“La literatura no va a desaparecer”

Sábado 13 de junio de 2015
Un 13 de junio de 1874 nacía en Córdoba el escritor y periodista Leopoldo Lugones. En homenaje a este notable hombre de las letras se conmemora hoy el Día del Escritor. Por ello, El Territorio dialogó con tres escritores misioneros que cuentan sus impresiones acerca de cómo es hacer literatura en la tierra roja, cuáles son los desafíos y qué pasará con el avance de lo digital.
“Cada vez se editan muchos más libros de autores locales. La razón está en que los cambios tecnológicos han favorecido la impresión y ya no es necesario, como hasta hace algunos años, editar enormes cantidades que justificaran y abarataran el precio por unidad del impreso, sino que las tiradas pueden ser limitadas y cubrirse sin tanta dificultad los costos”, destacó Rodolfo Nicolás Capaccio. En el mismo sentido, Sebastián Borkoski (34), autor de Trampa furtiva o El puñal escondido, entre otros, hizo notar: “Hoy realizar publicaciones es más sencillo que años atrás, porque se pueden hacer tiradas más cortas. Lo que también es evidente es la posibilidad que otorga internet para publicar de manera gratuita y compartir”. Y agregó: “Lo importante es que la literatura no va a desaparecer. La necesidad de contar cuentos, la necesidad de novelas, eso va a quedar porque es algo que necesita la gente y para eso los escritores colaboramos, para mantener la literatura viva".

Los más buscados
El boca a boca sigue siendo el principal motor que lleva a la gente a buscar autores locales. Consultados por este medio, desde BookStar señalaron que Zapato Martínez contra los Añamembuyses, de Alberto Szretter; Paíto, de Rosita Escalada Salvo; El vuelo del pitogüé, de Aníbal Velázquez; Rotación de vientos de Manuel Freaza o autores como Olga Zamboni y Jorge Luis Lavalle están entre los más solicitados, con precios que arrancan en los 40 pesos hasta cerca de los 300.
“Lo importante de la literatura misionera es que el público está empezando a confiar en lo local y eso es un círculo virtuoso, porque hace que más escritores se animen a escribir. Y los hace responsabilizarse de lo que escriben, tomarlo con más seriedad”, señaló Borkoski, quien actualmente está trabajando en una obra y tiene intenciones de publicarla antes de fin de año.
Por otra parte, Capaccio, autor de Pobres, ausentes y recienvenidos o Sumido en verde temblor y docente jubilado de la Unam, puntualizó: “Lo que podríamos llamar instalación de un nombre en la literatura depende primero del valor de la obra, que es lo que le dará perdurabilidad o no, y de los esfuerzos editoriales que se hagan para conseguirlo. Eso implica difusión en los medios. De allí que las grandes editoriales lo hagan y que apuesten a tiradas masivas. Ni aún así el éxito está asegurado, pero el camino a seguir es ese”, y continuó: “En la producción local, con tiradas mínimas, casi insignificantes, y sin una estructura de publicidad y distribución detrás, los autores tienen muy pocas chances. El autor no puede –y creo que tampoco debe- ser el difusor personal de la obra. Ese es trabajo propio de las editoriales y que implica una inversión. Esta es la razón de la escasa difusión de las publicaciones, generalmente en el interior”, finalizó Rolo Capaccio.


Para agendar Festejo
Hoy, desde las 15, se recordará el Día del Escritor en San Ignacio, en la plazoleta frente a las Reducciones Jesuíticas.
También habrán presentaciones de libros, entrega de diplomas y un brindis como cierre.


Mitoire llegó a los manuales Santillana Hugo Mitoire.
Oberá (corresponsalía). “Santillana sacó un cuento mío en su manual de lengua, donde tiene muchas actividades y muchos autores, cada uno con un cuento, este año salió en el manual de quinto grado”, contó a El Territorio el escritor Hugo Mitoire, oriundo de la provincia de Chaco, pero radicado en Misiones hace varios años. Adelantó que el año que viene saldrá otro cuento de su autoría que estará en el manual de cuarto grado con una línea educativa y pedagógica para los chicos.
El cuento publicado este año se trata de una reversión del tradicional El huevo de la yegua de Pedro Urdemales. “Nos dieron el cuento para que reescribamos a nuestra manera, y sobre esa temática eligieron mi versión”, dijo y destacó:“Es algo muy lindo, porque esos manuales llegan a todas las escuelas del país y por lo menos ya tienen una muestra tuya, los alumnos saben de quién es”, manifestó con una cuota de gratificación y emoción por su trabajo.
Su obra
Mitoire tiene, además, Cuentos de terror para Franco, que lo llevó a ser conocido como escritor y a visitar diferentes ferias del libro. Es una variedad de escritos con diferentes géneros.
“Hay de todo, fui ampliando los géneros de cuentos. Pasé a relatos, novelas, ensayos y están los de terror, además de los cuentos autobiográficos. De los 18 libros que escribí, tengo uno solo para adultos que es La casería, un policial negro”, finalizó.