No se puede todo

Lunes 6 de julio de 2015
Pesadez de cadenas, penales, cábalas, rezos y maldiciones. Agotamos el catálogo, y no se dio. Pregunté: ¿Qué le pareció, Jefe, el partido? Esta fue su respuesta: “Y buá, se gana y se pierde ¿o no? Pero ¿qué más quiere? No se puede todo. Maradona, Messi, El secreto de sus ojos, la reina de Holanda, el campeón mundial de ajedrez... Encima pretendemos ganar todo al fútbol: un mundial en Brasil, una copa en Chile, un amistoso en la luna. No se puede todo”.
Pero, la verdad - le digo - yo hubiera sido capaz, como quien le vende el alma al diablo, de cambiar algunas de esas figuritas importantes por la de esta copa. ¡Qué tensión, casi me infarto!
“Fíjate, agrega el viejo hincha, si no me equivoco ninguno de estos muchachos hace rato que no pasa por ese acantilado de pesadillas que se desatan en una final cuando promedia el segundo tiempo y vamos cero a cero. ¿Vos sabés lo que es eso? Messi y Mascherano ganan siempre con el Barsa (relajados, y esa relajación es fuerza anímica) un par de fechas antes de que termine el campeonato, y si es una final, la tienen cocinada con un 2-0 en el primer tiempo. Así cualquiera. Ni Di María, Higuaín, Agüero, Romero, todos: Lavezzi, Zabaleta, Demichelis, Biglia, Otamendi… ¡Vos sabés el temple que tenés que tener! Desde este televisor del bar te parece simple… pero hay que ser de hierro para jugar esos últimos 45 minutos entre sudores fríos y calambres, lágrima, dolor, duda y recuerdos, palabras empeñadas al sobrino, a la novia, a la memoria del muerto. Y encima, del sartén al fuego; empate y los 30 minutos corren a la velocidad de la luz, con apenas un par de ataques de cada bando, cambio de lado; un sube y baja de esperanza cuando vamos y una tragedia cuando vienen de contragolpe, silbato y ya se forma la ronda. Van al muere los arqueros. Conformate por lo menos hasta que traigan un psicólogo, o un payesero, que impida el quiebre bajo la presión del abismo cercano. Ya llega Francisco, y es argentino. No se puede todo..."