Eligieron Volver a la naturaleza

Domingo 1 de junio de 2014

La tierra colorada se ha convertido en el lugar elegido para un cambio de vida más amigable en relación con la naturaleza. Inmersos en el monte misionero, cada vez son más los proyectos ecológicos en ambientes sustentables comunitarios que apuntan a la construcción de sus viviendas con recursos naturales como el barro y la tacuara. Jóvenes, parejas y familias que buscan el sustento alimenticio a través de la cosecha de sus propios cultivos orgánicos, sin el uso de plaguicidas, herbicidas o fertilizantes. La búsqueda está en el equilibrio o la sostenibilidad, que consiste en satisfacer las necesidades actuales sin sacrificar a las futuras generaciones.
Mama Roja en Campo Ramón y El Hormiguero en Ruiz de Montoya son los emprendimientos ecológicos más antiguos, y en los últimos años se gestaron otros como la Comunidad Ixlandia en El Soberbio y El Naranjo, también en Campo Ramón. El intercambio de saberes y el aprendizaje colectivo son los pilares que sostienen a cada uno de los proyectos en armonía con el entorno natural y social.
A partir de conocer estas experiencias, aparecen nuevas preguntas que se plantean en la cotidianidad: ¿cómo empezar a vivir de manera más saludable a partir de un consumo responsable de los recursos produciendo el menor impacto? Y desde un punto de vista filosófico, ¿qué es lo realmente importante para lograr la felicidad? ¿Cuáles son las trabas culturales que impiden que se genere una conciencia colectiva en relación al cuidado del ambiente? ¿Es posible una vida totalmente sustentable o sostenible?

Hay quienes afirman que la respuesta está en volver a lo simple y lo necesario. Así lo expresó Cecilia Fernández Díaz, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Misiones (Unam): "La conciencia ecológica implica que tengo la inquietud de estar informado y de llevar a la práctica esos conocimientos que voy adquiriendo. Quiere decir que me involucro cada vez más en evitar derrochar. Parte de cuestiones simples".

Bienvenidos a Mama Roja
A dos horas de la capital misionera, cerca de Campo Ramón y luego de un camino agreste, a tres kilómetros de la ruta existe un lugar mágico con nombre propio: Mama Roja. Allí viven Marcelo Buttice y Kimberly Gossett, una pareja que decidió dejar el caos urbano de una ciudad consumista y superficial para apostar a una vida más conectada a la naturaleza.
El verde de los árboles, el sonido del arroyo, la frescura del monte, el atardecer de un día que ya se termina, todo eso se conjuga en Mama Roja. Al recorrer los senderos aparecen las cabañas hechas de tierra colorada, de distintos colores, con decorados y ventanitas de botellas de vidrio. Por esas construcciones pasaron manos entusiastas y mentes creativas de diferentes partes del mundo, lo cual es la esencia del proyecto, que apunta a convertirse en un centro de formación colectiva que reciba pasantes de otras culturas y realidades.
Sentados sobre unos troncos, con una taza de té de jengibre y miel entre las manos, la pareja relató su historia y sus sueños a los cronista de El Territorio. En junio, Mama Roja cumplirá seis años en Misiones. Allí se realizan cursos de construcción con barro, huerta orgánica, vida sostenible y energías alternativas. También llegan personas de Buenos Aires para realizar retiros de yoga, y actualmente están compartiendo el lugar dos pasantes de Turquía y Canadá.

Marcelo y Kimberly
Marcelo es de Quilmes, provincia de Buenos Aires. Creció, trabajó en la ciudad, se relacionó con políticos y sindicalistas y se cansó del sistema. “Me quisieron corromper varias veces y me fui. Sé lo mafiosos que son todos”, dijo. Entonces, se tomó el retiro voluntario y decidió empezar una nueva vida en las playas de Brasil.
En el país carioca conoció a Kimberly, su compañera de Mama Roja, oriunda de Estados Unidos. “Empezamos a buscar de qué manera vivir mejor, no totalmente fuera del sistema, porque tenés que estar, no hay otra forma, pero ver cómo vivir de una manera más saludable, sin destruir y dejando algo, porque todo lo que hacemos afecta a siete generaciones”, explicó Marcelo.
En esa búsqueda, antes de llegar a la tierra colorada, la pareja recorrió varios países con la intención de aprender de esas otras formas. Fue en Tailandia donde conocieron a un hombre que les enseñó las primeras técnicas sobre construcción. “Él nos decía que la gente se hace la vida complicada, porque queremos cosas materiales y banales”, recordó.
El tema de la vivienda y el hábitat es una cuestión importante dentro de los objetivos de Mama Roja. “Todos podemos hacer una casa, no necesitás ser un gran constructor. Y lo podes hacer casi gratis, porque tenes la tierra abajo de tus pies”.
Y agregó: “El tema es vivir en una forma más sostenible, en la cual dejemos el menor impacto y a su vez, que la gente pobre, porque es muy simple hacerlo, pueda construir una casa de barro y vivir en mejores condiciones que en las que vive”.

Elegir Misiones
Luego de los viajes, la pareja inició la búsqueda de un lugar para vivir en Argentina. “En Misiones la tierra es económica, y la ventaja es que tiene mucha agua; lástima que muchos piensan solamente en ganar plata y no en el futuro. Se desesperan por plantar pinos y yo me pregunto, ¿qué te va a quedar en quince años?”, advirtió Marcelo.
Cuando llegaron a la tierra colorada quedaron maravillados con la riqueza natural y fueron aprendiendo de las comunidades que la habitan, “de la simplicidad de poder vivir con un animalito que crían, con la mandioca, con la yerba. La gente que vive en la chacra puede vivir con casi nada. Todavía quedan vecinos que hacen casi todo, plantan para comer, crían sus animales y no necesitan nada de afuera. Y para ellos es interesante que nosotros tengamos estas construcciones diferentes; llegan, las miran y vuelven a venir”.
Así como les inquieta la problemática de la deforestación de especies nativas, también manifestaron su preocupación ante el uso de herbicidas en los cultivos, la falta de cloacas y la necesidad de conocer el funcionamiento de los baños secos, “porque la letrina está contaminando las napas; Misiones tiene el agua muy superficial", observó Marcelo.

Vivir más simple
En un fluido español, Kimberly contó que se recibió de profesora en arte y literatura en Estados Unidos. Allí ella era exitosa, egresada con excelentes notas en la universidad y con muchas ofertas de trabajo. Sin embargo, esa no era la vida que la mujer de cabellos rubios quería vivir.
¿De qué manera lograr la transformación hacia una vida más saludable? fue la pregunta que disparó una reflexión de parte de Kimberly: “Es solamente cambiar la forma de consumir y usar cosas. Como por ejemplo en Estados Unidos, donde hay mucho paquete en cosas que generan mucha basura, y para hacer ese paquete o el envase hay mucha industria también. Es solamente prestar atención a la cadena de las cosas que pones en tu vida, usar tu libertad de elegir mejor, no prestar atención a las propagandas y elevar tu conciencia. Podés vivir adentro del sistema mismo pero con más conciencia”.
Armar una huertita de plantas, comprar en las ferias francas de los locales, generar el alimento con los recursos que nos rodean, son maneras de contribuir. “En Misiones tenemos tanta riqueza de comidas que están producidas acá, verduras, frutas, animales, de todo. Si la gente consume todo lo que está acá alrededor, ya hay menos uso de transporte, menos uso de petróleo. Cositas así suman, son los pequeños cambios, porque es en la vida cotidiana cuando se hace la revolución, el cambio está en el día a día", sostuvo Kimberly.
También Marcelo analizó el estilo de vida consumista: “Tengo un teléfono que funciona pero salió el nuevo y quiero el nuevo. Pero en realidad no querés el nuevo, te lo impuso la propaganda y el sistema, que si no tenés el nuevo sos un perdedor. Es la historia de todos los días que te comés en la calle; no necesitás todo eso. Entonces ahí estás haciendo consumo responsable, en la simplicidad estás haciendo consumo responsable, y cuando hacés eso, estás evitando un montón de contaminación en el mundo”.
La perspectiva de Kimberly es esperanzadora: “En la cultura en general, con la propaganda están estupidizando a la gente. Pero hay un movimiento, yo tengo mucha fe en la humanidad. Hay que tomar decisiones con más conciencia. Vivir más simple. Simplicidad, de lo que hablaron Gandhi, Martín Luther King y los más grandes”.
Ahora el gran desafío del proyecto es llegar a cosechar y consumir sus propios alimentos. “Ser totalmente sustentable es muy difícil. Eso implica adaptar tu dieta y tu mente a lo que podés producir”, aclaró Marcelo.
Las puertas de este espacio están abiertas para personas que quieran aprender a construir una vida en armonía con la naturaleza. En Campo Ramón existe el paraíso selvático y se llama Mama Roja.


Informe de domingo

  Pequeñas comunidades que buscan una vida más sostenible
  La bioconstrucción, el acceso a la vivienda con recursos naturales
  “Si no se cuida, no se puede heredar"