Llenar la alcancía, misión imposible en los hogares

Domingo 5 de mayo de 2013
Andrea (24) trabaja como secretaria administrativa y hace más de un año que está ahorrando para comprarse una casa junto a su novio. Con vistas hacia el futuro planea comprarse el inmueble, pero sin incurrir en las deudas bancarias, crediticias y demás.
“Decidimos no meternos en créditos. Sino ahorrar antes y después comprarnos la casa”, explicó Andrea.
El porcentaje del sueldo mensual que ambos destinan a la compra de su futuro hogar ronda el 30 por ciento.
Esta joven es la excepción a una regla que se repite con frecuencia en la actualidad: la falta de margen para ahorrar debido a la inflación que atraviesa el país. Sin embargo, Andrea considera que no es una tarea fácil,  pero que la determinación es el agregado principal a la hora de poner los billetes en la alcancía.
“Es relativo, depende mucho de la persona. Creo que si te ponés una meta y creás una disciplina, se puede. De todas maneras no es fácil porque estamos viviendo una sociedad muy consumista y todo el tiempo recibimos mensajes que nos incitan a querer comprar cosas”, apuntó.
Por otra parte, estimó que la forma conveniente de ahorrar unos pesos es ir juntando el dinero en efectivo. “La gente ahorra poco, eso creo yo. Se perdió eso. Muchos prefieren endeudarse. Pero terminás pagando mucho más todo, siempre con los intereses”, señaló, haciendo referencia a la tendencia de comprar ropa, electrodomésticos y vehículos, solo por nombrar algunos. A la vez que se los financia en cuotas.

Contrario
Hay quienes tienen el hábito del ahorro y logran triunfar en esta labor que requiere de un gran esfuerzo. No obstante, hay otros que simplemente no pueden hacerlo. No por una cuestión de actitud o de simple decisión, sino porque su situación económica no se los permite.
Este es el caso de Gabriela R. (65), que trabajó muchos años en el oficio de panadera. Años atrás, la mujer juntó peso por peso para comprarse una casa.
“Dejé de comprarme muchas cosas para poder guardar mi sueldo casi en su totalidad”, contó la señora. Agregó “pero ahora no se puede. Si el dinero se devalúa cada vez más. Qué peso se puede guardar”.
“Porque acá en Argentina no hay inflación, los precios están congelados, todo está bien”, dijo irónica María C. (75). Esta mujer, ya jubilada, en su época dorada ejerció un cargo en la administración pública y la docencia.
“Siempre pertenecí a la clase trabajadora y la economía está jodida. Este país se está yendo para atrás y no soy optimista. Si las cosas mejoran, yo ya no lo voy a poder ver”, se lamentó María.
Por su parte, Daniel G. (40) es un trabajador que considera que el trajín del ahorro no resulta una tarea tan sencilla dadas sus condiciones de trabajo. “No hay capacidad de ahorro. Lo que cobrás del sueldo es para saldar todas las deudas. Hace cinco o seis años tenía un plan para comprarme un auto”, apuntó el hombre.  En aquel entonces, Daniel resignaba el diez por ciento de su salario en esta reserva de dinero.
“Hoy están bastante bajas esas posibilidades”, dijo el hombre con un dejo de nostalgia.
Otra de las víctimas de la economía actual es Gabriela A. (54). Trabaja como empleada municipal y tal cual definió ella misma: “vive el día a día. La verdad es que mi poder adquisitivo no me permite ahorrar. Para las vacaciones, compro las  promociones. Y con el auto no se puede. Como se de gente que cambia cada tanto de auto”, señaló la mujer.
Ya sea por ser un hábito que se dejó de practicar o la realidad que supera toda las expectativas, y las ganas de juntar dinero para un fin específico, el ahorro se hace difícil en los hogares de la ciudad de Posadas.

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