Bailar el presente y abrazar a la historia

Sábado 22 de noviembre de 2014

La primera luna del 45° Festival Nacional de la Música del Litoral y 7° del Mercosur se vistió con el romance y la frescura peñera del folclore norteño con Los Nocheros en trío para la madrugada de ayer, con el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez a pleno de espectadores. Los Hermanos Núñez también se distinguieron por su efusivo diálogo entre canciones tradicionales con un estilo efusivo y experimental.
El jueves inaugural contó con el conmovedor regreso de Mecha Zúñiga al festival tras 47 años de su última presentación en este escenario. La historia siguió reluciéndose también en un audiovisual, al exhibir un breve documental sobre el acordeonista Rulo Grabovieski. 
El Festival del Litoral provoca que Posadas respire y llene sus pulmones con su identidad vecinal, donde se cruza el pasado con el presente a través del arte.

Desiderio Pérez (79) tiene la emoción a flor de piel y la voz entrecortada por el orgullo. “Vengo por mi hijo Marcelo, que toca con los Hermanos Núñez. Y mi otro hijo Abel Pérez que toca también, con el Cuarteto Tiempo”, contó. A su lado Mabel Viera, esposa de Desiderio, recomienda: “Tendrían que tener más músicos locales. Pero mejoró mucho el festival. Antes era mucho de afuera y poco espacio para locales, que se merecen un escenario tan convocante”. 
Jóvenes y adultos traen mate y termo para pasar horas con el folclore. Algunos eligen el sabor de espumosas bebidas. La sabiduría indica que hay que tener un almohadón y se ven varios colocándose sobre las sólidas gradas cuando todavía es temprano y el anfiteatro recibe a sus primeros visitantes.
El anfiteatro luce este año remozado con colores vivos, como el naranja. Una ilustración del rostro de Ramón Ayala se empina en un acrílico iluminado, luego de que este año bautizaran con su nombre a la platea alta.
Es otro símbolo pintoresco en este festival que nació en 1963 y que se renovó hace pocos años con tecnología de punta y una cartelera pluralista.
Hay caburé, mbeyú,  súper choripanes y hamburguesas y otros alimentos rápidos. Para digerirlos mejor se pueden adquirir hierbas medicinales que se venden en el Parque Paraguayo. Menta, salvia, ajenjo y una larga lista de yuyos que hacen bien, todo empaquetado con la descripción. La feria del festival expone artesanías en madera, telas y hasta billeteras ecológicas, todo para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero.
Trasponiendo la entrada, se regalan cartulinas con las que los espectadores podrán escribir a mano en carteles. Se escriben frases que indican que “Claudia y María” están presentes o que Los Nocheros son amados.

Jueves de espectáculo
El ballet Alma Nativa se encargó de situar coreografías sobre el Alcibíades Alarcón en la apertura, a eso de las 20. Tras ello, el grupo Ñanderetá arremetió con los primeros clásicos del Litoral que se escucharon durante la noche.
Estancia San Blas se interpretó por primera vez en la velada. Luego, el recitado que evoca a “Polaco Pérez, Don Adolfo y Ña Fermina” serían evocados reiteradamente por otros grupos en la noche.
La Orquesta del Servicio Penitenciario le puso color norteño a la noche, tal vez en sintonía con lo que sucedería después con Los Nocheros. Dos solistas del ensamble se apoderaron del escenario, bailando y cantando, sin disimular dotes de animadores metidos en rigurosos uniformes.
El Maestro Ricardo Ojeda, toda una eminencia y leyenda viva - además de fundador del festival - dirige la orquesta del Servicio Penitenciario. Fue muy aplaudido por la platea al ser presentado. También es uno de los homenajeados este año en el festival.
El Cuarteto Tiempo trajo el tango en homenaje a Pichuco Troilo. Taquito Militar dejó un aire porteño a la costa del Paraná y los bailarines del ballet Raza Campera hicieron más de 40 dibujos en el piso del escenario. La Cumparsita no faltó. Estilo cayengue y de salón combinados, todo un placer para los sentidos.
Miguel Carabajal estuvo acompañado por Adrián Ramirez y Luis Márquez para algunas zambas. La López Pereira entonada por todos, seguidos de Cuando llegue el alba y Zamba de mi esperanza. Momento emotivo significó cuando el santiagueño hizo el chamame Adiós Beatriz, con Tito Molina en el bandoneón. Se despidieron con Dejame que me vaya.
La apertura del Ballet Oficial fue un cuadro denominado Rescate de la memoria. Se trató de una alegoría a los inicios del festival y el templo del fútbol en Villa Sarita.
Con el mítico estadio de Guaraní Antonio Franco de fondo, los bailarines desplegaron situaciones en las que teatralizaron, por ejemplo, al “aguatero” Horacio Guarany, que hidrataba con el tinto a los jugadores, entre ellos el Chango Nieto.
Desde la tribuna eran alentados por las actrices, interpretando a Ramonita Galarza, Mercedes Sosa, María Elena y María Ofelia, íconos de la cultura y que estuvieron presentes durante distintas ediciones de este festival.
Andrés González y Enzo Lautaro hicieron un set con varias obras tradicionales. Lucerito Alba fue de esa partida. La canción inefable del paraguayo Eladio Martínez, a esta altura, pertenece al cancionero mundial y sería otra de las repetidas en la noche por otras agrupaciones.
La joven Pamela Ayala llegó al escenario con un Pan del agua entre manos. La Novia de Puerto Esperanza bautizó así a su último disco -que repartió entre el público- en honor a la canción original de Ramón Ayala.
Con esa fuerza del agua que baja hacia Posadas, la alta cantante regaló sensibilidad. El orgullo por ser misionera la desbordó. Reconoció sus raíces europeas y homenajeó a su abuela paraguaya con polcas de esa tierra vecina.
Por si algunos quedaban por conocerlos, anunciaron la llegada de Los Mitá, músicos jóvenes de Dos de Mayo y que se consagraron en este festival. Descontracturantes y divertidos, queridos y admirados, descollan con simpatía y virtuosismo. “¿Dónde están las fans?”, pregunta Bichy Vargas, el cantante. El público femenino en complicidad estalló. Invita a visitarlo al baterista. “Tiene la heladería vacía”, advierte. Hacen coreografías con poses glamorosas y hacen punteos rockeros. No paran de jugar. También se dedican al público infantil. “Que se cague de hambre Piñón Fijo”, aclama Bichy y emprenden su versión experimental y jocosa de Pájaro campana.
La misma obra pero con un estilo personal tocará después Pato García, el excelso guitarrista de La Bajada Vieja, acompañado de su hijo Patito, que luce talento como su padre. Con las cuerdas y el canto transita por diferentes ritmos de Latinoamérica. Es el mapa cromático de esta guitarra del barrio.
La Sole vuelve el domingo a la televisión y ahí estará el Grupo Santa María, que en la noche posadeña llegó en las alas de La Calandria. La emoción se apoderó de la piel cuando el Ichu Castillo fue nombrado y luego aplaudido por el anfiteatro.
El percusionista y vecino ilustre de Posadas saludó quebrado hasta las lágrimas por el reconocimiento.   El Ballet Oficial presentó otra estampa que combinó malambo, chamamé y carnaval norteño con textos del Martín Fierro, con vestuarios y coreografías siempre vistosos.
Si bien los más esperados eran Los Nocheros, fueron Los Núñez el gran batacazo como “La aplanadora” del Litoral. La tormenta sonora que se desencadenó con un vendaval de acordes. Algunas veces los presentadores intentan levantar el ánimo del público. Aunque cuando Los Núñez tocan se adelantan a todo. Un Chavo inspiradísimo se lleva por delante todo y al que apenas sus acompañantes pueden seguirle el vertiginoso ritmo. Juan pasea señorial por los botones de su bandoneón.
Malvita de Herminio Giménez parece emerger de una máquina centrifugadora y levanta los ánimos como cuando el compositor buscaba ese efecto en las tropas paraguayas que combatían en la guerra del Chaco. Un poco de paz y descanso para el público llega cuando el excelente cantante cruceño José Daniel canta con Los Núñez Mírame, de Tránsito Cocomarola.
El contrapunto dialogal entre los hermanos Juan  y Marcos supera lo creíble. No hay más que abandonarse y disfrutar. Incomprensible es lo que sucede cuando tocan. Es química en el escenario, magia.
Lucerito Alba, Trasnochados espineles y El río vuelve, una ofrenda a los patrones musicales del Litoral. Con Pájaro campana en las cuerdas de Marcos a una altísima velocidad vuelve a un respiro por momentos para recobrar energías retroalimentadas.
Mercedes Zúñiga y su hijo Hugo Peterssen dieron con otra nota emotiva. El músico obereño, que se presentaba por vez primera en el festival y luego de una chamarrita de su autoría rindió tributo a su madre, quien cantó por última vez en el anfiteatro en 1967.
La presentó a Mecha, quien con ternura de madre recordó clásicos como Merceditas, Jamás te podré olvidar, Soy de Misiones, Itapúa Poty.
El presentador Cary Macena aprovechó que todavía faltaba para que Los Nocheros llegaran y le dedicó a Mecha un recitado, como para dotar de más poesía a su regreso.
Cerca de las dos de la madrugada, los salteños fueron recibidos con aplausos por el anfiteatro. “Hola chicas, vamos a tocar canciones de amor. Vamos a tocar algunas viejitas y algunas nuevitas”, bromeó Mario Teruel, jugando con el doble sentido. Junto a Alvaro Teruel y Rubén Ehizaguirre son el trío hasta cuando vuelva a incorporarse Kike después de sus prolongadas vacaciones.
Realizaron un concierto de casi dos horas. Hicieron  los temas de su más reciente disco Nocheros trío e infaltables clásicos de sus 24 años de trayectoria.
Nuevas composiciones como El querendón, Aroma de febrero y Resplandor de zambas, se mezclaron con las coreadas y clásicas Cosa peligrosa, Me enamoré de una zamba/Jamás, La yapa y Vino nocheros.
Se pusieron románticos con las baladas Entre la tierra y el cielo, Roja boca y No saber de ti. 
Mientras que con Sólo pa’ bailarla, Te vas, te vas, El humahuaqueño y La cerrillana marcaron el final de una presentación que además tuvo el condimento de su canto en himnos folclóricos como Soy de Animana y Alfonsina y el mar.
Anoche, a pesar del pronóstico que indicaba lluvia, se largó la segunda vuelta del Festival Nacional de la Música del Litoral, con el Chango Spasiuk y Luis Salinas como artistas principales. Hoy seguirá la luna litoraleña con Tonolec, Landriscina y varios artistas locales.
La primera luna del 45° Festival Nacional de la Música del Litoral y 7° del Mercosur se vistió con el romance y la frescura peñera del folclore norteño con Los Nocheros en trío para la madrugada de ayer, con el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez a pleno de espectadores. Los Hermanos Núñez también se distinguieron por su efusivo diálogo entre canciones tradicionales con un estilo efusivo y experimental.
El jueves inaugural contó con el conmovedor regreso de Mecha Zúñiga al festival tras 47 años de su última presentación en este escenario. La historia siguió reluciéndose también en un audiovisual, al exhibir un breve documental sobre el acordeonista Rulo Grabovieski.
El Festival del Litoral provoca que Posadas respire y llene sus pulmones con su identidad vecinal, donde se cruza el pasado con el presente a través del arte.
Desiderio Pérez (79) tiene la emoción a flor de piel y la voz entrecortada por el orgullo. “Vengo por mi hijo Marcelo, que toca con los Hermanos Núñez. Y mi otro hijo Abel Pérez que toca también, con el Cuarteto Tiempo”, contó. A su lado Mabel Viera, esposa de Desiderio, recomienda: “Tendrían que tener más músicos locales. Pero mejoró mucho el festival. Antes era mucho de afuera y poco espacio para locales, que se merecen un escenario tan convocante”.
Jóvenes y adultos traen mate y termo para pasar horas con el folclore. Algunos eligen el sabor de espumosas bebidas. La sabiduría indica que hay que tener un almohadón y se ven varios colocándose sobre las sólidas gradas cuando todavía es temprano y el anfiteatro recibe a sus primeros visitantes.
El anfiteatro luce este año remozado con colores vivos, como el naranja. Una ilustración del rostro de Ramón Ayala se empina en un acrílico iluminado, luego de que este año bautizaran con su nombre a la platea alta.
Es otro símbolo pintoresco en este festival que nació en 1963 y que se renovó hace pocos años con tecnología de punta y una cartelera pluralista.
Hay caburé, mbeyú, súper choripanes y hamburguesas y otros alimentos rápidos. Para digerirlos mejor se pueden adquirir hierbas medicinales que se venden en el Parque Paraguayo. Menta, salvia, ajenjo y una larga lista de yuyos que hacen bien, todo empaquetado con la descripción. La feria del festival expone artesanías en madera, telas y hasta billeteras ecológicas, todo para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero.
Trasponiendo la entrada, se regalan cartulinas con las que los espectadores podrán escribir a mano en carteles. Se escriben frases que indican que “Claudia y María” están presentes o que Los Nocheros son amados.

Jueves de espectáculo
El ballet Alma Nativa se encargó de situar coreografías sobre el Alcibíades Alarcón en la apertura, a eso de las 20. Tras ello, el grupo Ñanderetá arremetió con los primeros clásicos del Litoral que se escucharon durante la noche.
Estancia San Blas se interpretó por primera vez en la velada. Luego, el recitado que evoca a “Polaco Pérez, Don Adolfo y Ña Fermina” serían evocados reiteradamente por otros grupos en la noche.
La Orquesta del Servicio Penitenciario le puso color norteño a la noche, tal vez en sintonía con lo que sucedería después con Los Nocheros. Dos solistas del ensamble se apoderaron del escenario, bailando y cantando, sin disimular dotes de animadores metidos en rigurosos uniformes.
El Maestro Ricardo Ojeda, toda una eminencia y leyenda viva - además de fundador del festival - dirige la orquesta del Servicio Penitenciario. Fue muy aplaudido por la platea al ser presentado. También es uno de los homenajeados este año en el festival.
El Cuarteto Tiempo trajo el tango en homenaje a Pichuco Troilo. Taquito Militar dejó un aire porteño a la costa del Paraná y los bailarines del ballet Raza Campera hicieron más de 40 dibujos en el piso del escenario. La Cumparsita no faltó. Estilo cayengue y de salón combinados, todo un placer para los sentidos.
Miguel Carabajal estuvo acompañado por Adrián Ramirez y Luis Márquez para algunas zambas. La López Pereira entonada por todos, seguidos de Cuando llegue el alba y Zamba de mi esperanza. Momento emotivo significó cuando el santiagueño hizo el chamame Adiós Beatriz, con Tito Molina en el bandoneón. Se despidieron con Dejame que me vaya.
La apertura del Ballet Oficial fue un cuadro denominado Rescate de la memoria. Se trató de una alegoría a los inicios del festival y el templo del fútbol en Villa Sarita.
Con el mítico estadio de Guaraní Antonio Franco de fondo, los bailarines desplegaron situaciones en las que teatralizaron, por ejemplo, al “aguatero” Horacio Guarany, que hidrataba con el tinto a los jugadores, entre ellos el Chango Nieto.
Desde la tribuna eran alentados por las actrices, interpretando a Ramonita Galarza, Mercedes Sosa, María Elena y María Ofelia, íconos de la cultura y que estuvieron presentes durante distintas ediciones de este festival.
Andrés González y Enzo Lautaro hicieron un set con varias obras tradicionales. Lucerito Alba fue de esa partida. La canción inefable del paraguayo Eladio Martínez, a esta altura, pertenece al cancionero mundial y sería otra de las repetidas en la noche por otras agrupaciones.
La joven Pamela Ayala llegó al escenario con un Pan del agua entre manos. La Novia de Puerto Esperanza bautizó así a su último disco -que repartió entre el público- en honor a la canción original de Ramón Ayala.
Con esa fuerza del agua que baja hacia Posadas, la alta cantante regaló sensibilidad. El orgullo por ser misionera la desbordó. Reconoció sus raíces europeas y homenajeó a su abuela paraguaya con polcas de esa tierra vecina.
Por si algunos quedaban por conocerlos, anunciaron la llegada de Los Mitá, músicos jóvenes de Dos de Mayo y que se consagraron en este festival. Descontracturantes y divertidos, queridos y admirados, descollan con simpatía y virtuosismo. “¿Dónde están las fans?”, pregunta Bichy Vargas, el cantante. El público femenino en complicidad estalló. Invita a visitarlo al baterista. “Tiene la heladería vacía”, advierte. Hacen coreografías con poses glamorosas y hacen punteos rockeros. No paran de jugar. También se dedican al público infantil. “Que se cague de hambre Piñón Fijo”, aclama Bichy y emprenden su versión experimental y jocosa de Pájaro campana.
La misma obra pero con un estilo personal tocará después Pato García, el excelso guitarrista de La Bajada Vieja, acompañado de su hijo Patito, que luce talento como su padre. Con las cuerdas y el canto transita por diferentes ritmos de Latinoamérica. Es el mapa cromático de esta guitarra del barrio.
La Sole vuelve el domingo a la televisión y ahí estará el Grupo Santa María, que en la noche posadeña llegó en las alas de La Calandria. La emoción se apoderó de la piel cuando el Ichu Castillo fue nombrado y luego aplaudido por el anfiteatro.
El percusionista y vecino ilustre de Posadas saludó quebrado hasta las lágrimas por el reconocimiento. El Ballet Oficial presentó otra estampa que combinó malambo, chamamé y carnaval norteño con textos del Martín Fierro, con vestuarios y coreografías siempre vistosos.
Si bien los más esperados eran Los Nocheros, fueron Los Núñez el gran batacazo como “La aplanadora” del Litoral. La tormenta sonora que se desencadenó con un vendaval de acordes. Algunas veces los presentadores intentan levantar el ánimo del público. Aunque cuando Los Núñez tocan se adelantan a todo. Un Chavo inspiradísimo se lleva por delante todo y al que apenas sus acompañantes pueden seguirle el vertiginoso ritmo. Juan pasea señorial por los botones de su bandoneón.
Malvita de Herminio Giménez parece emerger de una máquina centrifugadora y levanta los ánimos como cuando el compositor buscaba ese efecto en las tropas paraguayas que combatían en la guerra del Chaco. Un poco de paz y descanso para el público llega cuando el excelente cantante cruceño José Daniel canta con Los Núñez Mírame, de Tránsito Cocomarola.
El contrapunto dialogal entre los hermanos Juan y Marcos supera lo creíble. No hay más que abandonarse y disfrutar. Incomprensible es lo que sucede cuando tocan. Es química en el escenario, magia.
Lucerito Alba, Trasnochados espineles y El río vuelve, una ofrenda a los patrones musicales del Litoral. Con Pájaro campana en las cuerdas de Marcos a una altísima velocidad vuelve a un respiro por momentos para recobrar energías retroalimentadas.
Mercedes Zúñiga y su hijo Hugo Peterssen dieron con otra nota emotiva. El músico obereño, que se presentaba por vez primera en el festival y luego de una chamarrita de su autoría rindió tributo a su madre, quien cantó por última vez en el anfiteatro en 1967.
La presentó a Mecha, quien con ternura de madre recordó clásicos como Merceditas, Jamás te podré olvidar, Soy de Misiones, Itapúa Poty.
El presentador Cary Macena aprovechó que todavía faltaba para que Los Nocheros llegaran y le dedicó a Mecha un recitado, como para dotar de más poesía a su regreso.
Cerca de las dos de la madrugada, los salteños fueron recibidos con aplausos por el anfiteatro. “Hola chicas, vamos a tocar canciones de amor. Vamos a tocar algunas viejitas y algunas nuevitas”, bromeó Mario Teruel, jugando con el doble sentido. Junto a Alvaro Teruel y Rubén Ehizaguirre son el trío hasta cuando vuelva a incorporarse Kike después de sus prolongadas vacaciones.
Realizaron un concierto de casi dos horas. Hicieron los temas de su más reciente disco Nocheros trío e infaltables clásicos de sus 24 años de trayectoria.
Nuevas composiciones como El querendón, Aroma de febrero y Resplandor de zambas, se mezclaron con las coreadas y clásicas Cosa peligrosa, Me enamoré de una zamba/Jamás, La yapa y Vino nocheros.
Se pusieron románticos con las baladas Entre la tierra y el cielo, Roja boca y No saber de ti.
Mientras que con Sólo pa’ bailarla, Te vas, te vas, El humahuaqueño y La cerrillana marcaron el final de una presentación que además tuvo el condimento de su canto en himnos folclóricos como Soy de Animana y Alfonsina y el mar.
Anoche, a pesar del pronóstico que indicaba lluvia, se largó la segunda vuelta del Festival Nacional de la Música del Litoral, con el Chango Spasiuk y Luis Salinas como artistas principales. Hoy seguirá la luna litoraleña con Tonolec, Landriscina y varios artistas locales.


Apostillas
• Encandilados. Las luces que se encendían para iluminar al público eran tan fuertes que en los dos sectores extremos de las gradas no se podían sostener la mirada al escenario.
• Gauchos. Algunos espectadores aceptaron la propuesta de la organización.Se vistieron de gauchos y paisanas para ingresar gratis al anfiteatro.
• Cotillón. La entidad bancaria que auspicia el Festival del Litoral regaló globos azules que dejaron una postal de cotillón al panorama.
• Asentaderas. Los almohadones, de todos los colores, bordados, largos y pequeños sirvieron a quienes precavidos pensaron en acomodarse bien para las largas horas de festival.
• Elegancia. Pamela Ayala lució gran producción en make up, peinado e indumentaria. Sin dudas fue la mejor vestida para presentarse en la primera noche de festival.
• Tecnología. El escenario tiene 15,50 metros de largo, 10 de alto y 9 de fondo. Pantallas led distribuidas detrás e incluso en forma de “ese” ofrecen gran profundidad a las imágenes en alta definición. El sonido fue casi impecable para todos los artistas.


Programa para hoy
• José Magallanes con Tabacal y Yerbal  (Ganador de Prefestival Sede Misiones)
• Selva María
• Los Tres del Río
• Paola Cardozo
• Gustavo Miqueri
• Ricardo Ojeda
• Ka’aguy Kumbiyare... Murmullos rituales del monte (Ballet Oficial)
• Los Hermanos Brítez y Juan Carlos Jenssen
• Tonolec + Karoso Zuetta y Nerina Bader
• Gregorio de la Vega
• Luis Landriscina
• Gabriela Roldán (Santa Fe)
• Americanta (Paraguay)
• Se va la Segunda
• Los Menchos del Chamamé