Al borde del cierre 3 hogares por el cese de fondos europeos

Lunes 1 de agosto de 2011
“Con todo el dolor del alma debo decir que si no obtenemos los recursos pronto, lamentablemente nuestros hogares corren el riesgo de cerrar sus puertas y dejar a la deriva a los hermanos más desprotegidos”, alertó el padre Guillermo Hayes, director de la Fundación Cheshire Argentina, entidad que tiene a su cargo tres hogares para discapacitados y ancianos en esta ciudad y la vecina Guaraní.
Por estos días el padre Guillermo se encuentra en Irlanda, su país natal, a donde viajó para gestionar la ayuda económica que requiere para el sostenimiento de los tres hogares que albergan a un total de 60 personas, la mayoría de ellas derivadas por la Justicia por problemas de abuso y marginalidad extrema.
Ya en Europa, el sacerdote se encontró con un panorama más desolador del esperado debido a la fuerte crisis que desde hace un par de años sacude al viejo continente, con países al borde de la bancarrota y que suspendieron gran parte de la ayuda humanitaria que enviaban al exterior.
“Irlanda está pasando por una grave crisis económica, se cierran empresas, la gente se queda sin trabajo y los bancos restringen el envío de dinero al exterior.
Por eso ahora necesitamos más apoyo del Estado y la gente de Misiones”, subrayó el padre Guillermo.
El diálogo telefónico desde Irlanda, justificó el reclamo destacando “hacemos el trabajo del Estado porque los jueces nos mandan a las personas que están en nuestros hogares. También la comunidad debe colaborar porque estamos cuidando a los hermanos más desprotegidas de la sociedad”.
En ese sentido, comentó que las personas que residen en los hogares tienen tres o cuatro discapacidades simultáneas y arrastran desnutrición desde la niñez.

Números en rojo
A partir de la restricción que pesa sobre los bancos de Irlanda para impedir la fuga de capitales y las limitaciones de transferencia por el riesgo de quiebra del país, también se  limitaron los fondos de caridad que se giraban al exterior, incluso por la propia necesidad interna.
Por ello los hogares de la Fundación Cheshire Argentina vienen sufriendo una importante quita de aportes desde el exterior, lo que complica su sostenimiento.
“Los benefactores irlandeses ya hicieron mucho. Construyeron toda la infraestructura que tenemos y nos ayudaron durante casi 20 años. Más allá de la crisis, pienso que no es justo depender siempre del mismo benefactor”, remarcó el padre Guillermo.
Para graficar la situación de los hogares, vale citar que este mes requieren 147 mil pesos para el pago de sueldos y aportes de los 28 empleados que se desempeñan en los hogares.
Desde enero del 2009 la fundación recibe un subsidio de 50 mil pesos mensuales por parte del Estado provincial. Así, hace dos años, con ese monto más 120 mil pesos que llegaban de Irlanda sumaban un ingreso de 170 mil pesos y cubrían todos los gastos.
“Pero a junio del 2011, a partir de la creciente inflación, el aumento de los sueldos y los aportes, necesitamos 240 mil pesos para cubrir los mismos gastos que hace dos años”, explicó el administrador, José Jakubow.
Paralelamente al incremento del costo de vida en el país, desde Irlanda llegan menos fondos, alrededor de unos 80 mil pesos mensuales, lo que sumados a los 50 mil de la provincia hace un total de 130, es decir poco más de la mitad de lo que requiere el sostenimiento de los hogares. Por ello el alerta del posible cierre.

Necesaria caridad
Entre las alternativas que se barajan para el mantenimiento de los hogares sería el aporte comunitario mediante el pago de servicios, por ejemplo de la Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá (Celo).
Actualmente los socios de la Celo que desean colaborar lo hacen con uno o dos pesos mensuales. De todas formas, de los 25 mil socios apenas un diez por ciento colabora y se recauda un promedio de 2.700 pesos por mes, es decir poco más de 0,10 centavos por socio, tendiendo en cuenta el global.
“Pero qué pasaría si cada socio colabora con 5 pesos por mes, serían 150.000 pesos; más 50 mil del Estado, estaríamos cubriendo los costos”, graficó Jakubow, pero lamentó:
“Dentro de nuestra cultura no hacemos caridad, no lo tenemos incorporado culturalmente. El verdadero concepto de caridad es dar lo que el otro necesita, pero acá damos lo que nos sobra”.
Los gastos de los hogares contemplan el mantenimiento, la compra de alimentos, pañales, medicamentos y asistencia médica, ya que los pacientes no tienen ningún tipo de cobertura.
El hogar cuenta con la atención permanente de un médico y un fisioterapeuta, y ciertos casos requieren contención psiquiatrita y psicológica.
Desde hace dos décadas los hogares de la Fundación Cheshire cumplen una función social imprescindible, ya que atiende a gente con diferentes grados de discapacidad y ancianos en situación de abandono.


El ejemplo de Mario Junior
La obra de la Fundación Cheshire se puede sintetizar en la historia de Mario Junior, un pequeño que nació con una grave patología y fue abandonado por su madre en el Hospital Samic de Oberá.
Padecía hidranencefalia y los médicos no le daban más de tres meses de vida. Pero en el Hogar Santa Teresa recibió tanto amor que vivió casi tres años, superando largamente los pronósticos previos.
Quiso el destino que Mario Junior falleciera un 8 de mayo, justo el día de la Virgen de Luján, que es el nombre que lleva el hogar de ancianos.
“Junior fue abandonado por su madre, una joven de 16 años, padecía de hidranencefalia, y ha sido un caso atípico para la ciencia y para nosotros, porque a pesar de la proyección de vida de tres meses, vivió 2 años y medio, incluso con un diámetro de cabeza mucho mayor, casi tres veces la de su cuerpo”, recordó el administrador José Jakubow.


Los hogares
El Hogar Santa Teresa fue fundado el 7 de abril de 1992 por el padre Guillermo Hayes para atender a personas con capacidades diferentes mentales y motrices, que por distintas razones fueron abandonados por sus familias.
La atención es muy personalizada. La Madre Teresa de Calcuta decía que “la peor enfermedad del mundo es ser abandonado” y hay medicina para curar todo tipo de enfermedades, pero para curar la enfermedad del abandono hacen falta personas que acompañen al enfermo y compartan con él sus vidas.
En tanto, los residentes del Hogar Virgen de Luján de Guaraní son ancianos que carenciados y que fueron abandonados por sus familias.
Pero ahora se encuentran bajo un techo seguro, con comida todos los días, asistentes que los atienden con cariño y viendo sus necesidades.
El Hogar Espíritu Santo fue fundado el 12 de junio pasado para atender a personas con capacidades diferentes intelectuales, ya que requieren otro tipo de atención que los discapacitados motrices.


Los números
50.000
es lo que recibe como subsidio provincial la fundación desde el Gobierno provincial.
120.000
es lo que recibía la fundación hasta junio de este año desde Europa y por casi 20 años atrás.
240.000
es lo que necesita cubrir la fundación al próximo mes para cubrir los  mismos gastos que hace dos años.