Balas de celuloide

Jueves 5 de marzo de 2015

Evidentemente el cine norteamericano constituye la silenciosa avanzada sin armas de las invasiones yanquis. La película El francotirador (Clint Eastwood, 2014) allana el camino a millones de cinéfilos que finalmente digerirán fácilmente lo que hoy ocurre en tiempo y espacio reales.
Cuenta la historia de un soldado de élite, de buen pulso y puntería, que se cansó de cazar terroristas en Iraq.
El guión está basado en la vida del tejano Chris Kyle que, munido de un implacable Mc Millan Tac 50, adquirió fama de héroe entre sus camaradas y pueblo. En 1999, Kyle (de carne y hueso, 1974/2013) formó parte de la compañía Charlie del grupo 3 de los SEAL en el contexto de la Guerra de Iraq y participó de las encarnizadas escaramuzas callejeras en Ramadi, Anwar y Bagdad. Kyle, una leyenda viva entre los Marines por lograr 255 muertes de insurgentes enemigos, se convirtió en el francotirador más letal de los Estados Unidos.

Sus récords: en Ramadi acertó un blanco a dos mil metros de distancia; en Fallujah abatió en un solo día a 40 iraquíes; su cabeza tuvo precio (180.000 dólares), fue herido dos veces por disparos de francotiradores enemigos y sobrevivió a seis atentados con explosivos mientras se trasladaba en vehículos de la Marina. Se hizo acreedor a siete condecoraciones, permaneció diez años en los SEAL de la Marina, hasta 2009.
Fue entrevistado muchas veces y siempre defendió su labor con la premisa de que por cada baja enemiga salvaba varias vidas estadounidenses. No consideraba, en realidad, a sus víctimas como personas; alguna vez expresó: "La primera vez, ni siquiera estás seguro de que puedas hacerlo (matar). Pero yo no estaba allí mirando a esas personas como personas. No me preguntaba si tenían familia. Solo estaba tratando de mantener a mi gente a salvo.”
Escribió su autobiografía American Sniper que dio pie a la película que obtuvo seis nominaciones al Oscar, y que cobra inusitada vigencia en momentos actuales, en que los aliados lanzan su ofensiva en Iraq contra los temibles mazorqueros del Isis.

Aguará-í