La trata de personas también puede estar en supermercados chinos

Domingo 27 de septiembre de 2015

En todas las ciudades Argentina hay supermercados chinos, y estos negocios ya se convirtieron en parte de la fachada de cualquier barrio del país, pero a partir de la sanción de la Ley 26.364 de prevención y sanción del delito de trata de personas hace siete años, son muchos los organismos oficiales  que comenzaron a mirar de otra manera a estos negocios, no solamente por las ofertas de sus góndolas, sino porque algunos de ellos pueden ser lugares donde se someta a esclavitud laboral a muchas personas de nacionalidad china.
La mayoría de los chinos que hoy viven en nuestro país provienen de la provincia de Fujian, donde las condiciones de vida de millones de estas personas son realmente difíciles. Por eso muchos de ellos deciden emigrar hacia otros lugares del mundo en busca de trabajo. Cuando el destino es Argentina, vienen primero a un país limítrofe, en este caso Brasil, y luego ingresan ilegalmente  al país por  la frontera nordeste.
Esto no significa que todos los ciudadanos chinos que viven hoy en Argentina hayan ingresado de esta forma, porque muchos lo hacen de manera legal. Pero sucede que aquellos que provienen de  las zonas rurales más pobres de Fujian no tienen medios económicos para solventar un viaje que prácticamente cruza el mundo de un extremo a otro, y por eso  se convierten en las principales víctimas de las mafias chinas como la denominada Cabeza de Serpiente.


Organización temible
Cabeza de serpiente es un pez originario de algunos ríos de China y África que se caracteriza por su voracidad, y también es el nombre con el que se conoce a una mafia que conecta China con Argentina  desde hace 20 años y que lucra trayendo personas desde ese país asiático hasta aquí, donde luego las someten a años de trabajo esclavo como manera de compensar los gastos del mencionado traslado.
 “Hemos recibido personas de nacionalidad china que han sido víctimas del delito de trata de personas, que representan un sector muy vulnerable porque caen en la trampa por la necesidad que tienen de salir de su país, y al llegar a Argentina tienen una primera barrera muy fuerte que es el idioma. No saben hablar ni una sola palabra de español y por eso a veces son sus mismos captores los que hablan por ellos, con la obvia falsedad de esa declaración” explico a El Territorio la coordinadora del Programa Nacional de Rescate  y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata,  Zaida Gatti.
Gatti tomo conocimiento de la información publicada el miércoles pasado por El Territorio sobre la condena de cinco años de prisión que un tribunal misionero impuso a un hombre de nacionalidad brasileña que fue detenido cuando intentaba salir de Misiones a bordo de un colectivo de larga distancia con tres adolescentes de origen chino que ingresaron ilegalmente al país desde Brasil, por algún paso clandestino.
“Leí la noticia y en este caso la persona fue juzgada por el delito de tráfico de personas  y no por el de trata de personas ,que es la Ley 26.364”, señaló la funcionaria nacional, y explicó que “el tráfico de personas es un delito contra el Estado que consiste en hacer ingresar personas de  manera ilegal al país; en cambio, el delito de la trata es aún más complejo porque además de ese ingreso ilegal supone la futura explotación sexual o laboral de la persona ingresada ilegalmente”.
En ese sentido, Gatti dijo que “es necesario que los jueces estén bien atentos a este tipo de casos, para poder tipificar correctamente el delito de la trata”, y agrego que “en el caso de las personas chinas es bastante complicado porque en general, cuando los abordan no hablan nada de castellano y no contamos con traductores del chino mandarín en todo el país para entenderlos. Por eso es lamentablemente el captor el que muchas veces habla por las propias víctimas”.
Según Gatti, esto no acontece cuando hacen el rescate de víctimas de origen paraguayo o brasilero, porque "es más fácil conseguir alguien que nos traduzca el portugués o el guaraní, pero en cambio cuando se trata de victimas chinas tenemos por un lado la barrera idiomática y también la cultural, porque en la mayoría de los casos las propias víctimas creen que esa esclavitud a la que están siendo sometidas es para pagar su traslado a este país”.
En ese sentido, la responsable del Programa Nacional de Rescate  y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata fue precisa al explicar que “en este país la trata es un delito, y por lo tanto más allá de la cuestión cultural de la víctima, la ley debe aplicarse con toda la firmeza que requieren los casos, para lograr que no haya ninguna persona en  situación de explotación laboral o sexual en nuestro país, ya sea argentino o extranjero”.
El Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de la Trata, que funciona bajo la órbita del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, ya asistió -desde el año 2008 en el que fue creado-  hasta la actualidad a 9.025 víctimas de este delito, que son protegidas en albergues especiales  con ayuda psicológica y médica  hasta el momento en que estén preparadas para testimoniar sobre su calvario ante la Justicia.