Andreas y Pasternak

Viernes 27 de marzo de 2015
Andreas Lubitz era un muchacho alemán de 28 años, nacido en Montbaur, que se desempeñaba como copiloto del avión de Germanwings que se estrelló hace tres días en los Alpes. Sugieren desde la fiscalía de Marsella que fue Andreas quien, en un estado de depresión, y estando solo en la cabina al mando de la nave, activó los botones para que el avión caiga. Se precipitó con 150 personas a bordo. La tragedia pasa a caratularse homicidio, antes que suicidio o atentado. Andreas no tenía muchas horas de vuelo aunque estaba capacitado para manejar esta nave y nadie de su entorno diría que él era un terrorista en potencia. En la película argentina de Damián Szifron (Relatos salvajes), ocurre un episodio muy parecido. Es el capítulo en el que actúa Grandinetti en el papel de Salgado, en un avión. Salgado (crítico de música clásica) es un pasajero que comienza a interactuar con los demás al mencionar un apellido que a todos comienza a sonarle familiar, y poco a poco todos en el vuelo descubren que están vinculados con lo que en principio pareciera ser una inocente coincidencia. Es que en algún momento de sus vidas conocieron a un tal Pasternak, e hicieron algo por lo cual este personaje se sintió íntimamente dañado. En medio de la conmoción, la azafata del vuelo informa que precisamente Pasternak es el comisario de abordo y que se encerró en la cabina. Los pilotos no responden. Se inicia una turbulencia y los pasajeros, en pánico, descubren el objetivo de Pasternak: estrellar el avión y vengarse de todas aquellas personas que hicieron desdichada su vida, incluyendo a su antiguo psiquiatra que intenta persuadirlo diciéndole que no es él el culpable de comportamiento desequilibrado, sino que lo son sus padres. El relato termina (se congela la imagen) cuando el avión está a punto de estrellarse en un jardín sobre una pareja de ancianos, que resultarían ser los padres de Pasternak, alter ego de Lubitz.

Aguará-í