebral en 1991, lo cual da lugar a interrogantes acerca de la duración de su pontificado y si el mundo verá nuevamente a un papa sucumbir a la edad y los achaques en un escenario público.
Benedicto XVI es el papa más anciano elegido en los últimos 275 años.

Preocupación
Prelados alemanes han expresado preocupación por la salud de Ratzinger. Un cura joven de Colonia, que pidió no ser identificado, dijo en Roma que Benedicto tiene problemas para dormir y una "constitución delicada". El hermano del Papa expresó algo similar en una entrevista televisiva.
El Vaticano se negó ayer a hacer declaraciones sobre la salud de Benedicto, señalando que era un asunto privado. Sólo confirmó que Juan Pablo II sufría el mal de Parkinson después de su muerte, a los 84 años.
Pero varios cardenales reconocieron que el reinado de Benedicto se medirá en años, no décadas, y que probablemente no será un papa trotamundos como lo fue Juan Pablo II al tomar el timón de la Iglesia a los 58 años.

Antecedentes
Si bien aparentemente no sufre problemas crónicos, el alemán fue internado por lo menos dos veces a principios de los 90. En septiembre de 1991, un derrame hemorrágico afectó temporariamente su visión, según el periodista John Allen en su libro Cardinal Ratzinger, publicado en 2000. No hay indicios de que el derrame haya dejado secuelas.
Un derrame hemorrágico puede ser causado por hipertensión, trauma o debilidad de los vasos sanguíneos, a diferencia de un derrame isquémico, causado por oclusión de vasos sanguíneos en el cerebro.
En agosto de 1992, durante unas vacaciones en los Alpes italianos, Ratzinger se golpeó la cabeza contra un radiador, sufrió un desmayo y una fuerte hemorragia, informó en ese momento la agencia Ansa.
Un año después, dijo a la revista Time: "Gracias a Dios, casi no quedan rastros".


Temas delicados
Entre las numerosas cuestiones que debe abordar el papa Benedicto XVI como jefe espiritual de más de mil millones de católicos, una de las principales, y tal vez más difíciles de resolver, tiene que ver con la sexualidad y la bioética.
El nuevo Papa deberá enfrentar las demandas, tanto del interior como del exterior de la Iglesia, de flexibilidad en el tema de la contracepción, la utilización de preservativos para luchar contra el sida y la investigación sobre las células madre.
La intransigencia del Vaticano en estos temas, afirmada durante los 26 años de Juan Pablo II, suscitó la ira de los científicos, los especialistas de la salud reproductiva y todos aquellos que combaten al sida en la práctica.
Sin embargo, numerosos católicos aprueban la prohibición del aborto por parte de la Iglesia, así como la investigación con células madre.


Los pormenores del Cónclave
Los cardenales electores comenzaron a destapar secretos del Cónclave. Ratzinger tuvo "más votos de los necesarios”, dijeron. La chimenea no tiraba (foto). La capilla Sixtina se llenó de humo. El nuevo Papa iba como "perdido” tras su elección. Y de cena, tomaron "sopa, entremeses, vino, ensalada y helado”, tal lo publicado ayer por El Mundo de España.
Sin romper el juramento de secreto que los purpurados formularon previo al Cónclave, el cardenal alemán y arzobispo de Colonia, Joachim Meinser, afirmó que Ratzinger obtuvo en la cuarta votación "más votos de los dos tercios necesarios", en la que no hubo, según sus palabras, campaña electoral ni propaganda.
"Para cenar había sopa de alubias, entremeses variados, ensalada y fruta", relató Meinser, quien justificó tan pobre menú en la falta de tiempo que tuvieron las monjas que se ocupan de la intendencia. "Las monjas que preparan la comida no tuvieron tiempo para planificar un menú especial", explicó el arzobispo para añadir luego que, pese a todo, se sirvieron dos "exquisiteces" para celebrar el día: helado y vino espumoso.
Según el cardenal holandés Adrianus Simonis, quien calificó el ritual de "romántico”, fueron necesarios dos intentos de crear "fumata” blanca, pues la chimenea no tiraba.
"Hubo un momento en el que toda la capilla se llenó de humo”, dijo Simonis, para quien la elección de Ratzinger sí fue una sorpresa, pues "la verdad, no lo esperaba”, declaró.
Mientras tanto, el cardenal belga Godfried Danneels aseguró que la elección de Benedicto XVI demostró que "aparentemente aún no era el momento para un Papa latinoamericano”.