Hohenau, otra parada de refugiados nazis

Sábado 6 de septiembre de 2014
Krug. | La casa de esta familia alemana fue un refugio para Mengele.
Lo llamaban doctor Fritz o simplemente señor Fritz (aunque hay quienes lo recuerdan como Fischer), y se referían a él  como “el extraño señor alemán que vive en la casa de los Krug, en Hohenau”, comienza un artículo publicado por el diario Última Hora de Paraguay.
En esa época, a principios de los '60, ni siquiera los pocos alemanes que lo conocían se atrevían a decir su verdadero nombre. Medio siglo después, el miedo a nombrarlo permanece vivo en las calles de Hohenau, la colonia fundada por inmigrantes alemanes en 1900, 35 kilómetros al nordeste de Encarnación.
En las vecinas colonias Obligado y Bella Vista nadie quiere hablar  tampoco de Mengele... O casi nadie.
Reinaldo Becker Dietze, descendiente de alemanes, escritor e investigador, en marzo de 1985 (plena época de la dictadura stronista) se atrevió a escribir un reportaje titulado “Mengele en Hohenau hacia los años 60” para el diario Hoy, donde trabajaba como corresponsal.
En el matutino no lo tomaron muy en serio, a pesar de que había logrado entrevistar a Alfonz Dierckx, ciudadano belga ya fallecido, ex oficial de la SS (las famosas Schutzstaffel, divisiones militares de la Alemania nazi), quien se mudó a Hohenau después de la Segunda Guerra Mundial y aquí conoció personalmente a Josep Mengele.
Dierckx fue prisionero de los soviéticos, ejerció como fotógrafo en Hohenau y se hizo muy amigo de Reinaldo. Cuando en 1985 la cazadora de nazis Beate Klarsfeld vino al Paraguay, acusando que Stroessner protegía y mantenía oculto a Mengele en las colonias menonitas del Chaco, Dierckx le dijo a Reinaldo: “Eso es mentira, yo sé que Mengele ya murió ahogado en Brasil”. El corresponsal le propuso que lo cuente en una entrevista. El belga aceptó, pero dijo que le entregaría las respuestas por escrito. Así lo hizo, en idioma alemán, de puño y letra, en tres hojas de cuaderno, que hoy Becker guarda como un tesoro.
“Conocí a Mengele por intermedio del señor Alban Krug, con quien me unió una gran amistad, y en cuya casa de campo, ubicada en Hohenau 4, Caguarené, vivió Mengele un tiempo”, relata el ex oficial SS, en el manuscrito que entregó a Becker.
“Solamente dos veces pude hablar con él durante su paso por estas colonias alemanas. Recuerdo sí que durante uno de nuestros diálogos, el doctor Mengele me dijo que se fue de la Argentina porque se sentía perseguido, y que en cualquier momento podían secuestrarlo, lo que me dio a entender que lo perseguían por sus responsabilidades en la guerra”, dice en otro párrafo. En su testimonio, Dierckx afirma que entonces no sabía nada sobre los crímenes de Mengele. “Incluso tuve ocasión de tomarle unas fotografías, las que quemé luego, junto con los negativos, al enterarme años después, por medio de la prensa internacional, de las atrocidades y crímenes que él había cometido”.
En el documento, Dierckx le hace a Becker la revelación que en ese momento era una primicia: “Después de los dos diálogos que mantuve con él (por Mengele), no supe más nada, únicamente lo que confidencialmente me contó el señor Alban Krug: que Mengele fue a una colonia alemana del Brasil, donde al parecer habría fallecido ahogado. Yo fui confidente del señor Krug y descarto que me haya contado algo que no fuera verdad”, sostuvo.
Con aquel dato, Becker quiso titular su reportaje con la primicia mundial: “Mengele murió ahogado en Brasil”, pero su editor le dijo que era muy fantasioso. El dato fue consignado al final. Meses después, el propio Gobierno brasileño comunicaba que Mengele había muerto ahogado en una playa de Brasil.
Desde entonces, Reinaldo Becker Dietze también se llamó a silencio sobre Mengele, tras dejar la corresponsalía de Hoy. “Aquí, lo relacionado a Mengele y al tiempo que vivió en casa de los Krug se volvió un secreto a voces. Muchos lo saben, pero nadie quiere hablar públicamente del tema”, admite.
El diario Última Hora se comunicó (según consignan los colegas que autorizaron publicar su trabajo periodístico) con Eugen Krug, uno de los hijos del ya fallecido Alban Krug, quien cedió su casa al célebre Ángel de la Muerte para que viviera oculto allí, durante entre dos y cuatro años, se estima, a principios de los '60.
Eugen Krug vive actualmente en Naranjito, al norte del departamento de Itapúa, donde es un conocido dirigente político. “En esa época éramos muy niños y somos totalmente inocentes de lo que pueda haber ocurrido allí”, señaló, “Ya me ofrecieron millones para que dé entrevistas, pero no lo hice, ni lo voy a hacer nunca, porque en mi familia hemos decidido no hablar nunca de ese tema”.
“Esa casa ya ni siquiera nos pertenece, ya la hemos vendido hace varios años”, agrega. Al insistir en una confirmación sobre si realmente Mengele vivió ahí, Krug declara con una breve risa:“Dejémoslo así, que quede en incógnita”.