“Mi fanatismo por el vóley me llevó a tocar el cielo con las manos”

Domingo 28 de septiembre de 2014

María Ríos tiene 33 años, es parte del Equipo Técnico de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, y en Leandro N. Alem la conocen como Marita, la fanática del vóley.
Sus comienzos en el vóley fueron en los años '80, cuando cursaba la escuela primaria. Desde que cursaba el 4º grado, en 1990, comenzó a jugar en el equipo de la escuela, donde se conformó un grupo que fue la base de un gran equipo.
Durante esa etapa jugó torneos intercolegiales, ya que era muy difícil jugar en un club, logrando cuatro campeonatos provinciales, uno regional, y un 5º y 10º puesto en torneos nacionales. En 1996, además, jugó la primera edición de los Juegos Misioneros, consiguiendo la medalla de oro.

Así fue aprendiendo a jugar y comenzó a sentir una verdadera pasión por este deporte.
“En mi familia todos jugaban al vóley, así que lo viví desde muy chica. El profesor de mis hermanos (Jorge Pernigotti) es amigo de la familia y pasaba mucho tiempo en casa de mis padres, así que fue él quien me enseñó los golpes básicos, y de a poco me fue gustando cada vez más el deporte. Luego en la secundaria comenzamos a entrenar con la profesora Carmen Durán, quien se había convertido en una segunda madre para quienes conformábamos aquel equipo".
"Además de pasar mucho tiempo en la escuela jugando, mirábamos siempre los partidos que se transmitían por la TV argentina y brasileña. Y así también es que sigo desde muy chica a los máximos jugadores de la historia, como Hugo Conte, Daniel Castellani, Raúl Quiroga, Jon Uriarte, Waldo Kantor y Marcos Milinkovick, entre tantos”, relató Marita
Esta fanática de la Capital de la Cerveza tuvo la oportunidad de jugar en los equipos de la Escuela Normal Superior Nº 1 de Alem, un tiempito corto en Regatas de Corrientes, en el Club Germano Argentino, con un equipo de Candelaria y en el CEF Nº 4, con los que jugó varios torneos, en Misiones, Mendoza, Buenos Aires, Chaco y Mar del Plata.
“Cada vez que hay juegos que son transmitidos por la TV, sé que papá y mamá los ven. En mi casa con mi hija no tuve suerte, ya que ella tiene pasión por el deporte, pero no justamente por el vóley, sino por la gimnasia rítmica; igual me acompaña a veces cuando tengo torneos y oficia de fotógrafa, o bien mirando los partidos por TV conmigo”, relató.
Su pasión por el  vóley la llevó a recorrer muchos lugares. “La primera vez que vi jugar a la selección fue en Posadas, cuando aún la dirigía Jon Uriarte hace muchos años; era un seleccionado alternativo y como que me quedaron las ganas de ver a un buen seleccionado. El año pasado, después de la Liga Mundial, supe que uno de mis ídolos, Rodrigo Quiroga, iba a jugar en la Ciudad de Maringá (Brasil), distante unos 710 kilómetros de Alem. En un primer momento, analizando con una amiga de aquel primer equipo en el que jugué en la escuela, no nos pareció muy lejos, entonces decidimos ir a verlo jugar a Brasil. Estudiamos las fechas y decidimos viajar en noviembre, cuando su equipo jugó contra el Sesi de San Pablo, donde juegan los astros de la selección de Brasil. Fue allí que conocí a los mejores jugadores del planeta, Murilo, Serginho, Lucao, Lucarelli, y la verdad que fue grandioso, una de las experiencias más lindas que tuve sin dudas, ya que vi vóley de altísimo nivel y estuve charlando como si fuesen mis amigos estos cracks a quienes hoy veo por televisión”.
“Luego de ese viaje a Brasil me habían invitado a jugar un torneo en la ciudad de Mar del Plata, el cual en un primer momento había rechazado, ya que como tenía sólo días de diferencia un viaje del otro (Brasil y Mar del Plata), era mucho dinero que debía disponer y rechacé el torneo, pero cuando me enteré que en ese mismo torneo se iban a reencontrar y jugar mis ídolos nacionales, no lo dudé un segundo y, juntando las monedas, viajé a Mar del Plata y jugué el torneo, pero lo más importante fue conocer al grandioso Hugo Conte y todo aquel equipo que consiguió la medalla de bronce en el Mundial del año '82: Conte, Kantor, Cuminetti, Uriarte, Quiroga, Ca, y al actual entrenador del seleccionado mayor masculino, Julio Velasco. Para mí y mi fanatismo, aquello fue como tocar el cielo con las manos”.
"Este año, en junio, tuve el placer de viajar a Buenos Aires, siempre con mi misma compañera de viajes, Jéssica, y conocí y vi jugar al actual seleccionado mayor en el torneo de Liga Mundial de vóley. Todas experiencias hermosas, de las cuales si puedo, con certeza las volvería a repetir".
La joven voleibolista de Alem aseguró que “veo todo esto como un fanatismo sano, divertido, y las personas que practican deportes son felices, y esto está científicamente comprobado, es por eso que aconsejo siempre, a niños, jóvenes y a los adultos también, quizás no competitivamente, pero que realicen actividades deportivas o recreativas, y que se apasionen por ello, porque además de hacer bien a la salud, produce felicidad”.


"Con Hugo Conte casi me infarté"
De uno de sus viajes recuerda una anécdota: “En mi viaje a Brasil, cuando fuimos a conocer a Rodrigo Quiroga, llevamos una bandera argentina que la colgamos en la baranda de contención de la cancha. Esa bandera recorrió las redes sociales, como algo que nunca habían visto, ya que allá no se hace ese tipo de hinchada; después que terminó el juego, un periodista de esa ciudad se acercó hasta nosotras y me realizó un reportaje, que fue publicado en un diario de Brasil, contando nuestro viaje loco hasta esa parte de Brasil, y luego en la página web del mismo Rodrigo Quiroga, lo que me provoca un placer indescriptible
cada vez que me veo en su web.
También recuerdo una anécdota con uno de mis máximos ídolos, Hugo Conte, a quien conocí en Mar del Plata el año pasado. Lo sigo en Twitter y en un momento había escrito que iba a jugar ese torneo y preguntaba a sus seguidores quiénes iban a asistir al campeonato. Una de las que le contestó fui yo, y le dije: 'Yo voy a ir a jugar y a verte jugar'.
El día que llegamos al estadio donde jugaba Hugo y compañía, estaban aún entrando en calor y firmando autógrafos a todos los presentes. Fui ahí que me acerqué y le di una camiseta para que me la autografíe, me miró fijo y le dije 'para Marita'. Ahí ocurrió algo que aún me llama la atención y me llena de alegría, ya que me dijo "Marita Ríos, ¿sos vos? Encantado de conocerte querida, leí tu nota en la página de Rodrigo. ¡Te felicito!" Y yo, la verdad, casi me infarté, Quizás para muchos son tonterías, pero para mí son momentos únicos e irrepetibles".